• Raúl Lafuret Pereyra
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Raúl Lafuret Pereyra

2019

En un año difícil como el 2019, donde la estabilidad necesaria para realizar ciertos tipos de proyectos musicales fue imposible, surgió algo que daba vueltas por mi cabeza hace años y que pude realizar (y si los tiempos dan seguiré en el 2020). Hablo de una serie de «Conciertos íntimos» a domicilio o en mi estudio para una o dos personas por concierto.

Fue esta una experiencia que superó mis expectativas reuniendo obras originales y otras del cancionero popular, con una fuerte impronta académica, acento en la orquestación y en los materiales sonoros utilizados, aunque sin perder el cable a tierra del oído popular. Esto me llevo al proceso de componer un concierto que el 7 de noviembre realizara en el Teatro Medida por Medida donde me presenté junto a Ambos Mundos Ensemble. El concierto llevó por título “Te noto ausente Psycho Candy” y estuvo estructurado con una amplia variedad tímbrica donde los miembros de la orquesta alcanzaron a diez intrumentistas.

Ambos Mundos Ensemble se creó en 2000 y siempre contó con músicos de fuerte significación por sus proyectos independientes y en esta ocasión la orquesta estuvo integrada por Luisina Manarino Tachella en guitarra y voz, Juan Carlos Tolosa en piano, Máximo Endrek en contrabajo, Eduardo Negrini en control espacial de sonido, Gabriela Scieppaquercia en violín, Luciana Marzolla en viola, Camila Egea en cello, Celeste Cielo Marcón en percusión, Pablo Prieto en controladores electroacústicos y yo en la dirección musical y medios electroacústicos.

Sólo me resta agradecer al público presente que nos acompañó con su silencio y aprobación y a los encargados de la sala Medida por Medida (producción de luces) y su particular hospitalidad. Por supuesto a los aportes recibidos de Conaculta (México) y Grupo Arthe (Córdoba) para la producción del concierto.

De mi parte espero para toda la comunidad artística de Córdoba que el 2020 nos facilite el camino y los medios para seguir creando y creciendo en libertad.

 

2018

Tejiendo Razones

2018 fue el año donde mi actividad artística se manifestó parca (hacia el afuera) y generosa (hacia el adentro), hilando un tejido doble y reforzado en su balance. Por un lado la severidad del compositor y en el otro rincón,  la sensibilidad del hacedor de arte. En la intersección de estos vectores es donde se concilia lo sustancial que conforma la tarea realizada.

Unos pocos y pequeños conciertos con Ambos Mundos Ensemble que desde hace muchos años han sido mi fuente de mayor satisfacción, a los cuales no podría denominar como mi actividad central, pero sí como una ordenación compleja en la fusión de música académica con fuertes componentes de música popular, traen consigo un gozo que se asocian a las fuentes que simbolizan sentarse a componer en un músico de mis características y formación que a la hora de disponer el material para edificar las tensiones y distensiones de un concierto y su correlación con el equilibrio del mismo.

El año también aportó un importante obrar componiendo la música junto a Claudia Santanera para su muestra multimedia “El cerebro de mi padre” en el MUMU, con muy buena recepción en referencia a la crítica.

Ahora bien, en dirección a la tarea de laboratorio, 2018 se presentó con buena cantidad de composiciones que fueron transformándose en un importante proyecto para el año entrante. Ligado esto a la Danza y la composición de música original. El proyecto aúna a destacados artistas de la danza como lo son Natalia Bazán, Walter Camerttoni, Laura Foseca, Mariana Pirra y gente de la plástica y otras disciplinas que representan un aval al igual que un fuerte desafío.

Por último y en otro plano de realización, es el proyecto que en mi caso significa mucho interés por su fuerte perfil experimental, con artistas de las letras como Carlos Surghi y Guillermo Daghero.

Definitivamente reflexiono que el año que pasó floreció con valor, fundamentalmente por la dualidad de un trabajo interno y las fusiones a las cuales este me transfirió a disponerme a un 2019 que se avizora agudo en su desafío.

 

2017

Artista, Compositor Musical formado en la UNC con fuertes inclinaciones por las Artes Visuales. Ha recibido importantes galardones nacionales e internacionales como premios, becas y distintas distinciones relacionadas con su actividad. Se desempeñó como director del Museo Genaro Pérez (CBA) desde el 2014 a marzo de 2017. Ocasionalmente escribe artículos y reseñas para distintas publicaciones. Vive en Córdoba-Argentina.

