Emoción Registrada

Despedida a Alfredo Ábalos

24-09-2018 / Cultura
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A los 80 años se fue uno de los mayores referentes de nuestra música de raíz. Compartimos palabras de personas queridas y admiradas, rescatadas de sus espacios en las redes sociales.


Despedida a Alfredo Ábalos

Fotos: Eduardo Fisicaro.

Un estilo único de cantar. Para muchos oídos y corazones, el mejor. ¡Esos repiques inconfundibles en su bombo! Decenas de discos a lo largo de varias décadas para comprobarlo. Miles de enseñanzas y una frase que repiten generaciones de voces entre las palmas de la primera o la segunda de alguna chacarera: «¡Vamos muchachos!»

A los ochenta años, se fue Alfredo Ábalos. El entrañable «Gordo» Ábalos. Como dijo un paisano de La Rioja mentado por el gran Ramón Navarro, «se descontó». 

De este lado, la cuenta de emociones crece en rondas por mensajes de despedida y agradecimiento en las redes sociales. 

Con permiso en varias, sin permiso en otras, compartimos algunas de tantas. Apenas un puñadito por donde su vida y obra seguirá resonando.

Alejandro Arneri

¡Adiós Maestro! A Usted le debo una enorme parte del profundo amor que siento por nuestra música argentina, sin dudas! ¡Gracias por todo, y que descanse en paz, querido y eterno Alfredo Ábalos!

 

Alejandro Mareco

Alfredo Ábalos. Se fue uno de nuestros cantores mayores, acaso el más excepcional.
Su convicción de cantor popular fue más fuerte que el sacrificio de andar, la lejanía de sus afectos, el sinsabor de la exigua y trabajosa retribución y hasta el esquivo reconocimiento masivo que se fija en otras cosas.
Pero tuvo sentido, mucho sentido: a los 80 años, la muerte se lo llevó mansamente de los brazos queridos y lo depositó en el corazón de su pueblo.

Hace tres décadas, nos acompañaba en Córdoba en una gran reunión que llamamos “El Chacarerazo” (1988 y 1989), con notables músicos santiagueños, cordobeses y de otras partes. Su esencia de cantor fue una referencia inspiradora, así como la generosidad de su pecho, todo un continente.

Infinitas gracias, Alfredo, por ese continente, tanto afecto y algunas inolvidables conversaciones en lo profundo de las madrugadas.

Un fuerte abrazo a tu maravillosa y cálida familia: Muni, Carolina, Martín y Santiago.

 

Chango Spaziuk

¡Vamos muchachos! ¡Vamos Alfredo Ábalos! Gracias. Un abrazo a su familia.

 

Coqui Ortiz

Con esta hermosa fotaza de mi querido Eduardo Fisicaro le digo «hasta siempre y gracias» al cantorazo y maestro Alfredo Ábalos. ¡Aunque uno no llegue por lo menos debería tratar de imitarlo al namber güan!

 

Eduardo Fisicaro

«Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio» decía el catalán, como no va a ser triste si te levantás y te enterás que se nos fue El Gordo Ábalos. Hasta siempre MAESTRO. Me quedo con su amistad, con esta inmensa sonrisa que pude sacarle en la puerta de su casa del barrio 8 de abril, con sus mates dulces y calientes como su abrazo.

«Vamos muchachos»…

 

Emiliano Zerbini

Te admiré siempre y siempre lo haré, te quisimos tanto cuando te conocimos y cantamos juntos! Te recordaré con tu simpleza y tu rebeldía. Mis cariños a su querida mujer, sus hijos y sus nietos.

 

Franco Luciani

Se nos fue Alfredo Ábalos. El gran cantor de lo nuestro!
Gracias por haber pasado por esta tierra, embellecerla y hacerme disfrutar y pensar.

 

Ica Novo

Indomable Alfredo Ábalos, tremendo cantor, magistral bombisto, dueño de un swing criollo único, valiente decidor sin pelos en la lengua arriba y abajo de los escenarios, querido entrañable artista nuestro profundo y auténtico, difícil que no afloren lágrimas para despedirte. ¡Gracias por todo, Maestro!

 

Julio Paz

Se nos fue don Alfredo Ábalos… Se entristeció la chacarera… Gracias querido maestro.

 

Manuel Orellana

Si una vez cruzo los brazos
compañero no confunda
porque el trabajo en mi pago
precisamente no abunda

¡Se fue el cantor ! 
¡Don Alfredo Ábalos!

 

Mario Díaz

Cuando se calla un cantor se enciende una estrella más… Imposible elegir una canción en su repertorio. Todo cantó bien. ¡Salud maestro! ¡Gracias por alimentar mi alma escuchándolo!

