Entrevista

Mariano Clavijo presenta «Desandolvido»

19-05-2015 / Agenda, Entrevistas
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Este jueves 21 de mayo a las 21 horas en el Pabellón Argentina, el cantautor estrenará las obras de su nuevo trabajo, un puñado de canciones que enriquecen nuestra música popular, junto a grandes invitados. Compartimos un recorrido a través de sus palabras, en la previa de otra fiesta para la escena artística local.


Mariano Clavijo presenta «Desandolvido»

Por | redaccion351@gmail.com

Una aproximación posible a las canciones del nuevo disco de Mariano Clavijo podría desandar miradas en tercera persona. Para mejor, una hermosa oportunidad: pasar todo a segunda, en forma de preguntas, y recibir respuestas amables, para celebrar «Desandolvido» desde su autor, en la previa de su esperado estreno.

Compartir impresiones y encontrar universos, para felicidad en primera persona del preguntador. Memoria andando:

Cuando abrimos el librito del disco, nos encontramos con una definición de “Desandolvido”. Lo único incuestionable en sus significados, según leemos, es el aroma a patio recién regado y vino compartido que permanece durante mucho tiempo a flor de piel. Habrá incontables recuerdos de juntadas. ¿Hay algún patio específico que podamos referir, como espacio fundamental para este segundo trabajo? Una o más juntadas que tengan que ver con esto, más que cualquiera de tantas…

Creo que hay un “patio” que son todos los patios. Y juntadas memorables que uno añora pero que se renuevan con cada nueva juntada… Voy a nombrar algunos patios que fueron muy significativos para mí, ya que a los 12 años me fui a vivir a un departamento y pasaron muuuchos años hasta que volví a tener uno. Dos patios del Barrio Marqués de Sobremonte: el de los Ricci, donde ensayábamos con el mítico Grupo La Sal (del ’96 al ’98) y el de la Pelu López, amiga entrañable, donde nos amanecimos más de una vez y participé de mi primera ceremonia de la Pachamama…Nunca nada volvió a ser igual para mí después de andar por ahí. El patio del Chato Díaz (mi “profe” de guitarra), ahí cerca de la plazoleta Las Flores… ¡Cuántos hermosos recuerdos! Las clases empezaban a una hora y terminaban mucho después de lo acordado… Escuchábamos música, leíamos poesía, hacíamos de comer y ya aparecía alguien más y se largaba como una estampida la guitarreada. El patio del Martín Bravo en Barrio Escobar… Uff. Payábamos como locos y nos arengábamos a superar al otro en décimas subidas de tono. Y juntadas… Pfff… No las puedo contar… Pero se me vienen varias: una juntada en Alberdi en casa de unos estudiantes salteños después de escuchar en el Teatro Comedia al Dúo Salteño… Parra, vino en damajuana y un amanecer que nos encontró cantando todavía conmovidos por lo que habíamos visto y oído, pensando que nunca iba a ocurrir. Todas las guitarreadas en el Encuentro de San Antonio. Las noches cuando empezaba a mostrar mis primeras canciones. Los míticos Encuentros de Unquillo (2001 y 2002), donde nos conocimos con Juan y Luna, el Negro Aguirre, Coqui Ortiz, Martín Sosa, y tantos otros. Los encuentros con los otros compañeros mostrándonos los nuevos temas. Las venidas del Juan Falú… La casa del Chango Farías Gómez allá al fondo dela Recta Martinoli, ese breve pero inolvidable lapso de tiempo que estuvo afincado por acá. Un cumpleaños mío donde confluyeron Adolfo Ábalos (sí, el mismo…), el Chango, el Chato Díaz, el Mario Díaz, TODOS mis amigos… ¡Y puedo seguir pero paro acá nomás!

 

El título del disco nació para cerrar un texto que escribiste al enterarte de la muerte de Juan Gelman. Nos gustaría mucho, si no es mucha indiscreción, que nos compartas algún fragmento de ese texto.

