Por Luciano Debanne.
El ruido que hacen las nueces cuando se rompen.
La radio sonando al palo en una obra a lo lejos.
La charla indescifrable de dos viejas en el bondi.
Un pájaro desubicado entre los ruidos de la ciudad.
El llanto del bebé que amás.
El comienzo de tu canción favorita en la radio del auto.
El vecino silbando mientras limpia la casa o cocina el almuerzo.
El pitido del microondas con el desayuno caliente de madrugada, en invierno.
El jadeo de los amantes.
El crujir de las hojas amontonadas en el cordón cuando las pisás.
El agua cayendo desde la canilla.
Los dedos al sacarse las mentiras.
La respiración del otro en un abrazo largo.
La bocina conocida anunciando la llegada.
Los ruidos de la casa cuando estas bajo el agua en la bañera.
La carcajada de los amigos.
Un aplauso cerrado y sincero.
El click de lo que finalmente se cerró.
El papel de regalo rompiéndose.
El suspiro propio, cuando uno lo oye en medio de una reflexión personal
y entiende exactamente lo que tiene que hacer.