Entrevista

«Obras reunidas» de Soledad González

1-06-2017 / Agenda, Entrevistas, Teatro
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La dramaturga, directora, poeta y docente publicó un libro con sus obras escritas entre 2000 y 2014. Este viernes 2 de junio lo presenta junto a Eduardo Del Estal y Alejandra Migliore en horario doble, a las 10 horas en el Auditorio CePIA y a las 18 horas en Casa de Pepino. Compartimos sus palabras como invitación al encuentro.


«Obras reunidas» de Soledad González

Por | redaccion351@gmail.com

Un libro para acercarse al teatro de Soledad González. Dos encuentros para celebrar esta edición del Instituto Nacional del Teatro, como reconocimiento a una de nuestras autoras más destacadas. 

Este viernes, Soledad compartirá una charla con la periodista y dramaturga Alejandra Migliore y con el filósofo y artista plástico Eduardo Del Estal. El evento se desdobla en encuentros de los que participarán grandes invitados.

A las 10 de la mañana en el Auditorio CePIA de la Facultad de Artes de la UNC, estarán presentes el actor, director y docente Ricardo Bertone, en representación del INT; Lilian Mendizabal, responsable de la escenografía de las obras de Soledad y la investigadora Mariela Serra.

Por la tarde, desde las 18 horas, la cita nos convoca al Centro Cultural Casa de Pepino, donde se suma el músico Luis Obeid (integrante de Tomates Asesinos, entre otros proyectos), quien ha trabajado junto a Soledad en la realización sonora de muchas de sus obras. 

Para quien aún no haya podido disfrutar la dramaturgia de esta notable artista, dos de sus obras continúan en la programación de Medida x Medida. Los sábados de junio, «Los Hijos de… (un drama social)»; los domingos, «Yo estaba en casa y esperaba que llegara la lluvia»

Antes de la presentación del libro, surgieron preguntas desordenadas para compartir la invitación al encuentro. Las respuestas, una vez más, dignificaron este espacio. 

Sobre la idea de «Obras reunidas»

La idea del libro surge en Jujuy, gracias a Rodolfo Pacheco, quien fue representante del Instituto Nacional del Teatro en esa provincia y me convocó en 2006, 2008, 2013 y 2014 a dar talleres de dramaturgia, siempre con el sentido de trabajar lo regional y la memoria.

Y traigo esta anécdota porque al enseñar o al animar a los otros a escribir lo propio se aprende mucho. Desde ese momento, 2006, sigo trabajando en la idea de construir archivos como procedimiento, igual que haría un artista visual o un novelista: coleccionar, seleccionar, montar y volver a preguntarse por la mirada: ¿por qué mirar esto y no aquello? ¿Qué recortar? ¿Qué iluminar? ¿Buscando qué efectos?

Rodolfo me preguntó un día: ¿Por qué no proponés tus obras para que las edite el INT? Tenés mucho por publicar. Yo no lo había pensado pero como casi siempre las preguntas son los motores de todo, aquí también sucedió y esa pregunta hoy es un libro. Me puse a revisar y propuse estas nueve obras que han sido estrenadas entre 2000 y 2014. Hubo una positiva y alentadora recepción, estuve en contacto por mail y telefónicamente con Fernando Montes Vera, el corrector del libro y luego con Carlos Pacheco, del consejo editorial. Hablamos de la puesta en página, de la tapa: una luna grande sobre la ruta, lo femenino y los viajes. Hay otras obras aún no estrenadas que están sueltas o en un libro que armé casi al mismo tiempo que este y que se llama “Epidramas” en la Colección Altas Llantas de Pánico el Pánico. Ese está por las librerías; éste del INT llega de manera gratuita a través de las representaciones del INT o a través mío a quien lo pida. Tiene un circuito diferente, un circuito para la gente del oficio. Y eso tiene sus pros y sus contras.

 

Sobre la escritura

Me interesan las voces que voy encontrando y me interesa la idea de médium. Voy hacia una forma que parte del ritmo, la puesta en página, la rugosidad de las voces y las acotaciones sonoras, trabajando desde la construcción de un archivo que parte cada vez más de lo testimonial. Lo que no cambia es el cambio como sensación. Me identifica un gusto por la confesión, el erotismno y la levedad; la acción de rememorarse, la lengua musical y traer los sueños para que esa leve acción sensual, sonora, onírica, arrastre una ampliación de conciencia. Eso busco como un centro que me conmueve en la práctica de la escritura. Y me gustan los finales que terminan en un lugar donde la acción, el relato y los cuerpos se suspenden y punto. Eso es genial en el teatro, uno puede pensar un final rítmico y dejar suspendidos los sentidos. Cada vez más busco la acción de auto rememorarse-confesarse y la voz hablada-cantada.