Ahí va: “…La puta madre se nos fue Juan Gelman…¡Qué poeta! Menos mal que nos dejó sus libros. Trago amargo y miro desesperado la biblioteca a mis espaldas, busco y busco. Lo encuentro, lo saco, lo arrimo a mi pecho y ahora sí, desandolvido. Es ‘Mundar’…”

 

Entre los agradecimientos hay músicos que tienen que ver con Córdoba, como Diego Marioni, Marco Cordero, Mariano Medina y Romina López. Y aparece Edgardo Cardozo y el taller de canciones 2012. ¿Cómo fue esa experiencia?

Fue tremenda. Gané una beca del Fondo Nacional de las Artes para perfeccionamiento y decidí terminar un proceso que había empezado tiempo atrás con Edgardo acá en Córdoba, en el Taller Al Toque. Tuvimos dps encuentros y Edgardo no pudo seguir viajando, con lo que quedó pendiente la experiencia… Varios años después, y con el asesoramiento de los chicos del Trío MJC (todos ellos habían ganado esa misma beca en ediciones anteriores), preparé los papeles y me postulé para la beca. Fue un año muy intenso (2012) y de mucho trabajo, grabando en casa y viajando; componiendo mucho ceñido a consignas que muchas veces me ponían en lugares incómodos o desconocidos… Eso estuvo muy bueno. Y ahí están esas canciones, esperando ser grabadas en un disco… Quién te dice no se vengan en el próximo trabajo… La canción que cierra «Desandolvido» («Ojalita vuelvas ya») es una de ellas.

 

Junto a los agradecimientos, la imagen de una ruedita. ¡Cómo nos gustaría saber más sobre esa ruedita!

¡Jaja! Lo circular, lo místico… Esa ruedita es parte de una herramienta antigua que está exhibida en el Museo de la Usina Molet, de donde también es la foto de tapa y alguna otra del arte. En ese lugar mi abuelo trabajó como usinero muchos años, y se criaron mi papá y mis tíos. Cuando estábamos haciendo la sesión de fotos para el disco pasamos por ahí y bueno, quedaron varias para la gráfica. Es un lugar entrañable para mí y para mi familia; muchas historias y recuerdos habitan en esa parte del río, en esa casona derruída y en esos engranajes oxidados por el tiempo.

 

La vidala que abre el disco ya tiene dos invitados de lujo que te acompañan en el canto: Diego Marioni y Juan Iñaki. La letra en el final dice “No busque la luz en las luces, más bien donde nada encandile”. Es un gran comienzo, con Matías Arnedo en bajo, Leandro Alem en percusión, José Luis Pérez en piano y Sebastián Sánchez en vientos. Siempre es interesante saber cómo se decide el orden de los temas en un disco. ¿Cómo se dio en “Desandolvido”?

Busqué un comienzo luminoso. Si bien yo definiría al disco como cargado de nostalgia, no es de esa asociada con domingos lluviosos de invierno. Todo lo contrario. Por eso el nombre del disco. Por eso elegí un tema que tenga la fuerza de las voces y del canto colectivo para abrir. Para festejar la alegría de poder cantar con amigos, que de paso son tremendos cantores.

 

La «Zamba para la reacia» viene con una segunda voz para sentarse derecho a escuchar porque es cosa seria. Después de alternar estrofas con Mario Díaz, se los escucha juntos. Es una belleza. También está “Barba Torres” y Marco Cordero. ¡Hay guitarristas como para un campeonato! Los arreglos nos mandan a pasear a Cuyo. ¿Cómo surgió ese sonido para esta zamba?

Tanto la zamba como la tonada son arreglos de Marco Cordero. El pedido que le hice fue de rescatar esa sonoridad tan nuestra y tan única de las guitarras tocadas así, con púa, con ese modo tan particular y demoledor que tiene la música cuyana, el tango, la milonga. Es una especie de homenaje también a sonidos que admiramos mucho, como los que se escuchan en los discos de Alfredo Abalos, o Tres para el folclore, o tantos otros. Ya en el trabajo anterior habíamos planteado algo parecido, y ahora terminó de cuajar, me parece. ¿Será que estamos más viejos? No lo sé… Tampoco  es algo que me preocupe, siempre y cuando el paso del tiempo y las producciones que vengan sigan trayendo aparejados semejantes laderos con los que ir compartiendo el quehacer musical. También tiene mucho que ver Fernando Filip de Icanus Estudios… Él las hizo sonar así.

