Gran noche para nuestra música

Juan Iñaki presentó «Orgánico»

9-10-2013 / Crónicas, Crónicas a Destiempo
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Este sábado 5 de octubre, el artista cordobés estrenó en vivo las canciones de su último disco. Apuntes y tomas de un recital colmado de alegrías.


Juan Iñaki presentó «Orgánico»

Por | redaccion351@gmail.com

Fotos: Ricardo Cortés.

Agustín Tosco en los afiches. Tapas de diarios con Agustín Tosco. Agustín Tosco en la escultura que domina el hall, en la gigantografía al costado del escenario de la Sala Agustín Tosco. El overol del Tosco de la Deán Funes. Luz y Fuerza a metros de la Cañada. Sábado a la noche de primavera.

Octubre del 2013. Overol del Tosco Agustín. “Orgánico” del Iñaki Juan. Todos por un recital.

Hay una puesta realmente estupenda, obra de Daniel Marín. El escenario se ahonda en montañas, valles y edificios. Una imagen posible de Córdoba o cualquier ciudad entre montañas. Humo de tabaco en las escaleritas de afuera. Humo de música en vivo entre los instrumentos de adentro. La sala de siempre, embellecida. Espacio de los varios que tenemos, cómodos y hermosos. Y más humo. Y se prueban los tachos. Los triángulos alargados, perfectos, de los haces de humo y luz. Azules y anaranjados. Grúa para que todo quede registrado en alta definición. Música nueva en minutos.

Poco después de las 22, Mario Tozzini se sienta al piano de la izquierda; al centro, con los edificios de la puesta a sus espaldas, Esteban Gutiérrez, detrás de sus timbaletas con cencerro, bongós y demás documentos de identidad; Emilio Pasquini junto a su contrabajo a la derecha; Sadun Gossen, más a la derecha, entre platillos y tones.

Viene Juan Iñaki. Ya suena la banda cuando aparece, caminando despacio. Qué cosa la memoria. Una instantánea se agolpa entre las cejas, no hay manera de frenarla. La calva de Juan Iñaki entrando de esa forma, con los músicos sonando, devuelve la calva de Carlos Solari entrando despacio a una noche de cristal que se hace añicos. Diferencias de música y multitud, a cuenta del lector. Vivir sólo cuesta vida.

Al sur de la calva, la mirada buena de Juan. Camisa verde, gran collar. Wiphala abrazada al pie del micro. Amor de recibimiento y bautismo de “Orgánico” con “Muchas veces te sueño”. Letra de Juan. Música de Juan. Canta Juan a su gente y al “territorio etéreo” de la sala. El aire que flota sobre nosotros. Siempre, en cualquier recital, hay que mirar un ratito hacia arriba. El aire de una Sala dice tanto de lo que está pasando…

La segunda de la lista es la primera del disco. “La circular” despega con intro de vidalita. Leda Valladares, justamente, por ahí arriba. Set de percusión. Cantor con bombo. “Bautismo de colores”. Cajón y contrabajo. Pianito a punto.

Saludo a la gente. Buenas noches Juan. Sensación de primer disco, aunque ya vamos por el cuarto. Iñaki dice que Pasquini dice que Iñaki nació viejo. Le gustan canciones como “Verdad amarga”. Escobillas, bongós, teclas y brazos abiertos. La voz de Juan Iñaki recibe los primeros bravos.

Los aplausos reciben el azul de los haces para “Libre de mí”, otra perla de “Orgánico”, antes de “Orgánico”, tema que nombra lo que vinimos a disfrutar. El bajo de Pasquini marca los acentos en portugués. Sí sí, todo es ahora aquí orgánico. El rap de Pasquini contra el bajo de Pasquini. Aciertos empatados. Aplaude Iñaki. Aplaudimos lo que escuchamos. Pensar que casi no queda en el disco.

La iluminación de un recital. La importancia de las luces. Cuando las formas de iluminar alumbran. Después de un fundido a azul de tan negro, un haz anaranjado sienta a Juan en un cajón y a Mario en su piano para “Fuerza extraña”. Juan Iñaki nació en Córdoba y en Brasil. Tiene que haber sido así. Las formas del canto del Brasil en la sensibilidad de “Fuerza extraña” se amontonan en ese espacio chiquito, bajo dos triángulos de luz, en un rincón de Córdoba. Es un momento de felicidad que sigue con una dedicatoria especial. Todos hemos tenido una casa de la infancia. La casa de los abuelos. De la memoria de esa patria surge “Aromas”. Canta la voz y la mirada. Cuando la voz canta, la mirada recorre las caras de la sala y se abrillanta al reconocer amigos y familiares.

Un respiro para que se luzcan los músicos. Instrumental de percusión, bajo y piano. Esteban Gutiérrez; Emi Pasquini; Mario Tozzini. Antesala del canto “A los negros de este lugar”, con Juan de regreso al cajón. Ahí nomás, un saludo al Perú con más cajones. “La flor de la canela” se desparrama en las butacas y todos cantan con jazmines en el pelo y rosas en la cara.

Del vals de Lima a “La Nochera” de Salta. Primera, con Juan sentado en las tablas, luz de otoño y piano, Segunda, con toda la banda. Los que miraron hacia arriba en ese momento, entenderán por qué no es posible decir más en esta crónica que eso que no sabemos qué fue y que hemos compartido quienes, en ese momento, miramos hacia arriba. Tal vez llegue algo de lo que no podemos describir al corazón de quienes puedan imaginarlo.

“Diminuta mujer”, entre las primeras del disco, saluda a una amiga de la vida. “La de los angelitos” sube bailarines al escenario. “Fuimos”, que es un tango o un bolero, vuelve a pegar en el pecho. Es un recital de contrapuntos. De la alegría al infarto. Del infarto a “La juventud alegre”, con trencito por los pasillos.

Hay una insinuación de despedida para que saltemos de las butacas. Aplaudimos el saludo de los intérpretes en fila, seguimos aplaudiendo después de la retirada, gritamos y aplaudimos. Aplaudimos y chiflamos. Nos sentamos qué tanto. No nos vamos nada.

Juan tampoco. “Guadalquivir”, primer bis con caja en mano, dice “Estás pensando que ya me voy”. No. Todos sabemos que todavía no. Otra vez retirada. Más aplauso y gritos. “¡Volvé pelado!” Vuelve. “Ningún gracias es suficiente” y el agradecimiento es amable. Y hay un monumento de voz al Brasil. Y una poesía a Violeta Parra para “Volver a los 17” y un saludo a Mercedes.

El final de la presentación de “Orgánico”, entrada la medianoche, le da un abrazo final al aire de arriba. A veces, lo de las versiones definitivas es puro cuento. El Chango Farías Gómez y Marián… Mercedes… Por ahí anda la cosa con “Maturana”. Bueno… “Maturana” por Juan Iñaki en vivo. Qué decirles… La sangre de Chile en las venas de todos por la voz extraordinaria de un artista cordobés.

Fin del estreno de un disco de canciones propias que sabrán rodar para crecer y de joyas de otros, o de todos. Juan Iñaki sale de Luz y Fuerza para llevar su obra a las provincias del país. Otra alegría para nuestra música.