Peña imperdible

Aguirre – Murúa – Iñaki – Bernal. Palabración de la Tierra

18-09-2015 / Agenda, Reseñas
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Este sábado 19 de septiembre desde las 22.30 horas en el Comedor Universitario, cuatro artistas cordobeses muy queridos estrenan un proyecto emocionante. Será una fiesta. Compartimos datos, impresiones y un texto de José Luis Aguirre de lectura obligatoria.


Aguirre – Murúa – Iñaki – Bernal. Palabración de la Tierra

Por | redaccion351@gmail.com

Días y días pensando qué decir sobre esto. Nadie manda. Nadie apura. Nadie paga. Todo emociona y se agradece.

Saber de una amistad compartida en tantísimos escenarios como hilito de esperanza para soltar un «Qué lindo sería…»

Ver que todo fue tomando forma y encontrarse de repente con una foto de Rocío Yacobone y un título: «Palabración de la Tierra». Leer un lugar, un día, una hora: «Comedor Universitario, sábado 19 de septiembre, 22.30 horas.»

Recorrer entrevistas en diarios, radios, canales de televisión. Escuchar esas cuatro voces juntas, después de haberlas disfrutado, por separado, durante años.

Hablar con Juan Iñaki, con José Luis Aguirre, con Mery Murúa, con Paola Bernal, para sentirles el ánimo, antes de un gran momento: el estreno de un proyecto que ya tiene sus propias canciones.

Respuesta inicial a la misma pregunta en una charla telefónica sin grabador:

Juan: «Estamos en un estado de emoción total. No sabés lo que hemos recibido en estos días. La gente se ha apropiado de la movida. Se ha viralizado el asunto de un  modo que nunca me hubiese imaginado.»

Mery: «Qué querés que te diga… Venimos llorando de hace rato…»

Paola: «Es muy intenso todo lo que está pasando.»

José Luis: «Es muy lindo chango…»

Cada ratito conversado hilvana momentos que dieron luz a la reunión. Un congreso en Villa María, en abril del año pasado; el Festival del Jinete Insomne, en noviembre; el Encuentro de San Antonio en diciembre; una juntada en Los Aromos; largas charlas para reafirmar el sentido al canto compartido, ensayos para una presentación en Cosquín… Y el día en que José Luis llegó con «Los pájaros de Matallía», canción fundacional de un abrazo que siguió germinando en patios, cocinas, peñas como «El Sol del Sur», estudios de grabación y escenarios de todos los tamaños.

Los Pájaros de Matallía

 

Hay un texto de Aguirre que tal vez explique, de manera insuperable, la raíz de lo que hoy se llama «Palabración de la Tierra». Lo escribió en otro momento, cuando fue invitado al «V Encuentro Regional con los intérpretes y creadores de la Nueva Música Folklórica Argentina».

Es un honor compartir estos pensamientos, gracias a la generosidad de su autor.

La nueva canción de raíz folclórica

Introducción

Cuando me invitaron a opinar sobre la actualidad de nuestra canción folklórica en la Universidad de Villa María, lo primero que hice fue escribir la consigna en un papelito que llevaba para todos lados. Naturalmente me vi sorprendido y un poco preocupado por la  importancia que suele darse a este tipo de eventos. Cada tanto, sacaba el papelito y lo releía buscando  alguna señal, algún salvavidas; “La Nueva Canción de Raíz Folklórica en el escenario regional y nacional” ¿De qué hablar?…

Al principio pensé en hablar de lo regional, ya que provengo de una región folclórica, por así decirlo, no legitimada en los libros, donde convergen tres provincias y se da  una especie  de microclima donde se habla, se canta, se baila y se ríe de una manera única. Después pensé que ha de haber un montón de esas pequeñas regiones folclóricas como Traslasierra y me pareció demasiado grande la tarea.

Fue entonces cuando comenzaron  a  resaltar dos palabras del título. “Nueva” y “Folklórica”.  Sentía que esas palabras de alguna forma me llevaban a conceptos aprendidos y arraigados con fuerza en mi cabeza, como venidos desde antes pero que realmente no me pertenecían.  Queriendo  indagar en estos preconceptos  es que voy a comenzar a hablar sobre lo que se me convocó a hablar.

Continuidad en vez de lo Nuevo.

