Changes

¡Hola Déivid!

11-01-2016 / Lecturas
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Las noticias dicen que murió David Bowie. Otra vez el oxímoron… Unas palabras sobre su último cambio.


¡Hola Déivid!

Por | redaccion351@gmail.com

Algo entendía de «cambiar», esa palabra tan humana… Por estos tiempos y rincones, abismada de estupidez, «cambiar» es casi un sinónimo de «volver».

Contra semejante miseria, el sentido más noble y extraordinario de «cambiar» en la figura de un músico que parecía encontrar todo el sentido de su paso por este mundo en la belleza del cambio, así sin comillas. Cómo se habrá reído, año tras año, década tras década, de las comillas…

Todos recordarán, sobre sus músicos predilectos, momentos en que algunas canciones impactaron para siempre, es decir, no dejan de impactar en cada nueva escucha.

Un poco más que unas cuantas canciones, hay una extensa discografía por revisar para hacer de cuenta que su obra podrá dimensionarlo. Quedarían miles de discos satélites, atravesados por su influencia.

Allí donde aparezca una canción inesperada, impactante, diferente a lo más o menos previsible, sabremos decir, como agradeciendo, ¡hola David! Pero con acento inglés, el acento de un país que no deja de expandir nuestra hospitalidad hacia emociones encontradas. ¡Hola Déivid!

Cada quien tendrá su podio de discos, de canciones, de épocas, de estilos tramados por una mirada alucinante. ¿Cómo escaparle a esas pupilas irregulares en el juego de encontrar metáforas para una obra única? La música de Bowie, su mirada; sus variaciones desplegadas en cincuenta años, desde las búsquedas previas a Ziggy Stardust hasta su «Blackstar» final, publicado en el día de su cumpleaños, apenas dos días antes de su último cambio.

Bowie – Blackstar

 

Cada quien habrá sentido el impacto de su voz, acaso desde los primeros versos de «Uncle Arthur». ¿Cómo se podía cantar, a los 20 años, con esa madurez? Y más: ¿Cómo no enloquecer ante ese contraste glorioso entre la música y el canto en tantas obras maestras?

Más de uno recordará la primera vez que escuchó, por ejemplo, «I’m Deranged», ese infierno instrumental del comienzo, coronado por una voz salida de otra dimensión. Esa misma voz erizando la piel en la escena final de «Carretera perdida», en canciones de todos los tiempos, más allá de las joyas inoxidables varias veces compiladas, muchas interpretadas en sus presentaciones en Buenos Aires que muchos estarán recordando por estas horas.

Hay tanto que volver a escuchar… «Silly Boy Blue»; «The Bewlay Brothers»; «Lady Grinning Soul»; toda la distorsión de «Pin Ups»; toda la oscuridad y la luz en «We Are The Dead»; genialidades de los ochentas como «Dancing With The Big Boys»; «Julie»; «Prisoner of Love»; locuras de los primeros noventas como «Lucy Can’t Dance» y glorias de su voz como «I Know It’s Gonna Happen Someday»; sus juegos en el cine; todo «Outside»; todo «Earthling»; todo de todo de sus últimos discos y lo que sea necesario recorrer para darle la razón y aguantarle los trapos desde el más acá, cuando se le plante a San Pedro en el portón, con el peinado que quiera, a cantarle «God Knows I’m Good».

Bowie – I’m Deranged

 

Desde el 10 de enero de 2016, por cada nueva canción extraordinaria que paremos de pecho, ahora también, podremos decir: ¡Hola Déivid!