Santiago Pfleiderer

Santiago Pfleiderer

2017

Estamos arañando el 2018, oliendo su perfume como el perfume de una lluvia, de la tierra mojada, de la yerba en el primer mate de la tarde. El 2017 se va bien a la mierda, un año lleno de broncas, revanchas, incertidumbres e injusticias, pero también con camionadas de experiencias y de aprendizaje interior.

Que nunca nos falte el amor y la sed. Persigamos el reencuentro, la obstinada búsqueda de las pieles y de los ojos que amamos. Dejémonos amar sin tener miedos, quememos las dudas y las indiferencias. Luchemos por ser buena gente. Hagamos un 2018 de sinceridad, amor, reencuentros y perdones. Vivamos sedientos de lo que nos hace bien. Militemos el derecho a la sonrisa y la defendamos como una trinchera.

Que nunca falte el fuego y la poesía.

Que nunca, pero nunca, nos falte el amor y la sed.

Les comparto dos textos inspirados en este fin de año y el anhelo de mejores situaciones:

No alcanza la poesía para cubrir el negro aleteo de las horas, los sarpullidos de la espera, el graznido sordo del tiempo.

El calor es la soga al cuello de las palabras, el alquitrán torturando los pies, en esta ciudad despabilada de silencios y abrazos rotos por las distancias.

Juguemos en nuestros cuerpos provocando la casualidad, escarbemos nuestras pieles como buscando agua debajo de la arena; bebámonos para contradecir al destino, burlemos el trazo fatal del desencuentro, rompamos el paso inaudible del misterio.

Las manos libres como músicas dibujarán el camino que hará tropezar nuestras pupilas incendiadas.                             

                                                                                                     ***

Propongo, humildemente, ingenuamente, desde esta vida que me brota de los dedos, crear espacios prodigiosos que nos salven de nuestros basurales, que nos ayuden a llegar a esos paisajes que queremos habitar. La construcción del arte para el mundo es una decisión política, «un artista de derecha es un artista de mentira», dice el músico. Que el futuro sea nuestro por prepotencia de trabajo, como rezaba otro profeta, y que nuestro arte desplegado como ríos y árboles se expanda desde nuestras manos y espaldas, que las ideas sean los pies que tracen el camino que queremos caminar. En cada palabra hay una verdad para defender, y una mano enlazada con otra forjan muros infranqueables. Quizá no haya manera más genuina de amar. Quizá el horizonte nos esté esperando. Más cerca que lejos.

Santiago Pfleiderer – Escritor y periodista en Diario AlfilRadio Universidad AM 580 – periódico La Unión Regional.