Encuentro, al releer las obras que esta idea de sonoridad, ritmo y finales suspendidos no cambia, se mantiene, muta pero es una forma ideológica. No hay finales felices ni redondos, hay momentos en que lo se cuenta se suspende. Seguramente alguien más lo puede retomar, acomodar, dar un final, porque lo que importa es presentar materiales, situaciones que puedan ser completadas, mutadas. Que cada quien le encuentre un devenir. En la escritura trabajo mucho la idea de repetición-variación, microconflictos que van generando sentido por acumulación, pero el final no es una repetición, es una suspensión.

Sobre la lectura de teatro

Yo creo que el teatro no es difícil de leer, igual que la poesía, son formas diferentes a la narrativa, hacen la diferencia, piensan de otra manera, ponen en el centro la voz o las voces. Leer teatro como leer poesía es una experiencia material y corporal. Son formas que impactan de manera diferente a la narrativa del cuento, la novela o el cine. El teatro es un reservorio de poesía en este siglo XXI, es una forma estallada, muy interesante, que se basa en la polifonía y en la sinestesia, la correspondencia de los sentidos. El teatro es polifonía y es música, también.

Sobre las búsquedas

Mis intereses se fueron alineando o concentrando. Cada vez más busco una polifonía que aborde temas sociales contemporáneos relativos al mundo del trabajo, a la idea que cada generación se hace del progreso y a las preguntas sobre el tiempo y la libertad. Escribí algo al respecto y le puse un título: Criterios para repensar la propia escritura. Lo comparto.

1- No perder de vista los temas sociales o transversales de cada generación: la tecnología, la idea de progreso tecnológico, la relación con el trabajo, las ideas de productividad e improductividad, las conciencias de clase y de género.

2- Preguntarse: ¿Por qué iluminar esto y no aquello?

3- Dejarse persuadir por el propio archivo como lugar donde se reescribe el pasado y el futuro. El archivo es lo vivencial singular pero también lo experiencial colectivo en términos de conmoción, lo que uno aprende con y de sus pares.

4- Por la fuerza y conectividad de los puntos anteriores dejar que aparezca una visión de mundo.

Me interesa escribir desde un lugar donde lo moralizante se suspenda. Si ilumino lugares claroscuros, tragicómicos, inestables es porque la realidad es así, la que me rodea. Me gusta pensarme como una humanista, alguien que cree en la empatía y el encuentro, en la posibilidad de la revolución interior de cada quien, en la libertad para elegir algunas cosas y trabajar para cambiar otras.

Recuso lo moralizante y la crítica que no aporta, el cinismo intelectual que mira desde arriba. Me parece que el teatro es un lugar que puede ser irreverente, crítico y sentimental. Que tiene que pensarse como una performance que cuestiona formas e ideas y busca permanecer en la inestabilidad.

Sobre los personajes

En este libro, Sarco es un personaje encantador que negocia sus deudas entregando a sus hijas. Pero eso que sucede en la obra sucede desde que el mundo es mundo, desde la fundación de este país, campo afuera y tierra adentro es una forma de trata naturalizada. En Elsa y Anita, una de ellas ayuda a su padre a morir, un acercamiento a la eutanasia, sin opinión, mostrando situaciones que son atravesadas por muchos. En Ana María, estuve pensando a pesar mío, una mujer le habla a cámara de su soledad, su deseo maternante, su sexualidad, porque está realmente sola y quizás hablar de intimidad a un desconocido la despierta. En Aire líquido los pibes y adolescentes quieren dar todo, venderse, ser devorados, cualquier cosa con tal de que alguien los saque del pueblo al borde de la ruta donde el único horizonte posible es la llanura. Todos son conscientes y quieres más lucidez, los pobres, los abandonados no son inconscientes en mis obras, o víctimas ciegas de su propio desamparo. Todos están en un camino de autoconocimiento y se hacen preguntas.

Sobre las emociones

Me emociono cuando los personajes encuentran una voz para hablar de estas cosas, la escritura es un lugar de conmoción y un lugar para traducir una visión de mundo. Creo que la conmoción cambia la realidad, la vuelve más efímera y existencial-. La escena también aporta esa experiencia en el rito, el encuentro, el convivio. Por eso el teatro es un lugar donde uno se desgasta. Es lo contrario a acumular, por la intensidad de la experiencia que siempre es mayor en intensidad que en desarrollo, es lo propio de la poesía.

Agendá: 

Soledad González presenta «Obras reunidas. 2000-2014». Charla abierta junto a Eduardo Del Estal y Alejandra Migliore.

Viernes 2 de junio.

10 horas: Auditorio CePIA de la Facultad de Artes de la UNC – Avenida Medina Allende s/n – Ciudad Universitaria. Invitados: Ricardo Bertone, Lilian Mendizábal y Mariela Serra.

18 horas: Centro Cultural Casa de Pepino – Belgrano y Fructuoso Rivera. Invitado: Luis Obeid.