Es fácil confundir  lo nuevo con lo novedoso, con lo último, lo que se consume y se descarta, lo de moda, inmediato, pasajero, superfluo.  ¿Cuántas frases como esta se escuchan por todas partes? «El nuevo hombre»; «la nueva era»; «el nuevo libro»; «El nuevo folklore»; «folklore joven».

Todos sabemos que no es este el motivo que aquí nos reúne. Sin embargo, quisiera hablar de lo nuevo. Lo nuevo no aparece así como así de la nada, sino que viene desde algún lado. Por eso me gusta la palabra “Raíz”. Es más, me resulta fundamental en la consigna.  La “Raíz”  como algo vivo, agarrado a la tierra y que da la posibilidad al nuevo brote de ser. Por eso en vez de lo nuevo, propongo, la continuidad. La continuidad nos obliga a escarbar, a retomar esa raíz latente, a no empezar directamente de los tipos que escarbaron y que hoy están proponiendo, la continuidad lo pone a uno de frente con lo que se viene diciendo. Pero… ¿por qué escarbar? ¿Solamente por la belleza y profundidad artística que alcanzaron los creadores de antes? ¿Para retratar la manera de ejecutar un instrumento o la forma poética de nombrar los hechos, la gente, el paisaje que les tocó vivir? Yo creo que no sólo por eso. Yo diría más bien porque esos creadores son la esencia, el nervio mismo de un ser que ya viene siendo, que va mutando, moviéndose y que es. Un algo al que ahora nos toca decir con belleza y originalidad propias, porque de él venimos y somos parte. Llamémosle tierra, pueblo, barrio, idiosincrasia, lengua, tiempo, historia, folklore. Lo que sea…

El Nosotros en vez de Folklore.

«La raíz ya está,  la raíz sostiene al árbol y el árbol se expande en una infinidad de ramas a modo y gusto”.

La palabra «Folklore» sin dudas nos ubica en un estante. Como en los supermercados, dispuestos por sectores para organizar la mente del consumidor. «Folklore», automáticamente, nos remite al campo, al gaucho y la bombacha, al poncho, al norte con sus cerros, etc. «Folklore, Pop, Latino, Cuarteto, Cumbia, Cumbia Villera» parecieran ser productos de un gran supermercado. De alguna forma lo heterogéneo, lo misceláneo  provoca el caos.

Según el diccionario la palabra «Folklore» vendría a ser: «Tradiciones, costumbres, expresiones propias de un país, una región, un pueblo». Personalmente, la sensación que me da esta definición, es la de un tipo parado en un cerro tomando notas de lo que hace la gente de un lugar. De esa manera uno queda excluido del acontecimiento, para ser apenas un mero espectador.

De todos modos, si tomamos esta definición como válida, hay un sinfín de hechos folklóricos que vienen desde una misma raíz, digámosle, histórica, que luego se ramifican para dar frondosidad y color a la copa del «Árbol pueblo». Es innegable que dentro de un pueblo hay diferentes estatus sociales, diferentes barrios, camisetas, hinchadas, el bajo y el alto, las tribus, los viejos, los jóvenes, jipis, lugareños, chetos, negros, el grupito que se junta en esta esquina y el que se junta en aquella y así una cantidad de submundos hasta llegar al individuo mismo con su particular manera de mirar la vida. Cada quien se expresa con lo que tiene a mano, con lo que el ambiente le propone, ya sea un bombo o una batería, pero siempre el hecho es folklórico porque parte desde adentro de esa diversidad de matices que es un pueblo. Por lo tanto sería inútil pretender ubicar al folklore en un estante.

Sin embargo esto tampoco termina de convencerme. ¿Y si en vez de folklore decimos «La gente», «el Pueblo»; «lo popular»?. Tampoco me cierra la cosa, porque siempre queda uno afuera, como tomando notas desde un cerro. Andaba yo rumiando estos pensamientos cuando el amigo Pato Yacante, cantor y profesor de danzas argentinas, me dijo, así como a la pasada: «¿Y el Nosotros?». Me pareció que esa definición se acercaba bastante a lo que tenía en la punta de la lengua. «El Nosotros…» «El Nosotros» nos incluye, nos hace responsables, nos mete directamente en la cosa. Nos hace partícipes sin definir tal o cual rubro, modo, ritmo o estante. «El Nosotros» nos permite ser parte del todo a la vez que nos salva de ser un mero producto de supermercado.

La canción de ayer, la canción de hoy.

