» Coplanacu presenta «Mayu Maman» y celebra 30 años de música. redaccion 351

Por Pablo Arietti | redaccion351@gmail.com

Por cada año de caminos recorridos, un público posible que los celebra en Córdoba. Treinta años de Coplanacu. Treinta variantes de seguidores para celebrar su música.

1- Un viejo amigo que lee la nota de Alejandro Mareco en Vos, se acuerda de El Carillón y retiene el lagrimón, o lo deja correr.

2- Un pelado que ya no puede pasar por la Avenida Santa Fé a ver qué hay donde estaba Tonos y Toneles.

3- Un grandote que pasa por un estacionamiento del Boulevard Illía y se acuerda del Bodegón y de la casa del Partido Intransigente, por ahí cerca, y se sonríe y se amarga y se vuelve a sonreír.

4- Un amigo de Río Ceballos que se acuerda de la anécdota de un auto prendido fuego y se ríe solo.

5- Un barbudo que guarda las entradas de las incontables peñas y alguna tarde, cuando se pone a acomodar papeles porque no tiene ganas de hacer otras cosas, y se demora mirando entradas a recitales, se acuerda de todas las veces que fue a ver a los Copla, y saca la cuenta de que perdió muchísimas más entradas de las que fueron a parar a esa cajita de recuerdos. Algunas nunca existieron, porque entró de colado; otras fueron despedazas por el olvido o el lavarropas; otras se habrán caído con el envión de la billetera saliendo del bolsillo en la montonera del buffet; otras habrán juntado pelusa debajo de alguna cama visitada por única vez.

6- Un changuerío que se para en las butacas de la Próspero Molina para gritar «¡¡¡Otra!!!» y cuando van saliendo, el tiempo los arremolina de nostalgia por aquellas noches en el Pio XII de la calle Perón.

7- Una familia de Villa Allende que saca entradas para Jesús María el día que tocan ellos.

8- Un par de amigas viendo a Roberto cantar «Flor de lino» y diciendo «me enamoré» al mismo tiempo, o viendo a Julio chocar los palitos en «El 180» y pensando con ganas: «Qué hombre…»

9- Una vieja hermosa, sentada en alguna silla enclenque del Comedor, que ya no alcanza a ver a los músicos porque se llenó de gente y su nieto se le durmió en los brazos.

10- Un estudiante de trabajo social o medicina que se amontona en el Comedor y cuando termina «Peregrinos», sigue cantando el estribillo porque sabe que tiene bis inmediato.

11- Una junta de amigotes del Norte que se ponen bien al frente del escenario para que la guitarra de Roberto, en el arranque de una chacarera, les haga levantar el vaso; para que el bombo de Julio, después de la primera estrofa, les pegue en el pecho y haga bajar las empanadas.

12- Un chango de Iponá que se enroscó bailando chacareras en el Comedor pero cuando viene una zamba se frena y pone cara de perro que tumbó la olla porque no puede bailar una zamba, porque sabe que se enamora de la bailarina que haya aceptado ese momento de la noche y ya se cansó de volver a casa solo, triste y enamorado, cruzando las vías con alguna dificultad.

13- Una compañera que sólo va a la peña para bailar zambas con su compañero porque el amor se reinventa bailando zambas.

14- Un ingeniero que vive en Sierras Chicas y puede encontrarse a cualquier Copla comprando alguna cosa en la despensa.

15- Un laburante de call center que no guarda entradas pero se acuerda de muchas peñas de la última década, alternadas entre el Comedor y Captain Blue XL. Y de los músicos invitados, desde Onda Vaga, hace poco, hasta quienes compartieron esa seguidilla de encuentros en 2008, en uno de los cuales brilló el inolvidable Raúl Carnota.

16- Un ordenanza del I.P.E.F. que elije en el recuerdo la fiesta de los 15 años de H.I.J.O.S. en la Vieja Usina, allá por diciembre de 2010, donde pudo ver a los integrantes de La Juntada en sus respectivas presentaciones.

