Por Agustina Priscila Pereyra | apereyra@redaccion351.com
Fotos: Agustina Priscila Pereyra.
Otra BULLYBASS que dio que hablar. En una noche helada, Luisao (Buenos Aires), Peppa (Córdoba) y Beezkaya (Córdoba) calentaron la pista a puro bass e hicieron bailar hasta al más “pecho frío”.
Son varios los años de experiencia de la BULLYBASS, una fiesta que se ganó un lugar en la cartelera nocturna cordobesa y nacional. En palabras de sus organizadores la bully “tiene alma jamaiquina, corazón londinense y producción cordobesa; es la fiesta dedicada a géneros de la música electrónica, donde los sonidos graves tienen la palabra”. Y difícilmente se podría explicar mejor el concepto de este evento, que pone como actor principal al DubStep, explorando otros estilos como el dub, breakbeat y drumnbass.
BULLYBASS nació en Córdoba como un proyecto de amigos que tenían el fin de promover la música que les gustaba. Con el paso del tiempo, la fiesta se transformó en una eminencia en su género musical, la más importante del interior del país. Desde hace varios años, trascendió su Córdoba natal y desembarcó en varias ocasiones en Capital Federal, y en Mar del Plata, en el marco del Buenas Noches Trimarchi, la propuesta nocturna del Congreso de Diseño Gráfico TRIMARCHI DG (ver video).
Como es casi una tradición para esta fiesta, la cita fue en Casa Babylon. Los fieles concurrentes conocen que es mejor asistir con una anticipada para no sufrir el bajón de la cola, especialmente con las bajas temperaturas del invierno. En realidad, el frío permaneció de la puerta para afuera, porque adentro la imponente puesta en escena visual y musical hizo olvidar la noche más helada del año.
La música estuvo a cargo de Luisao (Bsas), Peppa (Cba) y Beezkaya (Cba), quienes no pararon ni un minuto de agitar la pista con su estilo. Sólo hacía falta escuchar un rato la propuesta y el pulso grave de la fiesta para desatar los instintos y agitar la cabeza. El efecto se vió en la pista: todos, desde el amante del bass hasta el más ingenuo novato que asistió por casualidad a la fiesta, vivieron el espíritu de la bully, que se mete por los oídos, atraviesa el cuerpo y explota por los poros de la piel.
Las visuales acompañaron el viaje mental que produce el ambiente Bullybass. Las luces intermitentes y flashes de colores indicaban que la posta era dejarse sumergir en movimiento constante. Las visualizaciones de Gui Bass Veris, Jehovavision y Fucking Bastards Visualeros, provocaron bocas abiertas y rostros deslumbrados toda la noche. Cabezas que seguían el ritmo de las visuales y se dejaban transportar por la puesta en escena. Registró la noche el peculiar estilo de la fotógrafa Lluvia Caron.
El local estuvo al palo toda la noche. Gente que no paró de bailar, que no dejó de flashear con la música, las proyecciones y todo el evento. Gente que, ignorando la baja temperatura, se prendió al alto clima bullybassero. Gente que seguramente al otro día sintió en su cuerpo los excesos, la resaca, resaca de bass.
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