Si tuviera que comparar la canción de ayer con la de hoy, diría que el Cuchi estaría muy contento de ver cómo, en el último tiempo, se han tomado las influencias de todos los géneros y se las ha revuelto, sin pudor, en el portentoso guiso de la cultura nacional. Muy por el contrario de lo que algunos piensan, esta mescolanza, más que echar a perder la esencia de la música argentina, la ha enriquecido. Hoy por hoy, la canción goza de un alto conocimiento musical, acaso por el fácil acceso a lo que se está haciendo en el mundo y gracias al trabajo intenso de los intérpretes, y según yo, se acerca bastante a las épocas de gloria de nuestra música latinoamericana. Sobrados ejemplos hay de esto.

Respecto de cómo se aborda la poesía cancionera hoy en día, confieso que a veces siento que la palabra se usa como una percha de todos estos avances musicales y que se le da demasiada importancia al virtuosismo instrumental, vocal y arreglístico, a la cosa técnica que rodea a las canciones y la palabra misma queda relegada a un fondo difuso, como sin peso.

El amigo Gonzalo Vivian, reconocido artista plástico, profundo conocedor de la cultura humana y hombre andado en años y mundo, siempre se queja de la limitada manera que tenemos de hablar. «La juventud se expresa como si mandara mensajes de texto», dice, «con dos o tres muletillas». Reflexionando sobre esto, digo que no es que a la canción actual le falte profundidad poética, si no que el arte que hacemos es reflejo del pueblo que somos. Según mi opinión personal, y no soy de los que dicen que lo de antes era mejor, las grandes canciones que se hicieron  tenían un equilibrio justo entre la musicalidad y la poesía. Me parece que ahí hay un punto a tener en cuenta para seguir creciendo y enalteciendo nuestra cultura.

Debemos reconocernos como una generación que viene del vaciamiento premeditado de la cultura, de nefastas dictaduras, del chato exitismo de los noventa. Teniendo en cuenta esto y sabiendo de sus consecuencias reales en el hoy que somos, me pregunto. ¿Por qué hacer canciones? ¿Para qué? Hacer canciones… Pprque si no, uno se muere. El arte es como respirar, inevitable e indispensable. Entonces, ¿para qué? Tal vez para salvar la cultura de un país y oponer las palabras al imparable devenir de la estupidez. Para cantarle al amor o para denunciar la injusticia escrachando al poderoso y tendiendo una mano al costado más vulnerable de la sociedad. Podría ser. Tal vez para sentarse al fogón de los que entienden el arte y no compran ningún buzón y tocar canciones entre nosotros en pequeños teatros donde se escuche bien. Capaz… Yo creo que más que por todo eso, uno hace canciones para salvarse uno mismo; o en todo caso, para darle belleza al mundo que uno quiere para sí. Para interpretarlo con hermosura y ponerle belleza al árbol, al río que se defiende, para imprimirle belleza al dolor de la miseria, a la injusticia y cambiarle el sentido.  Iluminar con canciones a un personaje de pueblo, al amor, a los hijos… En fin, crear con canciones el mundo, el tiempo que queremos vivir. La canción, el arte todo, empuja, nos da esperanza de que la realidad que vivimos se concrete o en todo caso se transforme y me parece que ahí es cuando la canción se reparte y pasa a ser de todos y toma formas y vuelos y sentidos por cada quien que la escucha. Me gusta creer en un sendero que vaya flexible, cambiando, agarrando y aprendiendo de todas partes. Me gusta la idea  de respetarse los momentos creativos, embarrase en la lucha social o retirase sólo  a escuchar los sonidos del monte, pero siempre siendo fiel a lo que uno siente en ese momento, ahora. Como era antes, como es hoy la canción nos salva, salva el mundo y a lo que viene.

Después de masticar y plasmar estas ideas, que no son mías, sino que son la reflexión de un montón de amigos y, especialmente de Susi, que las fue charlando, opinando, confrontando, moldeando y educando en mi persona,  es que llego a esta conclusión que propone otra posible consigna.

En vez de: “La nueva canción de raíz folklórica”, digo: “La continuidad de nuestra canción de raíz”

¡Gracias José Luis!

 

Este sábado, la continuidad de nuestra canción de raíz sabrá fluir en decenas de músicos locales abrazados a Pao, Mery, Juan y José Luis, bajo un modo de compartir versos y melodías que ofrece emociones -como ellos mismos plantean- «desde lo tímbrico antes que desde lo armónico», aunque todo lo que ya se ha publicado se disfrute por donde se lo escuche.

