Entre el jazz y el tango: ¿Cuando dejó la lluvia de ser sagrada?

Adrián Iaies: “La música me eligió a mí”

17-07-2011 / Crónicas
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El pianista Adrián Iaies trajo su libertad musical a Córdoba. Entérate los detalles recital íntimo que brindó en “Cocina de Culturas”.


Adrián Iaies: “La música me eligió a mí”

Por | saguirre@redaccion351.com

Fotografía: Gentileza Cocina de Culturas

Iaies, María Elena Wash y una serenata con lluvia imaginaria

Adrián Iaies en Cocina de Culturas. El músico, uno de los referentes actuales del jazz argentino, se presentó en este nuevo centro cultural. Hay algunas coincidencias entre el nombre del lugar y el artista. Cuando los dedos de Iaies se posan sobre las teclas del  piano, las notas son el resultado del amasado previo de su universo musical. La búsqueda meticulosa de cada componente que se degusta en sus piezas, hace de ellas un manjar. Iaies busca hasta el detalle el condimento último con el que alimenta el éxtasis sensorial. O sea: además de pianista, compositor, arreglador y productor, Adrián Iaies se animó a ser uno de los chefs de la Cocina Cultural. Su plato principal: el swing del jazz, la melancolía del tango, la sencillez de la música popular.

La mesa está servida y los comensales, ansiosos. Las luces se apagan y queda la cálida luminosidad que irradian las velas. El piano, solemne, y bajo la única luz que queda prendida, espera a que su amante abra la puerta que lo conduce al escenario. Iaies se sienta inclinado hacia el instrumento, en una pose que demuestra contemplación por esas teclas en las que exprime su talento. Rompe el silencio con el tema “Serenata para la tierra de uno”. Aquel poema al que María Elena Walsh dio vida, revive en las manos de Iaies. Resulta extraño escuchar la melodía sin la letra, pero en una alegoría de la imaginación María Elena la está cantando, está viviendo en esa canción. El momento musical más sereno alimenta la fantasía y dan ganas de que el simbolismo se complete con el canto de la lluvia. Ese fenómeno natural fue el que acompañó la tristeza y el vacío que dejó María Elena Walsh el día de su partida. Ese fenómeno natural es el que protagoniza el nombre del disco que Iaies estrena, “¿Cuándo dejó la lluvia de ser sagrada?”.

Canciones sagradas

Iaies se mostró cómodo en un recital íntimo

La pregunta retórica que titula al disco deja lo sagrado de la lluvia como interrogante. Iaies elije cuestionar a ese temporal el calificativo que su música merece. En este álbum, algunas composiciones son propias y otras son interpretaciones de canciones que para él son sagradas. Temas de Spinetta, Fito y Divididos quedan entonces cobijados bajo el sello propio de Iaies. Él afirma que, a diferencia de otros, no olvida que “el jazz es una música popular”. Sobre su elección, explica:

 “Una buena canción siempre te ofrece la posibilidad de hacer algo diferente. Son melodías perfectas, es encontrar esas chicas que lo único que necesitan es un jean, una remera y unas zapatillas. A mí me rompe la cabeza esa desnudez, ahí hay como un misterio”. Esta confesión explica su asistencia perfecta a los shows de Divididos y su fanatismo por Charly, a quien considera “un compositor de canciones perfectas”.

En el siguiente audio, el músico habla sobre sus incios como pianista;  las satisfacciones y dificultades de la profesión; la química musical de la improvisación. Nombra a sus referentes de la música nacional y local.  Además, confiesa: «Yo no elegí a la música, la música me eligió a mí» .

Iaies: «La música me eligió a mí»| Redacción351 by Redacción 1

Entre el tango y el jazz, la libertad y el cine

En el recital que presenciamos no tuvimos el placer de escuchar temas de artistas populares reversionados por Iaies. Pero fuimos testigos de otra actitud que confirma que el pianista no es partidario de los esquematismos académicos del jazz. Adrián acompaña a su piano con un tarareo constante que el micrófono registra, ante lo cual los presentes celebramos. Acompañado por esa entonación tímida que embellece la fuerza de su piano, suena el primer tema que lleva al compás tanguero. Una introducción audaz y precisa da lugar a “Uno” y el tarareo de Iaies no queda solo, la letra de Discépolo se canta por lo bajo.

Adrián toma el micrófono y afirma: “Estoy feliz de estar de vuelta en Córdoba”.

 Después, anticipa que “lo que viene es un tema que yo quiero muchísimo, siempre digo que tenés que tener por lo menos una hija mujer para ponerle de nombre alguna canción que te haya hecho feliz”.

Suena “Emilie”, el primer tema que Iaies escuchó de Bill Evans y que inspiró el nombre de una de sus hijas. La introducción sobria antecede al ritmo propio del jazz, donde Iaies juega cómodo entre la disonancia y los intervalos. El pianista pasea por diferentes escalas musicales, sin otra partitura que la de su sentir. En el final de esta pieza, una fina estampa de notas altas deja al escucha mecerse sobre colchones de nubes.

Versiona audazmente “Nunca tuvo novio”, con una introducción-puente entre el swing propio del jazz y la melancolía del tango. Queda confirmado que la construcción de cada interpretación de Iaies implicó deconstrucciones previas, un desmenuzamiento al que suma la libertad musical que le da su trayectoria.

Antes del primer intervalo, sus teclas resplandecen con “Los Mareados”. Allí Iaies desnuda la mixtura que caracteriza su música: intensa sensibilidad + técnica deslumbrante. El tema invita a conjugar la música con el otro universo artístico del que Adrián disfruta: el séptimo arte. Su versión tentaría a cualquier realizador de cine a filmar un cortometraje donde aquella mujer rara, como encendida, se embriague con el alcohol y se maree bailando la absorbente música de Iaies.

Magnetismo musical

En la segunda parte de este recital el pianista no está solo. Mariano Loiacono, trompetista cordobés, hace su aporte y la cocción musical tiene ahora otro ingrediente. El ensamble de los instrumentos cobra vida con “Años de Soledad”, donde la improvisación enriquece la puesta musical.

Adrián Iaies y Mariano Loiacono
Adrián Iaies y Mariano Loiacono

La química entre los músicos sigue su curso al son del jazz con “Alone Togheter”. Iaies y Loiacono hacen honor al título. Por momentos despliegan solos donde materializan la particularidad sonora que dan a sus instrumentos. Cuando tocan en conjunto, demuestran el magnetismo que los lleva a compartir escenario.

Los dos últimos temas que interpretan son composiciones de Iaies. “A propósito de Tommy Flanagan” homenajea a uno de los pianistas más destacados del jazz. La esencia del género llega al clímax máximo, con una carrera rítmica en donde el piano y la trompeta recorren diversos caminos con igual intensidad.

Iaies se despide agradeciendo a los organizadores, al público y al trompetista, porque “es un lujo tener a un compinche como Mariano, le dije ¿que te parece si tocamos este tema?… es un granadero”.

Este recital íntimo cierra con “Red Kelly and Winton Garland at Loprete´s House”, tema que nació a partir de “discusiones sobre el jazz que no conducen a ningún lado”. A contramano, sentir el jazz (y el tango) que toca Iaies conduce a un mundo lúdico, profundo y místico. Produce una sensación de libertad infinta. Algo parecido al regocijo que se respira acostado en la cima de una montaña, después de que la lluvia regale sus últimas gotas al césped.