Jazz

Adrián Iaies y Roxana Amed pasaron por Córdoba

25-08-2015 / Crónicas
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Con motivo del relanzamiento del disco “Cinemateca Finlandesa”(Sello Aqua 2010), el domingo 23 hicieron su presentación en Cocina de Culturas


Adrián Iaies y Roxana Amed pasaron por Córdoba

Como viajero a pie, poseo un

derecho natural de encontrar refugio.

No rompo nada,

tan solo abro puertas”

Werner Herzog

Por Mariano Barsotti | Redactor invitado

Hace años salió a la venta un disco óptimo para combinar bocaditos con algún vino frizzé. Se llamaba, si mal no recuerdo, “Bossa’N Stones”. A ese disco le siguieron varios más que apuntaban a hacer lo mismo: tomar temas de alto consumo y achatarlos (algunos ya eran irrelevantes de por sí), normalizarlos, a través del tamiz de la bossa nova. No se si fue Rita Lee con su disco Bossa n Beatles, pero alguien inspiró lo que se transformó en un éxito discográfico de más de 30 discos (se hizo lo propio con Bob Marley, con Michael Jackson, Los Ramones, U2, etc, etc, etc…). Una mirada “turística” sobre un paisaje compositivo a veces no demasiado interesante.

El trabajo presentado el domingo en nuestra ciudad, aún en los temas menos logrados, se encuentra en las antípodas. Lejos de esa mirada turística, la propuesta de Iaies-Amed se ubica del lado de aquel que tiene que vivir en un lugar que no es suyo, y del cual debe apropiarse para encontrar algún sentido. El extranjero.

Trabajar con esa consigna, en algunas ocasiones, obliga al dúo a un artificio fundamental. Extrañar lo que es habitual, desconfiar del cliché y aproximarse a lo ya conocido desde el asombro. Esa perspectiva, les permite encontrar nuevos espacios, tiempos distintos, que ayudan a deconstruir/reconstruir una melodía. A veces profundizando el tema original (como en el caso de Balderrama) en sus tensiones, sus inherencias dramáticas; otras reelaborándolos a partir de una idea previa.

Más allá de la bellísima voz de Roxana Amed (la forma profunda en la que llega a los tonos más bajos, el encanto con que arriba a los tonos altos, el modo sutil pero preciso en que difiere las melodías originales) hay una clara dirección musical que proviene de Adrián Iaies. Pero su gran formación técnica le permite acompañar al pianista en todos y cada uno de los vericuetos explorados, ya sea cantando Monk, al Cuchi Leguizamón, o al Flaco Spinetta. Con vibrato, sin vibrato, desde Sarah Vaughan, desde Liliana Herrero, con exóticas vocalizaciones, con scat convencional, la paleta que maneja la cantante es amplísima sin llegar expresarse como sobrecargada. Concisa, pertinente y profunda.

Por su parte, Adrián Iaies, tomando como base su vieja consigna de las Tardecitas en Minton’s (jazzear el tango y tanguear el jazz usando a Monk como coagulante y a Bill Evans como salvoconducto) dialoga todo el tiempo con su prejuicio sobre el tema y con las posibilidades que pretende encontrar desde la mirada curiosa del extranjero. Redescubrimiento que por momentos se torna excitante y, afortunadamente en pocas ocasiones, extraviado. Como una nota al pie del recital, interpretó el tango Los Mareados, sin la compañía de Roxana Amed, tema de Cobián, compositor admirado por Iaies. Puso allí en evidencia su poderosa mano izquierda, su impronta monkiana y una impactante agresividad para atacar el tema. Y en definitiva, quedó en claro porqué es uno de los pianistas con mayor identidad del jazz argentino.

Caminantes de pleno derecho, Iaies-Amed buscaron reparo en un cancionero apenas hilvanado: lejos de la mirada estereotipada del turista, en sus mejores momentos lograron abrir la puerta  de las melodías, esos fugaces refugios.