Entrevista

Vivi Pozzebón presenta «Vivir en la Tierra»

30-09-2015 / Agenda, Entrevistas
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Este viernes 2 de octubre a las 21.30 horas en la Sala de las Américas, la gran cantante y percusionista estrenará su tercera producción solista, con grandes músicos e invitados de lujo. Compartimos una charla a modo de recorrido por las nuevas canciones.


Vivi Pozzebón presenta «Vivir en la Tierra»

Por | redaccion351@gmail.com

Hace cuatro años más o menos exactos, Vivi Pozzebón nos recibió en su casa para compartir experiencias sobre el disco que estaba a punto de estrenar. El tiempo convirtió a «Madre Baile» en un clásico.

A pocos días de la presentación en Córdoba de «Vivir en la Tierra», su nuevo trabajo, volvimos a tocar timbre y a recibir un abrazo de Vivi y Karol Zingali, coautora de varias de las nuevas obras.

Por las casi mil quinientas mañanas, tardes y noches que separan una música de otra, pasaron encuentros, presentaciones, viajes, instrumentos, clases, talleres, ideas, hallazgos, repiques, tendinitis, desafíos, sonrisas, besos, abrazos, canciones, activistas para el financiamiento colectivo del disco, y visitas por Disco Trashumante la plataforma desde donde se puede acceder a las nuevas canciones que tendrán, este viernes, su ceremonia inaugural en la Sala de las Américas.

Sobre el escenario, acompañarán a Vivi: Trinidad Bertero en bajo; Marian Pellegrino en guitarra eléctrica; Tebi Giordano en batería; Rodrigo Díaz Carreras en percusión y Juan Marcelo Lucero en programaciones. Los invitados: Liliana Herrero, Paco GiménezPaola BernalRodrigo Carazo.

Antes, una charla. Hay mates, facturas y criollos.

-Hoy releía los nombres que aparecen en «Madre Baile», entre músicos, técnicos y agradecimientos. La primera impresión que regala «Vivir en la Tierra» es que estamos ante un nuevo «disco-mapa en movimiento». Antes de escuchar las canciones, muchos de los nombres que aparecen dicen bastante sobre tu nueva búsqueda. Después de la primera vuelta de escucha, hay que hacerle un altar a la guitarra de Marian Pellegrino.

-La guitarra es uno de los «sonidos madres» de este disco. Nunca antes había sonado. Sólo hubo un arreglito de Fernando Taverna en “Chambacú”, de “Tamboorbeat”. Con Karol (Zingali) y Marian, hace ya unos dos años, empezamos a hacer una especie de revisión de mi biografía musical, viendo qué tenía “Tamboorbeat”, qué tenía “Madre Baile”, y cómo queríamos que sonara este tercer disco. Pasé por varias etapas y varios sonidos que quise incluir. Había más de un objetivo posible. Escuchando y analizando lo anterior, llegamos a definir la posibilidad de que en este trabajo haya cierto eje sonoro.

-Un hilo conductor.

-Por ejemplo, en “Madre Baile” hay de todo. Vos escuchás un cuarteto y suena un cuarteto, o lo que tradicionalmente escucharías en un cuarteto típico; escuchás un festejo peruano y es lo que tocarían los negros en un festejo peruano. Hay distintas sonoridades para cada situación. En “Vivir en la Tierra”, los géneros siguen ahí, ahora más mezclados, y atravesados por el formato canción. Creo que de los tres discos, es el que más se relaciona a la canción, desde una base triangular digamos: por un lado mi voz, bien al frente, después las percusiones, y después las violas de Marian. Esos tres elementos son los que llevan el timón.

-¿Cómo se originó la participación de Claudio Pacheco como productor musical?

-Con Claudio nos conocemos desde hace muchos años, cuando empezaba a arreglar con Las Pacheco.

-¡Hay varios Pacheco en el disco!

-¡Sí! ¡Son una tribu! En la peña de Pao Bernal, en 2014, habíamos ido con “Pelu” Rivarola, con quien hace varios años  teníamos un grupo que se llamaba “Bandula”. Esa noche del año pasado nos encontramos con Claudio. Le conté que tenía ganas de grabar un disco nuevo. Como no había ido alguien de su banda, al final tocamos juntos. Después de una charla, acordamos que cuando tuviera definidas las canciones nos volvíamos a juntar. Con Marian nos pusimos a componer de manera muy casera. Y lo que iba tomando forma tenía eso: voz, percusión y viola. Esa fue la base para comenzar a ampliar la búsqueda.

