El cronista de la sed

Padrino de Bodas

6-09-2016 / El Cronista de la Sed, Lecturas
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Siguen llegando relatos increíbles pero reales desde la capital peruana. Aquí un ejemplo de cómo convertirse, al mismo tiempo, en testigo de casamiento y protagonista de una historia contada hasta donde se puede.


Padrino de Bodas

Por Fer Vélez.

Los viajes son raros. En especial, mi viaje a Lima supera lo que yo recuerde, que no es mucho por cierto. De algún modo que no puedo precisar, terminé como padrino de bodas de esta pareja limeña. Recuerdo la catedral, la alegría, la emoción de la familia y las bocinas. La limusina de 8 metros, con luz negra adentro, jamás la olvidaré. ¡Gracias Cristian por entender el pedido de la foto! ¡Salud César!

Sólo porque preguntaron, cuento hasta donde se puede. El tema fue más o menos así: por motivos personales fui a Lima y caí en una excursión al cerro San Cristóbal, desde donde se tiene una visión casi aérea de la ciudad capital. A mi vuelta del paseo, terminé muerto de hambre comiendo en una anticuchería, en el distrito del Rímac.

Ahí mismo, mientras comía mis trozos de corazón, se acercó una pareja y me contó su situación. Ella era venezolana, casada con un hijo de chilenos en Brasil. Ese era su primer matrimonio. Se había separado de su marido y enamorado en Lima de un peruano. Para que quede claro: se había casado en Brasil, no estaba divorciada, pero estaba separada y enamorada de otro.

Ahí nomás me dijeron: «¿Quieres ser nuestro padrino de bodas?» Apuré mi chicha morada y sin dudar dije que sí. Me citaron al día siguiente a una calle que queda al costado del palacio de justicia de Lima. En ese lugar me tramitaron un DNI peruano falso que costó 150 soles (50 dólares).

Al otro día, concurrí a los lugares que me indicaron y fui fiel testigo de esa unión amorosa.

No puedo decir nada más.