Menos Mitos

Los Defensores de Causas Perdidas. Capítulo 6

20-09-2016 / Lecturas, Menos Mitos
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Eh aquí la historia de un señor de presunto pelo rubio llevar, que supo cavar túneles con agujas de coser matambres para dignificar su destino. Un relato que rima Berlín con piquillín en sus derroteros y transcurre en valeroso presente, porque los desengaños se cuentan así, con la frente en alto.


Los Defensores de Causas Perdidas. Capítulo 6

Por Juan Fragueiro.

Capítulo 6

Zain Otto Neugebauer

Antropólogo alemán, miembro co-fundador de la Fundación para el Fracaso. Club Social y Deportivo de los Defensores de Causas Perdidas.1

Año 1947. Un hombre es detenido en Berlín Este. Tiene numerosos cargos en su contra, pero uno es absolutamente condenable, en lo que hace a la gravitación de su condena moral: robó un trozo de pan, duro y mohoso, de un albergue para elementos semi-humanos con un 38 por ciento de probada pureza aria. El reo es llevado ante el Honorable Tribunal de Guerra Disciplinaria Caucásica y escucha su condena impávidamente: de cinco a cuarenta años de trabajos forzados en una colonia de refugiados en América, previa estancia (media pensión) en «Miunich».

Abatido, pero decidido a escapar, Zain Otto cava un túnel con una aguja de coser matambre, pasa por debajo de los muros de la prisión de alta seguridad, juega al truco con uno de los custodios del bunker del «Fiurer», prosigue bajo tierra hasta Liverpool (pero descubre que le simpatizan más los topos) y en su lento peregrinaje subterráneo tropieza con algunos fósiles que, mucho más tarde, le inclinarían al estudio de los huesos.

Circa 1982, aparece en un muelle del puerto de Londres y se mete, polizo-nescamente, en el Queen Mary. Así llega al recto del Mundo (Argentina). En la ciudad de Bahía Blanca conoce a un tipo que se hace llamar Rodolfo Bafometo con quien traba una intensa amistad que los mantiene unidos en la desgracia. Luego de unos meses, el tal Bafometo parte hacia Córdoba dejando a Zain Otto a cargo de su destilería de esperma de ballena. En Bahía Blanca cierran las casas de masajes para hombres (las casas de masajes para tiburones continúan abiertas) en virtud de un decreto purificador emanado de vaya uno a saber qué organismo moralista (ya lo sabemos). Una francesita, de nombre Margot, desocupada, comienza a trabajar en la destilería de esperma de ballena; se enamora del alemán y junto a él descubre la facilidad de amarse sobre encinas, usinas, cocinas y resinas, sin apelar al uso de la vaselina. Aun así, en este período de amor gratuito y a la francesa, Zain Otto se ve impelido por una fuerza misteriosa para trasladarse detrás de los pasos de su ex socio, el tal Bafometo.

Margot muere, víctima de fiebre otoñal.

Ya en territorio aborigen el germano estudia el comportamiento de ciertas plantas al entrar en contacto con el alcohol de mesa. Manufactura y recicla copos de algodón y luego se establece en Capilla del Monte, lugar en el que inicia una hermosa amistad con un arbusto de piquillín.

Neugebauer, desconocedor de la chispa cordobesa, se siente seducido por esta planta que le jura amor eterno a cambio de que le quite el encanto. Dice ser una princesa engualichada.

Bajo las estrellas del cerro Uritorco, Zain Otto le promete al arbusto de piquillín no abandonarlo hasta conseguir el desechizo. Durante largas noches Zain Otto besa las ramas del tramposo arbusto sin obtener resultados positivos para su aletargado sexo. Así es como lo encuentra el comisario del pueblo: con la boca hinchada… y las pelotas ídem.

Desengañado, pero no vencido, se traslada a la ciudad capital y consigue trabajo en el grupo de excavaciones de la empresa de Obras Sanitarias. Luego, la Municipalidad lo destina al desentierro de la Cripta del Loreto, en pleno centro de Córdoba.

Aunque sus manos digan lo contrario, el alemán estuvo enamorado pocas veces, y ahora no le va mejor (ni con Coca-Cola). Al fin se reencuentra con ese tal Bafometo y surge la idea de fundar un club para nuclear fracasados; un sitio para revalorizar las pérdidas cotidianas. El alemán se ensartó en un tris.

1 Zain Otto Neugebauer, viudo de Margot, el mismo que escapó de una prisión de alta seguridad en Berlín Este; el que se tragó el verso del piquillín encantado; el que se sentó sobre la tumba de frailes y accionistas… el mismo, ¡ya es un Defensor de Causas Perdidas!