-¿Se grabó desde esa idea?

-Mirá, en casi todos los discos, primero se graban las baterías y los bajos, y después todo lo demás. Acá pasó al revés. Primero grabamos todas las percusiones, después las violas de Marian, pero desde una idea inicial del trabajo con la voz. Claudio insistió en esto. Dijo algo así como: “Si bien sos percusionista, y los tambores van a estar siempre ahí, como caldo de cultivo, la gente te va a escuchar por tu voz.” Entonces pasó que buscamos la identificación de cada tema desde un trabajo inicial con la voz, y desde ahí grabamos el resto.

-Hay más canciones propias que en «Madre Baile».

-Sí. Karol participó en la autoría de varias letras. Y fue naciendo así. Ella tirando algunas líneas y Marian y yo dándole un sonido. O nosotras compartiendo una melodía, un coro, y Karol proponiendo ideas. Fue un trabajo en equipo. En una segunda etapa surgió esta idea de que todas las canciones pudieran identificarse desde un sonido que las unificara.

-La lista arranca con la «Milonga de Güemes». Pensaste en Güemes y dijiste «La Cochera». 

-Y sí. Y pensar en La Cochera es pensar en Paco Giménez. Después de verlo en el M Festival, fui a su espectáculo. Hacía mucho que no iba. Cuando lo vi no dudé, le propuse participar y se prendió de una.

-Después sigue «Niñas que van bailando».
«Niñas…» se sitúa geográficamente en la peatonal, ahí por 25 de mayo. Esa parte de la letra que dice “la misa cotiza en alza y los panes no son más» resume un poco las dos Córdobas. La de las campanas y la revolucionaria.
-¡Y aparece Susy Shock! ¿Cómo la conociste?

-La conocí por Andrea Lacombre, una antropóloga amiga. Me dijo: “La tenés que conocer, es una bagualera trans.” Antes del disco, la fuimos a escuchar. Tiene unos poemas tremendos y delirantes que canta con su caja. Una fuerza increíble. Después de hacer el tema de las Niñas, se lo mandé y le conté la idea. Le encantó y aceptó. Arreglamos para grabarlo y finalmente lo presentamos juntas en Niceto. Fue tremendo. Ahora no puede venir por un compromiso pero vamos a poner su voz en off.

-«Güemes…» es una milonga. Y después «La mezcla» que suena como un ballenato. No elegiste un cuarteto.

-Referencio Córdoba pero desde otro lado. No desde el cuarteto. Ese fue uno de los planteos. Dijimos: “O hacemos todo un disco de cuarteto o sigo en esta búsqueda.” Y elegimos seguir con esta búsqueda, por eso también “La mezcla”.

-El M Festival unió a Paco Giménez con Liliana Herrero, que también está en el disco.

-Con Liliana nos conocemos desde la época de De Boca en Boca. Siempre nos cruzábamos, cuando íbamos a algún festival a Buenos Aires. Me acuerdo que más de una vez nos propuso hacer algo con las chicas. Al año siguiente de la presentación de “Madre Baile”, tocamos dos noches seguidas en el Viejo Mercado. Ahí la invité a cantar. Yo hice “La casa de al lado” con mi banda de ese momento y después cantamos juntas “Arriba quemando el sol”. Fue una fecha muy especial para ella. La pasó muy bien. Hasta bailó “Madre Baile”

-Y estuviste en la presentación de “Maldigo” en la Sala de las Américas.

-Claro, fue una noche hermosa.

-La intro de la “Chacarera para un loco”, de Manzur y Pacheco, es un riff para un manicomio completo. Lo escuchás y decís “¡Que sea rock!”

-Esa fue la primera canción del disco donde encontramos ese sonido cercano al rock. La batería es de Pedro Pacheco, hermano de Claudio, tremendo baterista. La grabamos en 8Once, en Buenos Aires, en una tarde. La llamé a Liliana y ahí mismo la grabamos.

-Y después sigue “La maza” que arranca con “Si no creyera en la locura…” ¡Como para seguir escuchando con la peluca de alondras en la cabeza más o menos… Si hay un clásico de Silvio para dejarte jugar con las percusiones es ese.

