Emoción no alineada

Leo Maslíah volvió a Córdoba

14-04-2014 / Crónicas, Crónicas a Destiempo
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El genial artista uruguayo se presentó este miércoles 9 y jueves 10 de abril en el Vecindario. Crónica con tips y desarrollo.


Leo Maslíah volvió a Córdoba

Por | redaccion351@gmail.com

Fotos: Laura Ciámpoli.

Las primeras líneas de un escrito suelen ser pensadas hasta el agobio. Imagine al escritor de hoy, tratando de encontrar un golpe de efecto inicial para capturar la atención libelular o por qué no mariposística del lector. Porque sépalo: para el mundo de hoy, usted es un lector libelular o mariposístico. Usted no se banca un volumen de más de un par de cientos de páginas. Usted necesita todo rápido: educarse rápido, comer rápido, viajar rápido, resolver rápido, divertirse rápido. Usted necesita escritos cuyos títulos mencionen claves, no más de cinco. Ponga en Google “5 claves”. Si se ríe de lo que aparece, bueno, le están hablando a Usted. Sépalo: muy seriamente le están hablando. ¿Sabe lo que Usted necesita para el mundo de hoy? Sí lo sabe, pero se lo vamos a decir de nuevo para que Usted se asegure porque sépalo: no hay nada más reconfortante que sentirse seguro en esta vida tan insegura pero tan colmada de cosas tan importantes para hacer en poco tiempo. Usted necesita algo que el mundo de hoy le regala para ser feliz. Usted necesita TIPS. Porque sépalo: Usted es un tip.

No está solo. Mucho gusto.

Sépalo. Bueno le hablemos al conjunto libelular: Sépanlo. O Sepalón, que es más lindo, como “mondiola”.

¡Sepalón! Acá vamos a contar sin tips lo que hizo Leo Maslíah en Córdoba. Ah, ¿no puede vivir sin tips? Bueno se los dejo así los combina con los de cómo brillar en una reunión de ex compañeros de danza jazz. Van cinco tips sobre Masliah. ¿Quiere un título? Tome:

Cinco tips para medir un cuarto de la enormidad de Maslíah.

1- Compone música admirada por los estudiosos de la música. Por los que entienden y mucho de composición de la música, por músicos admirados y por melómanos en general.

2- Con un sentido del humor sin par, crea historias admiradas por quienes lograron reconocimiento a su obra literaria, por quienes intentan alguna alegría en su escritura y por lectores en general.

3- Toca magistralmente lo que magistralmente compuso y dice de una forma inigualable lo que inigualablemente escribió.

4- Toca sus obras magistrales y canta o dice sus obras inigualables, al mismo tiempo. Por la dificultad extrema que imaginamos y que vemos superada en sus presentaciones, decimos que es un genio.

5- No  tiene el brillo de la repercusión mediática. No es una estrella. Es otra cosa. Es un genio.

Listo, vaya nomás. Acá seguimos un ratito.

Sepalón. Vamos a contar sobre Maslíah en Córdoba.

El tipo está sentado en una mesa del Vecindario. Vamos al recital de un artista admirado y el artista admirado está charlando en una de las mesas. Acto seguido, lo admiramos más. Pasa un rato y lo vemos atravesar de costado las mesas para subir al escenario de la primera de dos noches en Córdoba. Sala llena, entrepiso lleno. Chomba, chaleco y bigotes consuetudinarios.

“Zamba del desfasado” inicia el recital. “Todo lo que digo ayer, ya mañana lo decía”. Algo de eso rescataremos en el final de la noche.

Leo Maslíah dice “Sigo con”, dice la obra que va a tocar y la toca inmediatamente. Dice por ejemplo: “Sigo con ‘Todo con respaldo'» y antes del medio segundo suena “Todo con respaldo”. No es un apuro. Es un hábito, un clásico, como la historia de las marcas que, pasados unos cuantos años (“se recreó Atari”), nos siguen llevando puestos.

La historia de Noelia, la reina de la vendimia en un pueblo sin vendimia, genera las primeras carcajadas fuertes. Destaca el papel de la ex directora del colegio. El humor nace del retruécano pero también de la música. Imaginemos cuántos artistas podrían hacernos reír desde la destreza de su música (en el sentido que pretendemos claro; en otros sentidos, madre de dios…) El relato entreteje los personajes en una enramada exquisita hasta que Maslíah dice “bueno esto podría seguir unas ocho o nueve horas, en realidad es una novela que estoy haciendo…”

“Argumentos tendientes a una fundamentación de por qué te amo” es una confesión de las cosas por las cuales el protagonista no quiere a su amor. Es un preludio al “te quiero porque no sé por qué me haces bien”, de una canción más sencilla de otra gente. Antes que terminen los aplausos, la música saluda a un viejo amigo y alguien se asoma y ve una pared lejana donde hay una ventana por donde alguien se asoma y ve una pared lejana donde hay una ventana por donde alguien se asoma y ve una pared lejana donde hay una ventana por donde alguien asoma… A propósito, conseguir “La máquina de pensar en Gladys” de Mario Levrero.

En otra genialidad, Maslíah saluda como nadie a Charlie Parker montando una letra sobre el bebop de “Donna Lee”. En medio de la locura, unos minutos de improvisación y una aclaración: “éste es el solo”.

Siempre hay lugar para contar un cuento. Hay un problema del protagonista de la historia y otro del cronista. El protagonista no puede retener la imagen de su novia. Su rostro se le desvanece hasta que llega el día de conocer a la familia. El cronista no puede reproducir la gracia insólita del autor del cuento cuando lo cuenta.

