Emoción registrada

Nano Barbieri sobre Viaje a un Minúsculo Planeta

21-08-2017 / Emoción Registrada, Lecturas
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El 11 de agosto pasado el trío integrado por Simón Beaulieu, Santiago Viale y Jupa Barbieri dio un gran concierto en Studio Theater, antes de su viaje a Londres. Compartimos palabras leídas en la apertura.


Nano Barbieri sobre Viaje a un Minúsculo Planeta

Fotos: Simón Templar para Tridente.

No es frecuente asistir en Córdoba a lo que se difunde como un «último concierto». Así se anunció la presentación de Viaje a un Minúsculo Planeta en Studio Theater. Más exactamente, leímos «último viaje». 

En un juego de rebotes, la fecha del 11 de agosto de 2017 (entre otras cosas, aniversario del nacimiento de Gustavo Cerati, cumpleaños de la querida Gaby Estofán y nombre de una gran canción de Fabricio Morás y Lucas Pelliccia) quedó marcada en nuestro calendario cercano como previa de un próximo escenario de VMP al otro lado del Atlántico, aún sin fecha definida. Faltan detalles menores como el viaje de Julián Barbieri, Santiago Viale y Simón Beaulieu a Londres, en fechas distintas durante los próximos meses; el encuentro en la nueva ciudad de residencia; las nuevas calles con sus músicas nuevas; los nuevos contactos que surjan; los nuevos nombres, las nuevas fechas que aparezcan, con sus nuevos aplausos… Todo nuevo condensado en una imagen que las redes traerán como «actualización de estado», en su sentido más abarcador.

La noche del último viaje de «Jupa», Simón y «Planta» en Córdoba inició con Hijo de la Tormenta, gran banda de Córdoba integrada por Juan Cruz Ledesma en voz y guitarra, Guido Di Carlo en bajo, Santiago Ludueña en batería y el citado Fabricio Morás en teclados. Media docena de canciones sirvieron para que la herradura de Studio Theater «se ponga». 

Después de los aplausos y la actualización de estado de los equipos, instrumentos y cables del escenario de HDLT a VMP, y de los vasos de cerveza de vacíos a llenos, escuchamos la voz en off del periodista, poeta, locutor, docente y todo lo demás que convive en Pablo Ramos, leyendo un texto sobre el trío que desbordaría el espacio de música en las dos horas siguientes, con un recorrido estupendo por sus tres registros, con instrumentaciones que conocimos en la serie «Sesiones del Viaje», con un montón de invitados y con visuales de Lucas Asmar Moreno, para cerrar una noche que ahí sigue, resonándonos. 

Días después, dimos con ese texto de apertura, publicado por su autor, Nano Barbieri, hermano de Jupa. A la pregunta por la posibilidad de compartirlo, recibimos un «¡más vale!».

Sobre «El último viaje» quedarán videos en YouTube, el registro impecable de Simón Templar para Tridente y estas palabras rescatadas de las redes sociales, del espacio de un jugador de toda la cancha, antes de que nuevas publicaciones las alejen.

Nano Barbieri – 15 de agosto de 2017

La Continuidad del Viaje

«¿Y ustedes qué música hacen?» Los repositores externos no concilian el sueño, necesitan la marca. Quisieran preguntar: ¿A quién le copian? Pero preguntan lo primero, por cortesía o formación profesional: «Ustedes, ¿qué música hacen?»

El lenguaje es un corset y quizás por eso eligieron, desde un principio, decir callados.

El deseo parió a Viaje a un Minúsculo Planeta. Como todo lo hermoso, empezó como un juego y, como los mejores juegos, desplazó lo real a un segundo plano.

Tallaron cinco palabras para una sola intención: el movimiento.

El primero de los discos, homónimo de la banda, no tiene rostros en la tapa, pero tiene un origen innegociable: Córdoba. 

«¿Se consideran parte de una escena?» Depende de quién la filme.

¿Hacia dónde van los que no siguen a nadie ni persiguen, tampoco, la originalidad como el fin último de las cosas?

El segundo disco del Viaje se llamó «Cartografías», así, a secas. Cuando los mapas cayeron en desuso. En la portada hay una mano de tierra, curtida y ajada, sin nombre, pero con caminos propios. La temporalidad nunca está presente en el viaje. 

«¿De qué año es este disco? ¿Con quiénes discuten? ¿Qué quisieron decir con esto o aquello?»

Los mejores pensamientos no llevan palabras esdrújulas.

Antes del principio grabaron cuatro canciones. Una de ellas, la que menos tocaron en vivo, lleva el nombre de un plato inglés: un homenaje premonitorio para el público que escuchará el próximo recital. Pero el idioma nunca fue un problema, ni tampoco lo será después.

Estamos frente a canciones sin letra, pero que se cantan. Estamos frente a canciones sin tiempo ni lugar, pero que te depositan en un lugar preciso, en el momento menos esperado. 

¿Existen los lenguajes universales? Hay un sentido de la experiencia compartida. Acá, allá o en «Haití en llamas».

El catálogo es un estado de quietud y el movimiento su negación. Cuando la inercia esperaba el disco tres, «Las Sesiones del Viaje» nos pusieron en órbita, reversionando cuatro canciones propias. Y giramos alrededor de ellos que ahora se ven enanos desde la altura de un dron, o que aparecen mezclados entre de actores, músicos, guionistas.

«¿Quién es el protagonista?» La escena nunca los enaltece. 

¿Para qué sirve entonces la imagen? Para salir de la comodidad. 

Siete años después del primero, escuchamos el último viaje. Pero no se dejen engañar: siempre es el último viaje. Lo que está por sonar (lo que el viernes sonó), ya no lo escucharán jamás. Ni ustedes, ni los británicos, ni los coreanos del sur.

Cuando eso suceda, entonces sí, el viaje se habrá terminado.