 

Leemos “La Cañada”, escuchamos el rasguido inicial de la guitarra, los golpes chiquitos de platillos, el pianito y antes de que aparezca la letra ya estamos sentados tomando mate ahí por el Paseo de las Artes. La letra mira al pasado. La cruzamos todo el tiempo, es parte de nuestro paisaje. ¿De qué lado de la Deán Funes nacieron tus primeras vivencias? ¿Más o menos a qué altura de Marcelo T. de Alvear? ¡Me jugué! Jaja.

Pff… No vas a dejar ningún misterio sin resolver… La Cañada es como una especie de columna vertebral del Centro de Córdoba, cargada de vivencias y recuerdos. Cuando éramos chicos y se podía tomar en la vía pública, sus contornos conformaban un desfiladero de juventud tomando cerveza y pasándola bien. Esa zona de Cañada y San Juan… Inolvidable. Ya dije las coordenadas. Y me acuerdo cuando estudiábamos en un departamentito ahí entre Deán Funes y 27 de Abril, donde está la pirámide esa de espejos. Era terminar un capítulo para bajar, sentarse en el calicanto y hablar horas y horas de bueyes perdidos. Únicas testigos de ese tiempo: las tipas.

 

Algunas canciones parecen sonar mejor en determinados momentos del día. De este lado, “Se va” suena más hondo al atardecer. El violín de Mauricio Pregot ayuda para elegir esas horas. ¿Cómo y dónde nació esta canción?

Mientras escribí estas canciones tuve que despedirme de muchas cosas, de muchas personas. Fue un tiempo de aprendizaje. Partieron seres queridos, cambiaron cosas en mi vida. Profundamente. Es por eso que en esa canción encontré un modo de dialogar con lo efímero de la vida, con esa certeza de cambio permanente que tanto nos inquieta a los seres humanos.

 

“Nostalgias de Alberdi” y “Nocturno Cordobés” son pinturas de dos puntos muy significativos en la ciudad. De un barrio con mucha historia a una esquina del centro, Caseros y Arturo M. Bas. Si le habremos dado vueltas al Paseo Sobremonte, en alguna noche de nubes bajas… En ambas obras armás trío con dos ñatos que saben un poquito de tocar de a tres. “Bachi” Freiría y Pablo Jaurena. ¿Qué surgió primero? ¿La necesidad de esa instrumentación o las ganas de tocar con esta gente? Y además ¿Cómo es eso de arreglo “a la parrilla”?

Las dos cosas fueron de la mano. La formación de guitarra y bandoneón es de una contundencia que me fascina. Y juntar esos “cuerpos” era todo un desafío. Dos grandes amigos, tremendos músicos, cultores del género, pero con personalidades bien distintas. Tocar «a la parrilla» es un término bien tanguero, de juntarse sin ensayo previo, a ver qué sale. Por supuesto que para llegar a desenvolverse bien en ese tipo de toque hay que tener solucionados varios temas previamente… Musicales y extra-musicales. Es cuando se juntan dos almas, se miran, y aparece la música.

 

Llegó el momento de hablar de «El Colero». Ahí están Leandro Alem en percusión, José Luis Pérez en piano, Matías Arnedo en bajo y el compadre Marioni. Si el mismo diablo lo corrió del infierno, además del gato, ese viejo se merece un comentario.

La antigua sabiduría ancestral diaguita de Catamarca (la letra es de Diego Marioni) logró condensar en un solo término lo que para nosotros configuran dos perfiles psicológicos bien diferenciados: el del “manguero” y el del “colado”, y cruzando cierto límite geográfico aparece en el lenguaje del norte “El Colero”. Es uno de esos personajes que, si te descuidás, te hacen pagar el vino, te fuman un pucho, se aparecen sin invitación a cuanta reunión haya, y si te descuidás otra vez, ¡hasta la novia te llevan! Siempre digo que cualquier semejanza con la realidad es…justamente eso.