17- Una sobrina de Los Plátanos que los conoció en la Peña Mundial del año pasado, por recomendación de su tía de San Vicente, que los viene siguiendo desde los noventa, más o menos entre «Retiro al Norte» y «Paisaje», donde aparecían Emiliano Zerbini y Raly Barrionuevo, dando sus primeros pasos, o el Bicho Díaz y la Eléctrica Folklórica, volando pelucas.

18- Un papá joven que se levanta en plena madrugada a preparar una mamadera y al rato, el insomnio lo devuelve a la cocina, a un café, a lo que haya en la radio y justo «Corazón sin tiempo».

19- Una parejita que en diciembre de hace varios años cazó el duna y se fue a verlos a Alta Gracia, esquivando rayos, casi literalmente, y cuando llegó al Club Deportivo Norte, el cielo se vino abajo y a los cinco minutos sonó «Yo vengo a ofrecer mi corazón», paró la lluvia, salió la luna y hubo que bailar hasta la hora del desayuno en el carrito de choripanes de la esquina.

20- Un odontólogo amigo de Di Fulvio que escuchó la versión de «Guitarrero» y fue suficiente para ir a verlos al San Martín, y recuerda los pasillos de la platea repletos de bailarines.

21- Un kinesiólogo de Rosedal Anexo que vive en España y cuando fue a verlos, hace unos años en Madrid, le dijo a su compañera uruguaya «Mirá, ustedes tendrán Los Olimareños, pero nosotros con los viejos peludos estos no tenemos nada que envidiarles».

22- Un violinista de Magnolia, que toca con ellos desde hace años, los invita al recital del cuarteto de cuerdas en el Auditorio de Lenguas, y cuando tocan «Si yo fuera río», el recital ya es una Peña.

23- Un bajista y cantante del Presenta Trío que, en la celebración de los 10 años en el Real, festeja como un gol las primeras estrofas de la «Chacarera del sufrido».

24- Un escuchador de discos de músicos de Córdoba que los descubrió de invitados en varios, como «Otropedia» de Enrico Barbizi, «Doce mil pinturas en el aire» de Ale Drube, o «Madre Baile» de Vivi Pozzebón.

25- Un profe que una tarde pasó por un bar de la Cañada y ahí andaban los Copla y Peteco, en la previa de una Peña que ese fin de semana también incluía otra Peña, la Trashumante del Raly, y se pusieron a charlar y el profe entendió que la memoria se forma con artistas que saludan y conversan y agradecen la admiración.

26- Una vieja que escuchó «Mientras bailas» en «Paisaje» y se desmayó de amor escuchando al dúo convertido en trío con Raly Barrionuevo de invitado, y a la vuelta de los años, se los encuentra en la Peña Trashumante del Raly, en Atenas, y cuando cantan «Mientras bailas», llora. Más o menos bastante.

27- Un carpintero melómano que se concentra para escuchar las voces por separado y se acuerda de alguna frase nacida al calor de las guitarras Stones: Posiblemente Keith y Ronnie no sean muy virtuosos con sus instrumentos, pero juntos son los mejores del mundo mundial.

28- Una maestra jardinera, esposa del viejo melómano, llegando a casa, viendo a su compañero de vida disfrutar del cruce de lunas del primer disco, sacando de la cartera el disco nuevo y dos entradas: «Amorcito, mirá a dónde vamos a ir el viernes.»

29- Un montón de nuevos escuchas de «Mayu Maman«, que trae 16 canciones, felizmente propias y apropiadas.

30- El público de los Copla se amontona en la mirada de dos tipos que vienen cantando juntos desde hace treinta años, es decir, los suficientes para calcular que llevan más de la mitad de sus vidas sobre los escenarios, uno a metritos del otro, viendo cómo los semblantes de quienes tienen en frente se van multiplicando, alegrando, modificando, emocionando y agradeciendo, una y otra vez, desde el primer día.