Entrevista

O-Bri presenta «Ausencias»

2-04-2016 / Agenda, Entrevistas
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Este domingo, y todos los domingos de abril a las 21 horas en Medida x Medida, el gran artista Osvaldo Brizuela repone su obra estrenada en noviembre, acompañado por una verdadera selección de talentosos. Compartimos una charla previa al estreno, como invitación a una nueva experiencia para todos los sentidos.


O-Bri presenta «Ausencias»

Por | redaccion351@gmail.com

Fotos: Sergio Manes.

Imágenes previas como ruido de magia. El arte de Sergio Manes plasmado en instantáneas de un sueño premeditado. Allí los protagonistas, un jardín de presencias convocadas una vez más por la inspiración del Capitán O-Bri para un título que trata -para seguir jugando con la buena memoria- de lo invisible, de cómo transformar pérdidas en algo más que vestigios del futuro.

 

Antes de su nuevo periplo en Medida x Medida, charlamos con el creador, ayer niño-cíclope, hoy amo entre los amos del juego.

-Hablemos de «Ausencias».

«Ausencias» es una obra multidisciplinaria, integrada por nueve canciones, nueve momentos que se conjugan con arte sonoro, con arte visual, con danza teatro y con un diseño lumínico. Cada disciplina está tomada en relación a desarrollar un concepto. Es una manera distinta de presentar canciones.

-¿Cómo nace?

-Por un lado, participé hace un tiempo en una obra que se llamó «Los pecados de Shakespeare», con dirección de Cheté Cavagliatto y allí conocí a Franco Muñoz, una especie de mago que hace de todo. Puede ser músico, director de teatro, puestista, técnico, iluminador… Con él jugamos en la previa de la obra a fantasear en una estética basada en luces, en bruma, en arte visual. Eso fue un gran estímulo. Por otro lado, y de allí deviene el nombre “Ausencias”, es que me he dado cuenta de que en los últimos tiempos estuve escribiendo muchísimo con esa temática. Con amores que se van, entre ellos el amor a mi vieja, que falleció y mutó del espacio que ocupaba a un espacio eterno donde uno recrea continuamente cada enseñanza y cada contacto con ella. Entonces, a raíz de eso, de amores que uno tiene que ir soltando, nació “Ausencias”, como una forma de hacer espacio soltando para aprender a recibir lo nuevo que llegue. Muchas de las letras tienen que ver con esa situación, con esa eternidad de lo intangible.

-¿Quiénes te acompañan?

Me acompañan grandes amigos y grandísimos artistas. Sergio Pezzoli en guitarra sintetizada; Federico Gaumet en arte sonoro, Santiago Viale en contrabajo; Sofía Leone Lelli en voz; la danza a cargo de la excelente Bel Ghioldi; el diseño lumínico a cargo de Franco Muñoz; el arte visual de Maru Aparicio. En la producción ayuda en gran medida Federico Gaumet y Vito García Castellanos.

-¡Cuánto talento!

La idea y dirección de “Ausencias” es mía pero hubiera sido imposible sin la capacidad de cada uno de los chicos que participan, que tienen que empatizar con una idea y saber llevarla a lo que mejor saben, que es arte. Desde ese lugar no hay mucho que dirigir. Solamente consensuar para que el aporte de cada uno se acerque a esa idea.

-El espacio donde se va a presentar es ideal.

Medida x Medida es una sala adecuada porque es una especie de caja negra que nos permite conjugar las diferentes disciplinas en un acto que esperamos sea mágico. La presentación es una de las obras que suman en la celebración de  los veinte años del lugar.

-¿Cómo ves “Ausencias” respecto de tus obras anteriores?

“Ausencias” es una cierta continuidad de “El niño cíclope”, obra que estrené en 2011. En esa obra participaba Nacha Vollenweider con sus dibujos; Pablo Sosa Caba hacía los visuales y Gaby Beltramino cantaba, entre otros integrantes. Era toda la vida de este ser extraño. La obra fue fuertísima porque sólo la presenté una vez. El 70% del teatro emocionado, yo también, no podía presentar a los músicos… Fue una especie de darme cuenta de cuánto de mí había en esa obra. Yo era un poco el niño ciclope y en esa historia había mucho de la historia de mi hermano, de mi veja y de mi papá. La madre de este niño cíclope estaba aún presente. La última canción hablaba de que a la madre ya no le hacía falta ver para entender, no necesitaba tocar para abrazar. Es más, a esa obra la interrumpí al medio por temor a que mi vieja se fuera. Y ahora, como se fue, solamente queda “Ausencias”. Si bien no hay una alusión específica, en mí, es como una bitácora de viaje. “El niño cíclope” es una especie de síntesis de lo que fue nuestra historia y “Ausencias” es una foto de cuando ciertos seres que uno ama cambian de lugar. También habla del amor de pareja, de por fin soltar una historia que tuve y dejar la libertad para que ese espacio sea nuevamente llenado por lo que venga. Muchas veces los vínculos afectivos tienen que ver con recrear ese estado uterino de placidez en el que uno se encuentra, con esa sensación.