Por jugar con criaturas de apellidos ilustres como “El cuervo” de Poe y la cucaracha infame de “La metamorfosis” de Kafka, unos duendes malditos bajaron por la chimenea de su casa, se metieron con sus papeles y le torcieron las notas a la “Pequeña serenata nocturna” de Mozart. De retruco, Maslíah toca la variación perpetrada y tararea el original, al mismo tiempo claro. El piano triza la melodía y el tarareo nos desparrama de la risa. Piensan los maníes de la cerveza compañera: ¿Qué artista te hace reír tarareando un clásico?

Entra Leandro Liuzzi. Violinista de los jóvenes y buenos que tenemos en Córdoba. Hay una historia para contar. Hace un tiempo, junto a una formación de las tantas, Liuzzi tocó a Maslíah. Maslíah encontró su obra versionada por Liuzzi. Liuzzi recibió un día la invitación de Maslíah. Maslíah recibió un sí emocionado y otro día, en la mitad del recital, presentó a Liuzzi. Liuzzi tocó “Asamblea vegetal” de Maslíah, con Maslíah, en el Vecindario. El Vecindario entendió que la vida de los músicos es así: un balde de pururú.

Del inicio de “Árboles”, disco estupendo con nombres simpáticos, al final. Sube Eugenia Menta y suena “Puesta del sol a las seis de la mañana”. Lo habitual en los músicos tremendos. No importan los títulos; importa la música. Dicen los maníes: Parece un Michael Nyman uruguayo. Cállense maníes. Piensa la cerveza: Impresionante. Claro el tipo no se vende porque se sabe superior. Lo mejor no necesita nada. Es lo mejor. Punto final. La publicidad es el arte de la mentira. Maslíah es la verdad del arte. Ni siquiera la antipublicidad como forma de publicidad invertida. Es otra dimensión. Otros intereses.

 

Intervalo. Excusado. Piensan las bolitas de naftalina: Hay un convencimiento lento respecto de lo que encontramos extraordinario y maravilloso. La música y la literatura que ha pasado por la vida viene formando un paisaje interminable. A más música y poesía, más lejano el horizonte. Pero tal vez, lo poco que hayamos podido absorber permita anclarnos en sentires corajudísimos. Del placer de ciertos artistas no hay regreso. De la admiración por poetas y músicos que abrazamos en nuestros momentos de disfrute, nadie, estrictamente, nos podrá apartar.

Vuelta del intervalo. “Las hojas muertas”, música del húngaro Kosma para una poesía del franchute Prévert. Hay una nostalgia otoñal en la obra, pero Maslíah tuvo que invertir la melodía porque fue invitado a tocar en el hemisferio norte, donde estallaba la primavera. Entonces todo suena al revés. Piensan las pelusas de los bolsillos: ta loco este. Hay una risotada colectiva continuada porque se escucha “Soyyyyyyy… ¡Un compositor contemporáneo!”. Otro clásico que deja espacio para una canción con letra de una autora argentina, antes de “El bobo del pueblo”.  El inicio del cuento dice: “No se sabe si por tradición o misterios estadísticos, pero es lo común que cualquier pueblo tenga un bobo que anda suelto y que las personas de capacidades normales tratan afectuosamente”. El nudo va jugando con nuestra capacidad de identificación, hasta el cruento desenlace: “En muchos pueblos se alentó la proliferación de bobos (ajustando el sistema educativo) y se logró un desarrollo sostenido que los convirtió en algunas de las ciudades más pujantes y populosas del mundo.” Pregunta la foto del carnet de conducir: ¿Me hablaban?

Hay películas mudas por doquier. Pero Maslíah compuso la música para una “Película ciega”. Se oye, pero no se ve nada. Después de su ejecución, recibimos explicaciones sobre algunos pasajes, “Ojo que es ciega pero es europea, o sea, incrementa el nivel cultural. Trata de un campesino checo de la segunda posguerra. Por cierto es muy bruto. Los cultos son ustedes que lo están mirando. Pero el campesino se da cuenta de que está siendo usado. Se da cuenta de que ustedes se están cultivando a costillas de él…”

En el tramo final, “Respuestas a un joven poeta” juega con el título de Rilke para poner en música lo que un editor podría usar como devolución a la pretensión de tantos muchachos que andan por ahí exaltando sus pequeñeces. De “Así las cosas”, hilvanados por silencios como movimientos de una obra clásica, algunos textos notables, “Paro de jubilados” entre ellos.

En el final, “Serenata”, canción de amor como para el suicidio.

Hay una voluntad de seguir escuchando a Leo Maslíah hasta cualquier hora. Pero vamos, hay decenas de libros y discos para disfrutar si andar molestándolo tanto. Hay una ironía insuperable desparramada en cuentos y demás piezas que se ríen de las boberías de la vanguardia y del prestigio del tedio. Y hay, antes de partir, una charlita con Liuzzi en la vereda. “¿Este tipo es un grosso superior no?” Respuesta del violinista: “Es un monstruo este tipo. No llegamos a dimensionarlo. Debería pasar que dentro de veinte o treinta años suenen sus obras en todos lados”.

Pasa que casi no suena en las radios, casi no aparece en televisión, salvo alguna que otra entrevista que lo trata de estúpido. Para esas entrevistas televisivas que tratan de estúpidos a los genios, un cariño.

¿Quién pasa a Leo Maslíah, no cuando viene a Córdoba, sino habitualmente? A los programadores de radio y a los canales amigos: por favor muchachos. Pongamos a Maslíah como si ya lo viniésemos haciendo. Hay una obra descomunal en donde meter mano. Simulemos el «frescor de un pasado venidero» y que la publicidad del resto pague su espacio, para que ganemos todos.