• Tere Ferrero

Tere Ferrero

2017

Abrazo necesario.

Los últimos meses del año se presentaron con mucho frío para mí. Algo pasaba, no podía abrigarme hasta que descubrí que la zona de confort en la que creía que me encontraba no era tal. Lo que hice toda mi vida fue cantar y de golpe en esta dolorosa coyuntura latinoamericana me encontraba muda.

Sentía que esas canciones que creía que nunca más iba a cantar eran de nuevo necesarias y recordé entonces lo que escribió Fandermole en una canción: «no sé más que hacer en esta tierra incendiada sino cantar».

Un tiempo atrás, en cualquier ocasión que nos encontrábamos, Aníbal Medina insistía en hacer un espectáculo con Quetral, Calle Vapor y siempre lo postergábamos. Esta era la oportunidad y allá fuimos. Nos pusimos en campaña, todo un desafío, Quetral acompañado por Calle Vapor, diez músicos y yo, única mujer.

Disfrutar nuevamente del encuentro, de los ensayos, el mate, algunas cervecitas y esa construcción colectiva, imprescindible para cualquier proyecto y para todo en la vida. Aparecieron también los miedos. ¿Convocaríamos?pánico escénico, ¿me acompañaría mi garganta? Todos los temores desaparecieron, ¡fue una noche mágica! La energía positiva que había era tremenda, ¡se podía respirar! La emoción con un público que colmó el auditorio (muchos no pudieron entrar) fue extraordinaria, concurrencia compuesta de nostálgicos pero mucho más de jóvenes, jóvenes como los músicos arriba del escenario. Todos podían ser mis hijos, de hecho participaron mis hijos Nicolás y Emiliano. El profesionalismo, oficio y compromiso de los changos de Calle Vapor y la experiencia de Quetral permitió una entrega de alta calidad musical y emotiva.

«La raíz y el árbol y viceversa». Un público de pie aplaudiendo fue el corolario de un inmenso abrazo que nos dimos, que nunca en mi vida voy a olvidar, porque fue esperanzador y vino a ratificar que la música es compromiso y resistencia («no me pidas que cante un canto sin destino, solo puedo dejarte mi verdad de camino…») que sigo vigente (a pesar de los años), ¡que la gola sigue en el mismo registro y entonces hay canto para rato!

Ver más