» Mauro Ciavattini presenta «Cañaveral» redaccion 351

Por Pablo Arietti | redaccion351@gmail.com

Foto: Sergio Manes.

Mauro Ciavattini es de los músicos que ves compartiendo escenario en incontables proyectos, como integrante o como invitado. Uno de los tantos ejemplos fue hace dos días, en la presentación de «Onírico», el segundo disco de Tangrama.

Desde el Trío MJC como referencia ineludible, su lugar en la música de Córdoba y el país ha ganado el mejor de los reconocimientos, ese que llega desde las obras en las que ha intervenido, para embellecerlas, y desde su actividad como docente en distintos espacios de formación popular y académica. Un verdadero maestro, de esos que felizmente trascienden las etiquetas para ir hacia las emociones desde lo que cada tradición sabe guardar y ofrecer, de vez en vez, a quienes dignifican las búsquedas.

De los caminos compartidos que el vientista ha sabido emprender nació «Cañaveral», un trabajo estupendo que reúne versiones de clásicos y composiciones propias, junto al ensambe que completan Lautaro Reinoso, María Luciana Contreras, Juan «Pela» Corbera, Safidy Ventura, Rocío Barrera, Silvio «Guli» Duje, Mateo Martino, Oscar Sánchez y Pablo Julián Luna.

Hay muchísimo que agradecer en diez piezas musicales imperdibles. Por la propuesta única en la música reciente de Córdoba; porque los arreglos bellísimos que dejan disfrutar la sonoridad de cada uno de los aerófonos, por la alegría de una versión de El Humahuaqueño plena de matices; por el contrapunto en El Pintao, que antes de correr las sillas para bailar desafía a identificar las tonalidades en cada nueva escucha; por el erke en el comienzo de Chucha, la fuga y el reencuentro en tantos paisajes resumidos, con sus danzas, y esa calma en el final; por el vuelo interminable de Augurio; por el diálogo con el bandoneón de Santiago Arias en la Selección de Cuecas Bolivianas; por los graves de la Suite de Cañas «Chanita» 1º Mov. «Gulisitos», y la melodías que llegan a la cima de la emoción; por la Suite de Cañas una y otra vez; otra vez por la Suite de Cañas, por la magia de todo eso que dura mucho más de 3 minutos 12 segundos, porque se queda adentro…

Mauro Ciavattini – Suite de Cañas “Chanita“ 1º Mov. “Gulisitos“

Por los otros graves Del Aire y los arreglos de Lautaro Reinoso en Comadre Dora, con sus percusiones de viento; por la hondura del huayno América Inca, que deja escuchar a los músicos tomando aliento para un tributo infinito a la naturaleza; por la sorpresa de Agüita de Putiña, en el final, con los músicos reunidos en un canto que comienza lento y sube apenas en cada estrofa…

Agüita Agüita de Putiñay
cómo quieres que te olvide viday
sabiendo que me has querido
Palomitay

Tu madre y tu padre no quieren ya
que yo te siga queriendo
Palomitay
Ay mi palomita linda flor
que yo te siga queriendo…

Y por el saludo de las cañas apenas sopladas en el final… De nuevo, hay muchísimo que agradecer en un trabajo que el mismo Mauro sabe contar.

Mauro Ciavattini – «Cañaveral» – Documental

«Me di cuenta de que este proyecto se iba a sostener solamente desde el viento» dice por ahí Lautaro Reinoso…

Hay discos que suenan por primera vez y renuevan hábitos que nos pintan de cuerpo entero. Músicas que nos acompañan hasta la almohada, nos mejoran los despertares, nos distraen de cuestiones tan urgentes como olvidables y tienen la gracia de haber nacido cerca, para poder disfrutarlas en vivo.

La música de «Cañaveral» sonará este sábado 29 de octubre a las siete de la tarde en la Sala Luis de Tejeda. Es otra oportunidad que cientos de miles de cordobeses no sabrán que se pierden.

Alguna vez te habrá pasado de ir a un recital y ver gente por la calle, caminando en la dirección opuesta. Autos y motos que pasan de largo… Acaso hayas pensado, alguna vez, «cuánta gente que se va a perder esto…» Y sí, como siempre.

«Cañaveral», por ejemplo, sonará en una Sala para no más de 100, 120 personas, en una ciudad de dos millones de habitantes. Un pequeño auditorio justo al lado de un centro de compras abarrotado de miles de personas mirando vidrieras, comprando prendas para seguir abarrotando roperos, con todo el derecho del mundo, claro, gastando por un pantalón el dinero de varias entradas a un concierto que será inolvidable, claro también, para un grupo de personas un poco atentas a otras cuestiones que suceden por fuera de las grandes agendas.

Nadie con algunas cosas lindas por vivir se acuerda del día en que se compró un pantalón. A pocos metros, cada corazón que ocupe un lugarcito de la Sala Luis de Tejeda guardará en su memoria el ratito de la presentación de «Cañaveral», para los días que queden por caminar.

¿Cuántos años deberán pasar para que cientos de miles de cordobeses cambien centros de compras por auditorios? ¿Cuántas veces pasará de largo un corazón antes de volver por un poco de las emociones que quedan?

Como dijo un señor enorme, mucho antes de este proyecto, la respuesta está soplando en el viento, o tal vez, en lo que describe Mauro: «Hace varios años que en Argentina se respira un movimiento creciente en materia de aerófonos andinos. Se multiplican bandas de sikuris por todo el país, y fundamentalmente sucede que estos instrumentos están llegando a las escuelas con mucha fuerza. Creo que llegaron para quedarse, después de tantos años… Se incorporan en las carreras tanto en el nivel primario, secundario o universitario, y creo que este ensamble es el resultado de este movimiento.»

Será cuestión de acompañar, desde donde se pueda, compartiendo bellezas y apostando a la sucesión de veredas que van camino de los auditorios.