 

Definitivamente, los cordobeses tenemos algo con Montevideo. Tu canción es otra prueba…  Los acordes del inicio y la luna se juntan para regalarnos una hermosa canción de cuna, con los tambores y la flauta de Diego Marioni. Que cuna rime con luna no es casual. Pero en tu canción, la letra termina hablando de una noche larga. ¿Cuáles son tus imágenes de Montevideo? ¿Qué calles o rincones se te aparecen?

Todo Uruguay para mí está cargado de magia. Por su historia, por la forma de ser de nuestros hermanos, porque uno se siente siempre bienvenido. Te diría que mi andar por la República Oriental tiene más que ver con el interior que con Montevideo, por el Este y sus playas –como ellos le llaman– y por otras localidades. Tiempo atrás, y accidentalmente, nos conocimos con un cantautor criollo de allá llamado Jorge Degrolia. A partir de ahí comenzó no sólo una amistad, sino también una serie de idas y venidas, shows compartidos, grabaciones y hermosos encuentros. Para mí, Montevideo es candombe, el Barrio Sur, los conventillos, una similitud con ciertos lugares de nuestra capital, pero completamente distinto también. Hay negros por doquier; tambores; mates eternos; reflexión pausada y calidez, siempre. Esa noche que inspiró la canción andábamos paseando con Jorge y cuando ya nos volvíamos para Pando, donde él vive, escuchamos una cuerda de tambores que nos hizo volver y quedarnos marchando con ellos un rato largo. A la vuelta, por la costanera, había una luna increíble que selló un hermoso momento de música y raíces, de hermandad y encuentro.

 

De Uruguay a Cuyo. “Guitarras, compadres, tonadas” es otro campeonato de cuerdas que suma a Franco Ceballos. La letra nombra a los amigos: Lula Fernández, “Barba” Torres; Marco Cordero. Siempre vuelve la pregunta de huevos y gallinas para saber qué nació primero. De la simple escucha nos vamos a jugar: ¡Nació primero la letra! ¿Acertamos?

Así es. La tonada como género tiene una atracción muy fuerte para mí. Quizás porque mi papá era sanjuanino. Quizás porque es muy antigua, libre, no tiene coreografía y su lírica es exquisita. También porque se la utiliza para celebrar a los amigos a través del cogollo (y por ende brindar con los homenajeados…) Lo cierto es que una de mis primeras composiciones fue una tonada, y en ese “jugar” con los paisajes y los ritmos siempre retorna como fuente de inspiración. Esta tiene la particularidad de que salió de un dicho popular cuyano: “las tonadas son tonadas, y se cantan como son…”

 

De Cuyo al Cerro Colorado. De una tonada con tres guitarras a una milonga con otro campeón para saludar a ese viejo indio que como dice una canción de Maru Chamella sobre Mateo, está más vivo que unos cuantos… La guitarra de José López suena a primera toma. Como si no hubiera sido necesario más… El juego de arpegios es admirable. Hablemos de tu relación con José y de tu primera visita al Cerro.

José es en primer lugar un gran amigo, y en segundo otro gran músico de quien me rodeé para encarar este disco. Lo elegí para tocar en esa milonga porque ya la había arreglado tiempo atrás para varias voces e instrumentos en “Yupanqui por Nosotros”, un homenaje que hicimos con ¡UPA! Músicos en Movimiento, allá por el 2008, y que ganara la beca grupal del Fondo Nacional de las Artes para realizar un DVD con el show. Este proyecto además contiene entrevistas a todos los participantes y un material didáctico inédito para trabajar con los distintos ritmos de los temas elegidos para el show. El DVD se repartió gratuitamente en escuelas para transformarlo en insumo de trabajo para los profes de música. Mi primera visita al Cerro Colorado fue cuando era chico. Pero mi segunda visita, con mis compañeros y compañeras de ¡UPA!, fue la que generó todo esto de lo que vengo hablando. En ese lugar se respira algo del orden de lo mágico. No en vano Atahualpa se afincó por esos lares. Su casa, el río, el paisaje, la gente. Todo fluye de un modo particular, todo en su sitio, todo a su ritmo. Los aromas son intensos. El silencio también. Es un lugar iniciático, diría.