 

Miguel Rivaynera

Hasta siempre Alfredo Ábalos. Tu música acompañará mis días en cualquier tiempo. Gracias.

 

Néstor Basurto

No encuentro otra forma de despedirte que no sea tocando con vos «Afedro» querido. Gracias por tantos años de magia.

Mi abrazo de siempre y nos estaremos viendo en algún acorde.

 

Néstor Garnica

Adiós Alfredo querido. Tus enseñanzas quedarán por siempre en mi memoria. De Luto el Pueblo Santiagueño y el Folclore Argentino. ¡No jodamos Hijo Querido! Jamás te olvidaremos.

 

Ramiro González

Buen viaje maestro Alfredo Ábalos, ¡viejo querido qué tristeza!
Tengo varias anécdotas del maestro, una en particular de una amanecida en el patio de La Rodadera, la peña que tenía mi viejo en La Rioja cuando yo era adolescente, creo que fue después de la presentación del primer cassette de Carlitos Ferreyra. Dos situaciones de la misma jornada que lo pintan un poco. Era temprano, hacía poquito había empezado la guitarreada, de mano en mano un par de temas cada uno. Andaban por ahí Pica Juárez, Carlos Ferreyra, Colacho Brizuela, Luis Chazarreta, si mal no recuerdo estaba Jorge Jewsbury, Nelson Scalisi.

La cuestión es que en algún momento me dan la guitarra a mí, que era un changuito de 17 años, y como suele suceder cuando un pendejito agarra la guitarra se pusieron a charlar mientras yo cantaba. Entonces Alfredo a su mejor estilo les reprochó que fueran tan irrespetuosos y les pidió que me escucharan. Eso era ya el amanecer de un domingo de verano.

Luego, al mediodía, seguíamos allí. Se prendió el fuego, se tiró carne a la parrilla, se puso la mesa larga y bajo la sombra de la mora, con un calor infernal, el gordo me dice: «flaquito no me traes un balde con agua para refrescarme…» Entonces yo le llevo el balde, y durante un rato Alfredo se estuvo tirando agua en la cara, como refrescándose, pero era todo una farsa. Hacía unos minutos le había pedido a mi hermano Mario unos paquetes de harina que tenía encanutados bajo la mesa, entonces pidió que se toquen una chaya y cuando terminaron, se paró con el balde y al grito de «¡Viva La Rioja mierda!», o algo por el estilo, revoleó agua a todos los que estaban en la mesa y se armó una chaya bárbara. No recuerdo si era febrero. Pero ese recuerdo es imborrable, la guitarreada furiosa con esos monstruos de la música popular argentina, la generosidad y el buen humor del querido Gordo Ábalos.

¡Se lo va a extrañar!

 

Silvia Majul

Los recitales del Cuchi, Carnota, Chango Farías Gómez y Alfredo Ábalos, eran recitales impredecibles, donde como en una película de Luis Buñuel, sabías qué podía llegar a cantar o hablar, pero nunca qué iba a decir o qué tan superiores iban a ser las interpretaciones de las canciones de ese show a las anteriores. Alfredo era intérprete, pero de esos intérpretes que al ponerle su impronta hacen propias las canciones.

No quiso velatorio. Me imagino corriendo a las puteadas, como taurino cascarrabia que era, a todos esos hipócritas que hoy postean su música y nunca lo iban a ver. Será cremado, capaz esparcido entre algún asfalto y la tierra. Su voz era eso, una mezcla arrabalera, concava y desenfadada de la voz de la tierra, entre Buenos Aires y Santiago. Como en una película de Buñuel, uno sabe que entraba al un recital de Alfredo, pero no sabíamos cómo salíamos; lo que es seguro que algo mejores. Para eso están los artistas, para con el farol de su voz hacernos un poquito mejor a los mortales.

Cada vez que iba a Santiago lo visitaba. Charlas. Alto honor de hacerle prensa en algunos encuentros en los ’90 y en el último Teatro en Buenos Aires (el ND, el 22 de julio del 2011) . Para mi era rock, para mí era el Gardel de la música popular: Alfredo Abalos, ¡el más grande! Con un humor siempre a punto.

Cuando los vulgares digan se están yendo todos, yo diré: ¡No! Se fue el Alfredo, único como todos los seres de luz. Cuando algún tonto diga: Me perdí sus recitales, le diré que lamento que haya sido algo infeliz en la vida. Te voy a extrañar mucho. Me quedo con las ganas de tu documental. Tu vida era una película. Desde el cielo estarás diciéndonos: «¡Vamos muchachos!»

Mi pésame a su hermosa familia.

Tu Ishpala.

 

Alfredo Ábalos – «Herencia Folklórica»