 

-Pensaba en todos tus años de trabajo, de compartir para no dejar de aprender, de cómo manejar a veces los egos. Todo un tema.

-El ego nocivo es una manifestación de la inseguridad, como la violencia por ahí es una manifestación de la tristeza por no sentirte de alguna manera realizado. Tiene que ver con el miedo, con sentirse menos y querer entonces aparentar más. Por suerte hace años laburo con gente que se repite en diferentes propuestas. Por ejemplo con Fede Gaumet laburé en “Tiempo Real” haciendo 40 fechas en ERA, el after; después armé Dream Jazz y estaba Fede; también “Falla de origen”, con él y Caro Merlo. Después presenté mi libro “Ahídaluz” y también lo invité. También estuvo en “El niño cíclope”. Lo mismo pasó con Pablo Sosa Caba, que participó en varios proyectos; Gaby Beltramino, que estuvo en Dream Jazz, en el “El niño cíclope” e hizo coros en “AIRESUENAENPIEL”Maru Aparicio… ¿Qué decirte? Maru es mi hermana. La adoro, la amo directamente. Yo sé que ella está conectada a mi alma y a mi cerebro y entonces lo que yo vea o sienta genera una respuesta artística de parte de ella, por lo tanto no hay mucho para dirigir, es sólo ponernos a hablar y ver cómo la obra toma un camino desde su capacidad. Con Sergio Pezzoli estoy tocando desde el ‘96 imaginate. Pasamos por Cielo de Judas, por Té con Orangutanes, por “El niño cíclope», por mi banda actual y ahora en “Ausencias”. Ger Reccitelli ni hablar, es otro hermano como mi adorada Cci Kiu… Personas que son como fuentes o manantiales que me contagian esa frescura que me estimula para búsquedas nuevas.

-Hay que abrir el juego.

-La idea siempre es abrir puertas. Trato de generar espacios de contención y de empatía para que cada uno se anime a hacer lo que vino a hacer en este plano de la realidad. En las clases por ahí me paso quince minutos abrazando a alguien porque básicamente le hace falta un abrazo, para quererse, para animarse a ser. La guitarra es un instrumento, el arte es un canal. No me creo nada. Y mirá que toco jazz que por ahí puede ser también un medio para vanagloriar, en fin vana-gloria… Tengo un dúo con Juampy Juárez, que puede tocar a un nivel súper increíble, y sin embargo nos juntamos y jugamos. Nuestras guitarras son como un arenero y la música lo que nos hace disfrutar, y tocamos y nos reímos y soñamos y nos divertimos. Y eso habla de la generosidad de Juampy… Por ahí me parece fundamental, y lo corroboré hablando con Marcelo Torres, que conocí en el verano en el Festival de jazz de Mina Clavero. Advertí en él una humanidad muy grande. Un hermoso ser, un sensible, y me di cuenta también de que el Flaco (Spinetta) tenía una vara similar a la mía al momento de elegir con quiénes compartía lo que amaba. Yo no hago música “para la bobada” como decía el Flaco. Me preocupo y me ocupo de las letras, del amor y de la vida que chorrea a través de esas letras que cuentan historias. Uno trata de universalizar lo singular. Si bien las letras hablan de mí, también son un espejo donde se puede reflejar cada uno de los que escuchan. No me interesa hacer música para que la gente se distraiga. No lo veo mal, no puedo establecer un juicio acerca de eso, pero no hago música para distraer sino para concientizar. Trato de despertar resortes que estaban oxidados en cada uno; ésa por lo menos es mi pretensión, de por sí muy ambiciosa.

-Se trata de activar la emoción.

-Todo sería en vano si mi música no intentara disparar eso. No tiene sentido hacer las cosas por hacer, para vender, o por el aplauso o por la masividad. No hago cumbia para llamar la atención, para que la gente baile y ni siquiera se esfuerce en conocer una letra. El día de mañana puedo hacer una cumbia, pero seguro que la voy a hacer con un contenido que tiene que pasar por otro lado, porque todo va mucho más allá del ritmo en mi; va hacia una profundidad que no cabe en un estuche estereotipado. En «Ausencias» por ejemplo canto de una manera diferente, estoy descubriendo otras voces. Siempre canté de formas distintas y me parece que todas esas voces hablan de mi voz, que intenta sintonizar y canalizar a través de lo que amo, y de rodearme de gente maravillosa. Podría estar un buen rato enumerando gente hermosa con la que he tocado y que me ha marcado en la vida y me sigue marcando, seres hermosos que me dan la oportunidad de que con ellos mi música se contagie siempre de frescuras nuevas. Soy un afortunado.

 Agendá:

O-Bri presenta «Ausencias». Concierto audiovisual – danza teatro.

Todos los domingos de abril – 21 horas. 

Medida x Medida – Montevideo 870.

Entrada: $100. Estudiantes y jubilados: $80.