» Guillermo Di Pietro presenta «Adstratos» redaccion 351

Por Pablo Arietti | redaccion351@gmail.com

Todos tendremos vivencias con rebotes. De insólitas a entrañables. De perturbadoras a vivificantes.

Rebote insólito: en la infancia, ver en televisión a Rolo Puente y pensar en Ferro Carril Oeste.

Rebote entrañable: sentir el humo de unas hojas quemándose en otoño y volver a las calles de tierra, a los cunetones, a la nona.

Rebote perturbador: entrar a un cementerio y recitar «pompas del mármol, negra anatomía que ultrajan los gusanos sepulcrales…»

Rebote vivificante: romper el celofán de un disco nuevo con infinito cuidado y acordarse de un viejo sabio, de las infinitas llegadas que componen un camino.

Encontrarse con ese nuevo cuadrado que guarda un círculo nuevo. Otra llegada de un camino infinito. Un placer que crece cuando hay tiempo.

Antes de escuchar «Adstratos», el cuarto trabajo de Guillermo Di Pietro, nos encontramos, claro, con su arte de tapa, con su gráfica interior. Aparece un texto. Son cinco párrafos que dimensionan lo que vendrá, repartido en 16 obras. Después de sonar unas cuantas veces, la música lleva a la relectura. Es un vaivén infrecuente. Los textos que acompañan a un disco suelen ser leídos una vez; la segunda, tal vez después de unos años.

No corresponde tomar un texto admirable y mandarlo a una nota que, se supone, debe tener recursos para abordar la obra de un músico igualmente admirable.

¿No corresponde? ¿Podremos escribir algo mejor? ¿Restaremos una de tantas sorpresas? ¿Será como contar el final de una película? El texto de Liliana Herrero que aparece cuando abrimos la cajita (y que abriga al disco cuando se cierra) no cuenta el final de nada. Esos cinco párrafos nos abren a la música de Guillermo, a este nuevo trabajo, cuya palabra clave resume la confluencia, el encuentro feliz.

Dice entonces Liliana:

«Guillermo Di Pietro juguetea con nosotros, los oyentes. Leemos el título de las canciones y esperamos un rápido reconocimiento de ellas. No sucede así. Guillermos nos lleva a pasear, nos coloca en un universo sonoro diferente, en otras órbitas; nos sitúa en otras posibilidades respecto a lo que ya ha sido oído. Persiste en la búsqueda de algo nuevo.

Pienso: ¿Qué preguntas se formuló este músico? ¿Descubrió otra pieza en cada obra que interpretó? ¿Qué sentimiento angustiante y difuso lo embargó? Como sea, ¡estas músicas están absolutamente animadas por un espíritu libre, inspirado y estimulante! Desarma los trazos más rutinarios de la audición. Se atreve a interrogar esas experiencias musicales conocidas y lo hace con nuevas preguntas.

Cuando alguien logra esbozar un sentido nuevo de las cosas, realiza al mismo tiempo un formidable pensamiento sobre nosotros mismos. Sobre nuestras biografías. Sobre el arte que practicamos o admiramos.

He cantado aquí. Hugo Fattoruso y Fernando Cabrera también lo han hecho. Hermanos queridos, grandes músicos. Sin duda esta familia se extendió a Guillermo Di Pietro. Nos propuso una preciosa e infinita conversación entre nosotros y explicitó con absoluta coherencia su enorme diálogo con autores decisivos de la música popular argentina y uruguaya.

En este disco Guillermo ha encontrado formas nuevas de nombrar las cosas. Ése es su tesoro. Ése es el juego que nos propone. Ha comprendido que lo que estas exquisitas canciones nos reclaman es una invitación a nombrarlas una vez más. Así se renuevan definitivamente los oídos y por lo tanto la vida misma.»

Dulzura distante – Apertura de «Adstratos»

Supongamos que hay algo más que se pueda decir para recomendar la escucha de este disco. Algunos datos. Guillermo nació en 1977 en Marcos Juárez. En los últimos veinte años, por lo menos, la vida lo sentó al piano.

Respuestas imaginables a preguntas por Guillermo: Está estudiando. Está tocando. Está con el piano. Está jugando. Ahí anda… En el piano.