-Sí ¿no? En la primera etapa, de pre-producción, con Marian y con Karol, dije: “Bueno, si vamos a hacer temas nuestros, y vamos a incluir alguna versión, tiene que ser un tema fuerte.” Y Karol me dice: “¿Por qué no hacés ‘La maza’? Y pensamos que sí. Ahí podíamos unir la percusión del tema con la chacarera, con todo lo que le pusimos después. Hay una primera versión casera mucho más dark…

-Uaaa.. ¡Hay que escuchar eso!

-No sé, jaja. Es otra cosa…

-¿“Tierra” nació antes del título del disco o al revés?

-“Vivir en la Tierra” nació como anexo de esa canción. Hasta último momento no teníamos el nombre para el disco.

-En un momento, por el adelanto que publicaste, más de uno pensó que se iba a llamar “Tamborera”.

-¡Yo también!  Jaja. Lo que pasa es que tenemos el proyecto “Tamboreras” con Lili Zavala. Lo hablamos con ella y dijimos “bueno, no mezclemos los tantos”. Si bien grabé el tema, decidimos pensar otro nombre. Hubo varios. Entre los últimos para elegir, quedaron “La Mezcla” y “Vivir en la Tierra”. En una reunión de amigos, escuchamos el disco antes del mastering y bueno, “a ver chicos, ¿cómo le podemos poner al disco?” Hicimos una lluvia de ideas y no salió. Después, Claudio tuvo la idea de que el nombre del disco incluyera de algún modo mi nombre. Y “Vivi” llevó a “Vivir”. Y finalmente, “Vivir en la Tierra”. En la edición jugamos con las tipografías. Ahora, la canción “Tierra” dice “Nacer en la Tierra” y “Morir en la Tierra”. No dice “Vivir en la Tierra”. “Vivir en la Tierra” es ahora, siempre presente.

-¿Cómo fue grabar con Rodrigo Carazo?

-Divino. Cuando estábamos haciendo «Princesa», quería que el sonido transportara a esas regiones de África que tenemos en el imaginario. Y pensé de una en el Chori. Lo llamé y ahí nomás se vino con todo su arsenal. Quedó hermoso. Es el tema que más suena a algo así como world music.

-La letra es emocionante.

-Es la historia verídica de una beba que llegó en una balsita a las costas del continente.

-Un antecedente de lo que vimos en las últimas semanas.

-Tal cual. Cuando estábamos haciendo prensa en Buenos Aires, antes de la presentación del disco en Niceto, a todos les pegaba esta historia. Es uno de los temas que más me gusta, sobre todo para cantarlo.

-Entre los invitados también está Hugo Lobo en «Soy Tamborera»; en «Frutos del sol» está Paola Bernal y «Pipo Valdez», que también aparece en «Afrodita»; los hermanos Ballumbrosio en la canción al Bam Bam Miranda y «Todo lugar es el centro del mundo», con Amparo Sánchez. Me acuerdo de tu encuentro con ella y Raly Barrionuevo en El Vecindario hace un par de años. Quedó la amistad para invitarla.

-La música de «Todo lugar es el centro del mundo» me salió como una rumba. Y pensé: “Este tema es para Amparo”. Estaba en España pero tenía que venir a presentar su disco en noviembre del año pasado. Finalmente pudimos grabarlo.

-Hay, si no conté mal, ¡cuatro bajistas en el disco!

-¡Sííí! ¡Y tres bateristas! Fue así por buscar de algún modo, algo particular para cada canción.

-Fede Seimandi es uno de los pocos, o el único que participó en el disco anterior y en este último. Creo que es uno de los músicos que más vi en el último tiempo. Quiero decir, tocando con un montón de gente.

Fede es el músico que más tiempo me acompañó en mi proyecto. Estuvo seis años tocando conmigo.

-Entre otros temas, suena su contrabajo en «Piensa en mí», con Ramonda en el acordeón. Una vez busqué el nombre de Agustín Lara. Si Wikipedia no bebió demasiado, el nombre completo es Ángel Agustín María Carlos Fausto Mariano Alfonso del Sagrado Corazón de Jesús Lara y Aguirre del Pino. 

-Naaa.

-Sacá la cuenta. Imaginate cuando le decía a alguien «Piensa en mí». ¡No terminaban nunca de pensarlo! Es como el otro clásico inoxidable del disco…

-Claro. Cuando teníamos los temas propios elegidos, y en ese proceso algunos quedaron afuera, con Claudio acordamos la «Chacarera para un loco» y “Frutos del sol”, porque de alguna manera queríamos hacer ritmos de acá y también ritmos que yo venía tocando, más relacionados a lo Afro. Queríamos lograr esa fusión. Y después me dice: “Bueno, faltaría un tema romántico”. Yo pensé “Un tema romántico… No me cierra…” Me quedé pensando, empezamos a tirar nombres y Marian a jugar con la guitarra y salió “Piensa en mí”.