A diferencia de tantas peñas donde la gente más o menos cuando quiere, este encuentro pide puntualidad. Habrá una ceremonia de apertura con Martín Rena, donde artistas y espectadores podrán tomar dimensión del momento. «Vamos a respirar todos juntos», cuenta Juan. «Será como una invocación de energías para lo que vamos a vivir», dice Paola.

El espectáculo propuesto incluye fotografías de Federico del Prado, pinturas de Noelia Gaillardou, y la conducción irremplazable del Negro Valvidia.

Cada uno de los cuatro artistas presentará su repertorio en un orden que, a propósito, no ha sido preguntado, para que mande la sorpresa. La lista de músicos que subirán al escenario es una gran alegría.

Mery Murúa será acompañada por Jota Figueroa; Gonzalo Bissón y Daniel Soria. Invitados: su hijo Juan y la agrupación de danza Casuarina.

José Luis Aguirre saldrá a la cancha con Federico Seimandi; Mauro Ciavattini; Bacha Fiad; Sebastián Ramírez; Mariano Vélez y Susana Freisz.

Paola Bernal subirá al escenacio con Felix Scotto; Jota Figueroa; Joel Costa; Irene Tesouro; Bel Ghioldi; Chiqui La Rosa; Romi Hellman; Rufo Cruz y Mariana Alasino.

Juan Iñaki compartirá su repertorio junto a Cecilia Fandiño; José Gómez; Fernando Méndez y Andrés Bertoglio. Como invitados, Analía Vega; Iván García; el Ballet Esencia de mi Pueblo; los Duendes del Parque y Brisas del Norte.

Cuando canten juntos, los acompañarán Clara Presta; Mauro Ciavattini y Fernando Méndez.

El repertorio incluirá, entre otras obras, «A los negros de este lugar» de Iñaki; «María Sabina» de Bernal; «Tu mama calma» de Murúa; «Ocaso cuartetero» de Aguirre; «Amor ausente» de Pacheco y Bechara; «La sal de Mandinga» (un tema de Tamboor que tiene más de 30 años y esta versión es todo un símbolo de ese «Nosotros» del que habla Aguirre); la chaya que nombra al proyecto, y dos obras fundacionales, la ya citada «Los pájaros de Matallía» y «La vuelta larga» (una chacarera «toda cantada», al estilo de «Campo afuera» o «Del Norte cordobés»). Dos canciones-manifiesto de José Luis que terminaron armando entre los cuatro.

La vuelta larga

 

Después de esta noche imperdible, «Palabración de la Tierra» tiene otra gran fecha en Buenos Aires. Será el 1 de octubre en la «Ballena azul», sala mayor del Centro Cultural Néstor Kirchner, en el marco del ciclo «Música de Provincias», evento que Paola recuerda con mucha emoción, por haberle permitido compartir escenario, hace algunos años, con Mercedes Sosa.

Por lo pronto, una invitación al gran bautismo de este proyecto que promete ir más allá de una simple juntada, que ya tiene pensado un disco y que, desde sus propios sentires, nos regala formas bellísimas de celebrar la música de Córdoba. Otra vez gracias José Luis Aguirre.

«Nos ha juntado un tiempo en común. Nos ha hermanado este oficio de andar y nos convoca la canción, como un fuego. Venimos de la magia que se vive en los encuentros, en las peñas universitarias, en los patios de pueblo, en las ruedas de guitarreada. Bajamos de la sierra, llegamos de los valles. La ciudad misma nos has visto nacer, crecer. Nos abrazamos, reímos y echamos a volar el mismo sueño, el de cantar y agradecer cantando. El de vivir y esperanzar cantando. Por esos retratamos el tiempo que nos toca desde el centro, el geográfico y el del alma. Porque es aquí donde convergen todos los cauces, los ríos de la cultura provinciana y sus acentos, los ríos de la memoria y sus batallas. Por eso el ahora nos brota de las gargantas, como un pájaro destino que se plasma en la luz genuina de un nuevo canto. Somos estos cuatro, tratando de retratar un presente, celebrando a nuestros compositores, dándole espacio a la nueva canción que está brotando en nosotros.»

 

Agendá:

Palabración de la Tierra. Paola Bernal – José Luis Aguirre – Mery Murúa – Juan Iñaki. 

Sábado 19 de septiembre – 22.3o horas. 

Comedor Universitario. 

Entrada: $50.