¿Y qué toca?

Respuestas:

Año 2006.

Variaciones sobre Spinetta: Para ir – Por – Laura va – Preciosa dama azul – Plegaria para un niño dormido – Ekathé – Durazno sangrando – Jazmín – Alma de diamante – Los libros de la buena memoria.

Año 2008.

Desarma y sangra. Variaciones sobre Charly García: Canción para mi muerte – Quiero ver, quiero ser, quiero entrar – Eiti-Leda – Separat – No soy un extraño – Tango en segunda – Total interferencia – Filosofía barata y zapatos de goma – Quizás, porque – Plateado sobre plateado (Huellas en el mar) – Promesas sobre el bidet – De mí – Constant concept – Viernes, 3 AM – Inconsciente colectivo – Intuición – Desarma y sangra

Año 2011.

Ríos que dan al mar. Variaciones sobre Fito Páez: Dejaste ver tu corazón – Carabelas nada (a) – Parte del aire – Giros – Tres agujas – Ciudad de pobres corazones – Instant-táneas – Carabelas nada (b) – Yo vengo a ofrecer mi corazón – Hay otra canción.

Año 2013-2015.

Adstratos: Dulzura distante (Fernando Cabrera) – 2. 11 y 6 (Fito Páez) – 3. Esa tristeza (Eduardo Mateo) – 4. Giros (Fito Páez) – Acordeón y voz: Hugo Fattoruso – 5. Té para tres (Gustavo Cerati) – 6. Rompan todo (Hugo y Osvaldo Fattoruso) – 7.El boliche (Eduardo Mateo)
8.No soy un extraño (Charly García) Voz: Liliana Herrero – 9. A Starosta, el idiota (Luis A. Spinetta) – 10. La casa de al lado (Fernando Cabrera) – 11. Somos eras era (Eduardo Mateo) – 12. Tema de Pototo (Luis A. Spinetta-Edelmiro Molinari) Voz: Fernando Cabrera – 13. Más largo que el Ciruela (Hugo y Osvaldo Fattoruso) – 14. Te abracé en la noche (F. Cabrera) – 15. El otro cambio, los que se fueron (Litto Nebbia) – Bonus Track:
16. Me voy quedando (Gustavo Leguizamón)

«Adstratos» es todo eso que dijo Liliana por nosotros. Nos queda jugar con algunas referencias. Alguna vez, citado por Diego Fischerman, el gran director de coro Mariano Moruja dijo sobre uno de los compositores más inquietantes del siglo pasado: «Lo que pone en cuestión la música de Feldman es la expectativa. Lo que uno supone que volverá a escuchar, el período en que esa reposición de material sucederá. Y eso, aquí, es crítico. Porque ese tiempo puede ser larguísimo. O porque lo que se espera no sucederá nunca».

En la obra de Guillermo, eso que no sucede invierte las sensaciones para mejor. Sus tres primeros capítulos de variaciones nos ponen a esperar que las melodías originales de clásicos rioplatenses, en sus nuevas interpretaciones, casi no sucedan. Que pase otra cosa. ¡Y pasa otra cosa! Pero eso que pasa no deja de sorprendernos por su belleza. A su vez, ese paseo que nos libera de los originales, de repente nos devuelve a sus melodías, para reconocerlas. En la confluencia de asombros encontramos, quizás, el gran mérito del pianista. En las dos caras de una sorpresa que se prolonga en la escucha y que agradece la posibilidad de un recital, para seguir disfrutando.

La serie de conciertos de presentación de Adstratos viene con un nombre: «Solos, Juntos y Revueltos». El plural incluye a un músico inexplicable, un uruguayo que se debe morir de risa al pensar que dobla la edad de Guillermo. Hugo Fattoruso no puede tener más de 70 años, porque los años de un músico así no se cuentan, se conjugan. La vida y obra de Fattoruso se conjuga. Pero distinto, en una especie de futuro pluscuamperfecto. «El tiempo está después» dirá Cabrera, que vino a Córdoba hace dos semanas y mandó un saludo.

Cita imperdible con la sorpresa, este fin de semana en Córdoba.