 

¿Podemos saber el nombre de la “Secreta curadora” y tu relación con ella? ¡Alguna vez te habrá curado el empacho con un centímetro! ¿Dónde vive la Doña que ahora tiene su chacarera?

Sarita (o la “Sari”, para la familia) fue la encargada de cuidar a mi abuela hasta que murió. Luego, por esas cosas extrañas del cariño, pasó a formar parte de la familia, como esas tías postizas de las que se desconoce el origen. ¡Por supuesto que me curó el empacho con un centímetro! Vive en Barrio Pueyrredón y tiene una casa centenaria, llena de plantas y bichos. Hace el mejor dulce de membrillo del mundo. En serio.

 

“Presencia” es la única canción que elegiste para grabarla solo. La letra es, tal vez, lo más sentido del disco. Nos deja pensando en una ausencia que vuelve de formas infinitas. Cualquier pregunta suena invasiva. Podés decir lo que quieras, incluso nada, y que cada escuchador imagine.

Dije antes que este ha sido un tiempo de despedidas. En 2012 partió fue mi tía Galle. La típica tía soltera malcriadora de los más pequeños. Maestra Jardinera. Dueña de mi primer guitarra. La que me llevó al cine a ver E.T. y el Retorno del Jedi. La que me compró los juguetes que mis viejos no podían. Una mujer con carácter, luminosa y llena de vida. Su injusta enfermedad  y su partida fueron difíciles de superar. Se merecía como mínimo una canción. Y casualmente, mi primer videoclip es con ese tema.

 

Presencia.

 

“Ojalita vuelvas ya” cierra “Desandolvido” con Marioni de hermano, con sus percusiones. Dejamos la pregunta de tu relación con Diego para casi el final. Esa amistad tendrá cosas lindas que se puedan contar.

Y…sí. Los amigos son como uno mismo en el cuero de otro. Con Diego nos une una amistad de muchos años, que se remonta a cuando él llegó a estudiar música a Córdoba desde su Catamarca natal, y juntos hemos soñado, cantado, festejado, grabado, reído, llorado, viajado… Y por suerte lo seguimos haciendo. Nos hemos visto crecer artísticamente. Hemos sabido decirnos las cosas más lindas, y también esas de las que nadie quiere hacerse cargo como vocero. Me considero una persona muy afortunada porque siempre estoy rodeado de amigos para hacer música, ¡que para variar son tremendos músicos! Es alguien a quien admiro mucho porque además de su talento, posee una sana tozudez para seguir sus sueños a rajatabla. Y por suerte es contagioso.

 

Todo esto tendrá su presentación. ¿Qué va a pasar el 21 de mayo? ¡Todos los detalles son bienvenidos!

Ufff… ¡Tanto prepararse para que en un ratito ocurra todo! Pero así es nuestra tarea. Nos preparamos para lo efímero… El 21 va a ser un desfile de talentos por el escenario que ni te cuento… Al querer reflejar el disco tal cual, tuve que llamar a toda la tropa que grabó: ¡son como 15! Algunos no están porque andan de gira pero la idea es respetar el sonido del disco. Y va a haber algunas sorpresas también… ¡Ya si digo todo no vale!

 

¡La sorpresas son sorpresas! La última. ¿Cómo estás viviendo estos días?

Muy bien. De un lado para otro entre las notas de prensa y los ensayos. Un poco cansado, obviamente. Pero al escuchar cómo va quedando la música me pongo feliz. Además toda la gente que me va a acompañar ese día asumió gustosa la tarea, y eso me deja muy tranquilo. Tengo muchas expectativas para el 21 y para adelante. Todo lo que está retornando del disco es muy estimulante.

 

Agendá:

Mariano Clavijo presenta su nuevo disco «Desandolvido».

Jueves 21 de mayo – 21 horas.

Pabellón Argentina – Ciudad Universitaria.

Entrada: $100 – Promoción entrada + disco: $150.