Con Permiso

Desde el pie

27-05-2018 / Con Permiso, Lecturas
Etiquetas: ,

A nuestra imagen y semejanza, imperceptible a nuestras ansiedades, todo el tiempo, a veces lentamente, a veces con rapidez. Sólo queda esperar pacientemente, atentamente, amorosamente, cuidadosamente.


Desde el pie

Por Luciano Debanne.

Crece un árbol y lo miramos crecer. Un árbol con espinas.

Crece y lo miramos crecer, lo regamos quizás como hay que regarlo, quizás menos, o quizás de más. Vaya uno a saber. Hay árboles que crecen sin recetas, ni han sido estudiados lo suficiente. O quizás sí, pero nosotros no vimos esas instrucciones y lo regamos con amor, pero torpemente. Como podemos.

Crece el árbol espinoso acá cerca, y aunque lo podemos con respeto, un poco es también para darle la forma que creemos que debe tener.

Crece el árbol a nuestra imagen y semejanza, mientras lo miramos crecer.

Crece un árbol y lo miramos crecer, pero hay que mirarlo en tiempos largos, no es posible distinguir el crecimiento mientras sucede. Crece imperceptible a nuestras ansiedades, va creciendo, todo el tiempo va creciendo, a veces lentamente, a veces con rapidez.

Pasa que los árboles crecen al tiempo que tienen que crecer. No hay abono, ni riego, ni poda, que modifique eso sustancialmente.

Quizás nuestro cuidado determina que el árbol germine o no, que exista o no. Puede que seamos los promotores de que crezca… Pero aunque nuestra presencia quizás hace la diferencia, el árbol germina por la intervención de tantas cosas que nos trascienden… Nos queda solo cuidar el proceso, alentarlo. No es poca cosa, claro. Pero es eso: es verlo crecer.

Hay una parte de todo esto en que el árbol nos enseña, a la fuerza, que a veces sólo queda esperar pacientemente, atentamente, amorosamente, cuidadosamente, que el árbol crezca.

Mientras tanto, quizás convenga recordar siempre que un árbol creciendo, ya es un árbol; que un monte está hecho de árboles creciendo, no de árboles crecidos; que la batalla no es por tener árboles grandes sino por la posibilidad de que haya árboles continuamente creciendo: que los árboles siempre crecen desde el pie, que no hay nada más sin apuro que un árbol haciendo su historia.