Imperdible

Chiqui Ledesma y Marcos Di Paolo en Córdoba

18-05-2016 / Agenda, Reseñas
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Este viernes 20 de mayo a las 22.30 horas en Cocina de Culturas, con entrada gratuita, la cantante y el guitarrista presentan «Arbolito del querer», un trabajo estupendo editado hace pocos días.


Chiqui Ledesma y Marcos Di Paolo en Córdoba

Por | redaccion351@gmail.com

En este divertimento sostenido de conversar por escrito con vaya a saber qué largo de pestañas, suelen aparecer discos que generan la bendita molestia de tener que decir algo sobre su presentación en vivo. La cuestión es sencilla: antes que cualquier probabilidad de inspiración en la mirada, el hábito de sentarse a pensar nuevos elogios para una música se presenta a veces como un estorbo para el simple acto de escuchar, de disfrutar tanto ese ratito que sabrá repetirse, antes, durante y después del escenario.

¿Es posible construir un «estilo» de acercamiento a la música que importa sobre la base de tribulaciones expuestas una y otra vez?  Cosa extraña lo de pasar canciones por los dedos para que alguien, con un poquito de viento a favor, se convenza de poner el cuerpo en alguna de las sillas de, por ejemplo, Cocina de Culturas, este viernes 20 de mayo, pasadas las diez de la noche.

Tribulación reincidente: ¿Para qué escribir sino aparecen entre las cejas algunas pocas de las cientos de miles de almitas que aún no escucharon, por acá cerca, a una cantante que entendemos imperdible? Mejor que entender, la sentimos imperdible, porque cuando la escuchamos junto a una guitarra que también sentimos imperdible, todo es vehemencia que los que saben traducen en conceptos, en variaciones infinitas de la misma fiesta del espíritu, o como se llame eso que empuja al cuerpo hacia el encuentro con un par de artistas en escena.

Esta semana, la variación se desdobla en nombres conocidos por separado, pero que llegan juntos: «Chiqui» Ledesma y Marcos Di Paolo. Su reunión es otro ejemplo a favor de una idea enarbolada en la sensibilidad de sus defensores: más temprano que tarde, los buenos se cruzan, se abrazan y se comparten las emociones, para felicidad de, por lo menos, aquellos que piensan y sienten, o pensamos y sentimos justamente eso: que esos dos que se juntaron, conjugaron deseos y los concretaron en un disco, son buenos.

El desafío es poder abrir ese «por lo menos» para arrimar, con todo el amor y la humildad del mundo, (o más chico, de esta partícula del continente que, -permiso-, Paul McCartney modificó hace pocas horas), la mayor cantidad posible de corazones cercanos hacia un puñado de canciones que nos mejoran. Para ellos este ratito de vehemencia a contrareloj, a contraespacio, porque siempre habrá un envión de esperanza por desprender oídos de las obviedades de la industria, ese eufemismo del amor por el dinero, para que florezcan otras búsquedas, otros repertorios, otros arreglos, y desde esas otras posibilidades, otras formas de emocionarse, y así, otras otras formas de entender la mirada de quien se nos cruza por la vida.

«Arbolito del querer», por ejemplo. Las diez canciones que una cantante y un guitarrista eligieron para su primera reunión en un disco, después de años de caminos andados.

María de los Ángeles «Chiqui Ledesma» y Marcos Di Paolo. Sus talentos consagrados en proyectos como María y Cosecha y Sures, desplegados aquí en zambas, milongas, chacareras, tonadas, canciones. Una felicidad nueva, cercana a la de tantos encuentros inabarcables entre una voz y una guitarra. Alegrías reunidas como las de Liliana Herrero y Pedro Rossi o Juan Falú; del mismo Juan y Nadia Larcher, de Juan Quintero y Luna Monti; de Mery Murúa y Horacio Burgos, de Guadalupe Gómez y Quique Sinesi, de tantas voces embellecidas de arpegios.

Chiqui Ledesma y Marcos Di Paolo – «Arbolito del querer»

 

La milonga de Coqui Ortiz y Aledo Luis Meloni nombra al disco y abre una lista que abarca bellezas de autores argentinos sin tiempo, como las «Coplas del regreso» del Cuchi Leguizamón, (con su poesía de ríos que confluyen otra vez en una versión estupenda); el huayno «Indiecito dormido» de Yupanqui (con la participación de Javier Sepúlveda en charango y quenas) y «Las golondrinas» de Falú y Dávalos (con percusión de Horacio Cacoliris y contrabajo de Lucas Homer).

Una segunda ronda de paisajes incluye obras de autores perdidos en el viento de la tonada, como «Así cantaba un cuyano» (con toda la tierra natal de Marcos en las venas de su guitarra)de continuadores notables de la canción de raíz, como José Luis Aguirre y su chacarera «Los chuncanitos del río» (la versión abre con toda una definición de lugar, recitada por su propio autor); de músicos inolvidables como Sebastián Monk y su «Huella la luna» (a dúo estupendo con Natalia García Cervera); y de un nombre y apellido que seguirá abriendo sentidos y formas de entender la música: Raúl Carnota. En el comienzo y en el final de «ÑaPoli» (con Hernán Crespo en acordeón) emociona la voz de su coautora, Teresa Parodi.

Hay, por último, una celebración a los clásicos de la canción latinoamericana. «Manifiesto» de Víctor Jara es otra maravilla. Las verdades de la letra nos dejan sonreír en el segundo verso. Además de por las enterezas, se canta por tener buena voz. La última sílaba de cada línea sostenida; los colores de los arpegios; los detalles de la percusión… Todo vuelve a sonar por primera vez en cada ratito de escucha.

El comienzo del final de «Arbolito del querer» es una poesía de Verónica Parodi, «Soñé un día»:

Soñé un día que la esperanza era mía
y que era semilla brotando.
Soñé un día que era semilla.
Soñé un día que la vida era mía
Naciente y doliente cantando.
Soñé ese día feliz.
oñé un día que mis manos querían
construir día a día a tu lado mi niño
un bello país.
Soñé un día construir día a día
la esperanza a la vida
cantando por tí.

Por último, «Rabo de nube» de Silvio Rodríguez. Versión a la altura de una canción sublime, para dejar que un silencio largo lleve nuevamente a la música, por simple necesidad de volver a escuchar una voz y una guitarra irresistibles.

Chiqui Ledesma y Marcos Di Paolo – «Rabo de nube»

 

Sólo desear, con la vehemencia desatada por tanta hermosura, y por el dato infrecuente de la entrada gratuita, que el espacio de la avenida Julio A. Roca quede chico y seamos varios los que tengamos que aplaudir de pie.

Agendá:

Chiqui Ledesma y Marcos Di Paolo presentan «Arbolito del querer».

Viernes 20 de mayo – 22.30 horas.

Cocina de Culturas – Julio A. Roca 491.

Entrada: gratuita.