ADIÓS A UN GRANDE DE LA MÚSICA

Bam Bam Miranda, el «rejuntador» de almas

2-08-2011 / Reseñas
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El recuerdo más reciente de Bam Bam: la felicidad con la que vivió su último show, en sus propias palabras.Y un breve recuento de la vida de este maestro de la música.


Bam Bam Miranda, el «rejuntador» de almas

Por | saguirre@redaccion351.com

Foto: Captura Web

Casado con la libertad

“La música es el único arte imprescindible”, afirmó Bam Bam en una entrevista. La frase se podría tomar como estribillo de la vida de este percusionista, peruano de raíz y cordobés por adopción. Bam Bam confesó: “Yo estoy casado con mi tambor”. La música fue una “esposa” que, contrariando al término, le dió libertad. Esa entrega pasional cobijó sus días cuando desafió el encierro de la cárcel entre la salsa y el folclore afro-peruano. Al revivir esa época, su voz áspera representaba la fortaleza que lo hizo esquivo a las rejas:

“Hice de mi celda un paraíso”.

Se definía a sí mismo como un “tambor- dependiente” que caía en la enfermedad si no tocaba. Hay un relato donde Galeano rescata esta idea de que la música salva. El escritor recrea la anécdota de un curandero. El hombre, ante una enferma que ya tenía la mirada sin luz, medita largo rato. Después llama a la familia, diagnostica que la niña tiene “el alma toda desparramada” y afirma que la única solución es “música para rejuntarselá”.

Bam- Bam se rejuntó el alma en la música y con la música. En la selva del amazonas peruano, en Nueva York o en Córdoba Capital, el percusionista, compositor y luthier compartió esa receta con colegas que estaban en su misma búsqueda o con bailarines que le ponían el cuerpo a sus sonidos. Rotulado como “un obrero de la música”, cerca del cuero de los tambores, sus manos encontraron calor hasta el último día.

Al compás de los tambores

Los instrumentos de percusión que tocaba y creaba Bam Bam eran parte de él en sentido figurado, pero también en sentido real: el catálogo al que sus manos daban vida estaba en su propio cuerpo, con la marca indeleble de los tatuajes. En sus manos, en su cuerpo y en sus palabras, los tambores dejaban de ser objetos:

 “Ellos tienen sexo y tienen edad: hay negras vanidosas, presumidas, flacas, divinas; hay negros gordos, bonachones; hay ancianos sabios, blandos, dóciles… Un tambor es un ser herido, parte de dos seres vivos, muertos y mutilados por un semejante al que lo va a tocar” (…) “Necesitás establecer una relación afectivo- pasional, el tambor siente esa relación sincera, honesta de verdad”.

Lo decía él que, por su forma de tocar, llegó a ser confidente como pocos del compás de sus instrumentos.

El pulso cuartetero lo sedujo con su rey a la cabeza. Llegó a sus manos el álbum “Quién se ha tomado todo el vino”, pero el flechazo de la música de “La Mona” no fue certero con el disco girando en una bandeja, sino con los temas vibrando en el público. Bam Bam, experimentado en tocar música bailable, usaba como partitura los pies de los bailarines. La forma en que la multitud amasaba el piso al son de los temas de Carlitos Jimenez, lo cautivó. El género con su mística -y la interpretación de su mayor exponente- convirtió a Córdoba en la última guarida del percusionista. Sobre la atracción por este ritmo, explicó:

“El cuarteto es la única comparsa de interiores que conozco en el mundo. La gente baila avanzando, como si estuviese en una comparsa callejera”.

Entre esa comparsa de cuatro paredes Bam Bam eligió determinar el perfil, la edad y el sexo de sus tambores según lo pidan los temas de La Mona: Mientras en «Amor Secreto» sus manos se posaban sobre un instrumento que representaba el sentimiento de represión y la fiebre pasional irrefrenable, en «El Renegado» el sonido rebelde y fuerte de sus tambores marcaba la rítmica. La relación afectivo- pasional surtía efecto.

Un músico con olor a su tierra

El jueves pasado Bam Bam resplandeció en el que sería su último show. Paradójicamente, confirmó lo efímero de la vida en un lugar donde dejó su eternidad: arriba del escenario. Antes de sufrir el ACV que lo llevó a su despedida final, el músico desplegó sobre las tablas talento musical, calidez humana y sentido del humor.

En el siguiente audio, las palabras de Bam Bam durante su último show. Allí expresó la gratitud que sentía con Perú y Córdoba. Habló del acervo cultural que heredamos con nuestros orígenes, de la necesidad de evolución y de la felicidad que sentía. Despertó risas con sus sentido del humor y se despidió haciendo sonar sus tambores.

BAM BAM MIRANDA: «Estoy muy feliz de tener 21 años en Córdoba» by Sol Aguirre

Bam Bam consideraba que las raíces del artista son una brújula a la que siempre hay que recurrir.

 “Para empezar a sentirte seguro de vos mismo tenés que tener el olor a tierra de tu lugar”.

Fiel a sí mismo, la antesala de su partida lo encontró en pleno festejo por el aniversario de la independencia del Perú que lo vio nacer y crecer. Junto a “Guarango”, grupo que formó hace una década para tocar jazz latino y afro-peruano, musicalizaron la noche con los sonidos que recorrían la sangre del percusionista.

La expresión máxima de esa génesis llegó con la interpretación de “Ritmo negro del Perú”, canción que describe la vida de los esclavos y el desarrollo de la música negra peruana.

Los instrumentos de percusión que Bam Bam tocaba marcan el ritmo latinoamericano. Como referente de esa música y como ciudadano transnacional tenía opinión política formada sobre el sur del mundo:

“América Latina será independiente cuando se una. Estamos en camino y me alegra”, afirmó al ser entrevistado sobre la independencia de su país.

Bam Bam dejó su vida en el escenario. Los tambores latinoamericanos están de luto. El luto no es el silencio, es la música como ofrenda. En Córdoba el dolor sonó al compás de una sentida improvisación colectiva. Desde el lugar donde esté, él hace sonar sus tambores. Si hay un dios y un diablo, de seguro el músico está observando la partitura de sus pasos para que bailen un cuarteto juntos. Mientras, los dioses peruanos le piden un temita que les traiga el olor de su tierra. Bam Bam cede gustoso al pedido pero, como sabe que ellos son entendidos, se arremanga la remera y les muestra el catálogo de tambores que tiene tatuados. Suelta su voz gruesa y con tonada cordobesa les dice: “¿Con cuál de estos quieren que toque?”.

Fuentes:     Infrarrojo       Estudio País      Bam Bam Miranda: A su ritmo