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Marcelo Britos: “con 13 años lo acompañaba a mi papá a las unidades básicas y me interesaba la política”

11-09-2013 / Entrevistas, Política y Sociedad
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El testigo Marcelo Britos declaró desde España a través del sistema de video conferencia.


Marcelo Britos: “con 13 años lo acompañaba a mi papá a las unidades básicas y me interesaba la política”

Por | nsiadis@redaccion351.com

Fotografía: Manuel Bomheker

Marcelo Britos era un adolescente de 16 años que vivía en barrio Altos de Vélez Sarsfield. En su casa siempre se respiró un aire de militancia, ya que su padre era miembro del Movimiento Peronista. “Yo, con 13 años, lo acompañaba a mi papá a las unidades básicas y me interesaba por los temas políticos”, recordó Britos.

Marcelo comenzó a militar en la Unión de Estudiantes Secundarios buscando un cambio, una sociedad más justa. “Recuerdo que en el año 1973 salimos todos del colegio y nos fuimos a la CGT para defender la democracia en Chile, en momentos en que se daba el golpe de estado a Salvador Allende”, expresó Britos justo el día en que se cumple un nuevo aniversario del golpe de estado en Chile.

Por un compañero de su grupo de Boy Scouts, Marcelo comenzó a militar en la Juventud Guevarista. En ese momento conoció a Patricia, quien pasó a ser su responsable en el partido. “Patricia vino a vivir a mi casa ya que tuvo que pasar a la clandestinidad. A ella la conocía muy bien porque estábamos siempre juntos”, recordó.

El 26 de mayo de 1976, unos días antes del aniversario del Cordobazo, la Juventud Guevarista organizó algunas acciones para conmemorar esa gesta. Britos, junto a Patricia, Feliciano y otra compañera, debían realizar una intervención en una concesionaria de automotores en el puente Tablada.

La idea era acceder a los documentos y pagarés de los clientes para quemarlos. Consideraban injusto cómo estafaban a la gente humilde vendiéndoles automóviles que luego continuaban pagando durante el resto de su vida debido a los intereses.

“Estaba con Feliciano, que tenía 14 años, yo tenía 16 y Patricia 17. Teníamos volantes y bombas molotov caseras. Nos reunimos cerca de la concesionaria y se determinó que Feliciano fuera con Patricia a la zona de los documentos y yo con otra compañera entráramos al taller para armar un alboroto y salir corriendo”, narró.

Comenzadas las acciones, Marcelo observó que su compañera había sido capturada por un hombre de la concesionaria. Él logró liberarla y empezaron a correr por el puente Tablada. Patricia y Feliciano corrían también. En un momento perdió a su compañera, quien fue capturada.

Marcelo fue capturado al cruzar el puente, lo golpearon e introdujeron en un auto donde estaba también Feliciano. Ambos fueron trasladados hasta un descampado en el que escucharon un disparo. En ese momento uno de los captores gritó: “una menos”. Luego escucharon que por la radio del auto les decían que pararan porque ya estaba hecha la denuncia.

Patricia era el nombre de guerra de Adriana Gelbspan, quien fue asesinada durante el operativo en que Marcelo y Feliciano fueron secuestrados.

Ambos jóvenes fueron trasladados vendados al Departamento de Informaciones (D2). Al llegar fueron recibidos por personal de la policía que continuó golpeándolos hasta dejarlos alojados en el patio. “Ahí empezaron los interrogatorios y las torturas. De ese lugar solo me acuerdo del nombre “gato”, que era el que más me golpeaba”, recordó.

Un día lo obligaron a limpiar el lugar. En ese momento le levantaron la venda y pudo ver a su compañera de la organización tirada en el piso. Tenía una camisa blanca manchada de sangre y no estaba vendada. Ella lo reconoció de inmediato, lo cual causó el enojo de sus captores, quienes lo llevaron a una habitación para volver a interrogarlo.

Marcelo estuvo 11 días en el Departamento de Informaciones y el 7 de junio fue trasladado a la Unidad Penitenciaria N° 1 junto a Feliciano. “Cuando entramos nos recibe un militar que ve que somos dos niños. Ahí nos mandan al Pabellón 10, que era el “más suave” de todos”, comentó.

Recuerda que eran los más protegidos por los demás compañeros detenidos, quienes los ayudaron a no presenciar escenas de tortura ni los asesinatos.

“De todas formas recuerdo el asesinato de “Paco” Bauducco y de René Moukarzel, que murió estaqueado en el patio”, expresó.

Luego de la UP1, Britos fue trasladado al penal de Sierra Chica, en donde permaneció detenido hasta el 3 de septiembre de 1979. Regresó a Córdoba a la casa de sus padres y al poco tiempo se presentó un policía en el lugar que le exigió que se presentara nuevamente en el D2. Ahí volvieron a intimidarlo pidiéndole que reconociera a gente.

Luego de varios episodios de amenazas y persecuciones, Marcelo decidió exiliarse en España, país en el que reside hasta la actualidad.