-¿Cuántas guitarras usó Marian?

-Hay cuatro guitarras, si mal no recuerdo. Y una misma guitarra con distintos sonidos. Hernán Verdini tuvo mucho que ver con el sonido de las guitarras, junto con Marian. Hubo sesiones que duraron semanas, con un amplificador Marshall enorme, tamaño ropero, metido en la sala, sonando a todo volumen, y Marian desde afuera, en la parte del control, con las pedaleras. Una locura.

-Y la voz siempre al frente.

-Es que pensé este disco para el vivo. Y fue un cambio para mí. Porque estoy más en primer plano. Incluso desde la mezcla del disco es así. Con la percusión me acompaño, pero en vivo está más en un segundo plano, porque todo fue planteado así.

Vivir en la Tierra

 

-Hace cuatro años, te pregunté cómo veías todo lo que estaba pasando con la música y todo lo que gira en torno a las producciones independientes en Córdoba. Tengo ganas de preguntarte, después de este tiempo, qué cosas ves que no avanzaron mucho o que faltan. Y si seguís queriendo «Vivir en esta Tierra».

-Sigue faltando lo mismo. A mí me cuesta salir de Córdoba. Estoy muy tranquila, tengo una casa con patio. Si estoy media loca me voy un fin de semana al río… Pero por ahí también pienso en irme, por lo menos un tiempo. Por ahí somos muy cómodos. Nos falta salir un poco más. Córdoba es muy linda, muy amable, muy agradable. No sé me iría a Buenos Aires. ¡Si en realidad todos vienen para acá en algún momento! Me iría a otro lado, que ya sería otro país. Pero siempre pienso y digo: “Bueno, ¿pero a dónde puedo ir?” ¿Viste que la “Milonga de Güemes”dice “No me fui, me quedé…”, es también por eso… Se están haciendo cosas. Creo que todo va a dar sus frutos de acá a cinco o diez años. Por ahí en el interior es más lento el proceso. No solamente tenemos que tocar acá. Tenemos que salir, viajar. Hay que armar todo eso y por ahí no es fácil.

-¿Cómo fue tu experiencia con el ciclo «La música interior».

-Fue hermoso. Estuve en Posadas. Son encuentros donde podés compartir una fecha con grandes músicos. Me tocó con el Mono Izarrualde y con músicos de 23, 24 años, recién egresados del Conservatorio de Música Popular. En ese sentido yo vendría a formar parte de una generación intermedia. Ese cruce de estéticas y generaciones, de cómo ver el folklore no sólo desde distintos puntos de la Argentina sino desde otros sonidos como la música contemporánea, el rock, el jazz, es muy rico. Ojalá sea el primero de muchos.

-Y también participaste del Festival «Se trata de Nosotras».

-Esa fue una movida generada por Igualdad Cultural, desde Nación. Por eventos así pude contactarme con artistas de Buenos Aires, con productores que viven en la escena y tienen una relación más fluida entre ellos, no porque sean mejores, sino porque viven allá y se ven más. Ahora en la presentación en Niceto estuvo Andrea Álvarez de invitada. Le encantó el show. Me dijo que lo que hacía estaba buenísimo y que tendría que ser más conocía allá, “pero no te vengas a Buenos Aires -me dijo-, andate a otro lado. Yo estoy más en el palo del rock, que por ahí es más machista y se me hace difícil, pero vos con tu música podés ir a cualquier lado.”

-Después de darle mil vueltas y de hablar muchísimo de este disco, finalmente llega el momento del estreno, tan esperado en tu ciudad. ¿Cómo te sentís?

-Una se reserva para ese momento. Se imagina cómo va a ser esa noche. A los cinco minutos pensás en todo lo que hiciste para llegar hasta ese momento y decís: “Vamos para adelante y que sea lo mejor.”

Agendá:

Vivi Pozzebón presenta «Vivir en la Tierra».

Viernes 2 de octubre – 21.30 horas. 

Sala de las Américas – Ciudad Universitaria. 

Entradas anticipadas en Edén: Estudiantes UNC $ 100 – General: $120 – En puerta: $150