Sentí de mal modo tenerme que alejar de la dirección del Museo Genaro Pérez en este 2017, de todas maneras esto me permitió avanzar en la concreción de un material discográfico que saldrá a la luz en el año 2018.

En esta oportunidad me inclino por dejar un texto sobre el cuerpo de finales de 2016 sobre el pedido por la Revista Saltos de  Psicoanálisis y Cultura,  y una pieza musical “No Gruñas Perro” que es parte de un Concierto Multimedial del mismo nombre y que posee elementos muy cercanos al Arte Radial.

Cuerpo y Camino es Río 

Nacer, sentir dolor, sentir placer, envejecer, morir. Eventualidad de un cuerpo marcado
por la luz que brilla, vigía y guía de una búsqueda desasosegada. El cuerpo es precultural y prelingüístico, el trazo que dibuja la letra, la letra que describe la historia, la boca del río   por donde se escurre el alma y su condición semiótica. No solamente se indica a este
como un suceso de asimilación; sino de una cualidad de pesquisa de lo evidente en la base de toda trascendencia y significación, puntal de los dispositivos que le dan carácter y sentido.
Así, volviéndome río, me retiro del origen.
¡Ya está!, diría un niño. ¡Terminé!
No soy un niño.
Éxodo involuntario, nuestro cuerpo puebla y nada en la corriente que despoja las vestiduras originarias y en apariencia lo convierte en otro.
Construir a diario lo aledaño, nos permite no inmovilizar el cambio.
Es una leyenda el cuerpo moral, un enigma que inician las escrituras sapienciales e idolatradas. Tanto es así que se bautiza el preciso encargo de alejar al cuerpo de toda esencia impropia e impávida que nos lleve a compararlo, contrastarlo o desentonarlo sin razón alguna.
El río se muestra manso o aguerrido sin dejar de ser río, torrente y sonido.
Pensar como el río no sería ninguna solución.
Mi signo transita la corriente del río, el río bebe de sí mismo,
los peces lo miran todo con ojos bien abiertos, asombrados.
Así será que todo ser circula por la mirada, los conflictos germinan en la ostentación anímica. Entonces, ¿por qué restringir mi nado hacia la boca del río?; no obstante,
la indagación nos enfrenta al problema que el cuerpo ocupa.
Río, torrente y sonido.
Sin fuerzas en la epopeya de nadar, nos embarcamos en la tarea
de encontrar la realidad tras la apariencia.
Luego, Cuerpo y Arte o la conciencia dialéctica de las cosas.
Torrente y Sonido o el espíritu en resonancia, vida en balanceo.
En ocasiones, aproximarse o sofocar es la tendencia, es que hemos alcanzado fingidas reflexiones a raíz de estipular y justipreciar aquellos hechos que ni la primacía ni la originalidad se detallan entre los objetivos de las emociones que sirven de sostén;
y como a las vestiduras, se las lleva el cauce del río que vela y duerme en la afinidad,
en la similitud de los opuestos que hacen posible la vida.
No es correcto abandonar las migajas en el territorio del sacrificio.
Tratemos de encontrar el modo como el grito que nace y muere en el silencio.
A manera de sacrificio nace el deseo que permanece en el cielo, sin embargo
no encuentra el destinatario, los textos callan cual secreto sobre el vacío del cielo.
Se puede desconfiar, entonces, que el deseo pospone la insuficiencia de un destinatario, permanecer en el cielo es su quijotada de retiro en soledad.
Triste éxodo involuntario de un cuerpo que por anhelar ser río
se aleja ahuyentando sus principios.

 

2016

Cuando la evocación malgasta el presente

Ensayo sobre el Prigen – Setiembre de 2013 / Cecilia Salomón / Artista Visual

El viento tiene el hábito de ejercer su funesto recorrido de dar giros y giros en torno a cualquier quietud. En algunos casos ocurre que algo detona estridentemente, ruidosamente. Es entonces donde cabe la remanida expresión de que cada imagen tiene su sonido. Ahí aparece el recuerdo del estudiante de piano que sin ser visto por su guía es reprobado, un grito de alerta a la distancia le indica haber cometido un error en su ejercicio. Podemos decir de esta manera que cada sonido tiene su imagen. De algún modo, lo que detiene es el sonido. A veces real, ilusorio a veces, pero siempre intencional. Es la conciencia quien nos indica sus características y su procedencia. Todo despierta a la vida por nuestra voluntad de dar sentido.

La Naturaleza

Las voces vaporosas de un lápiz que cae en el lloriqueo y el embrujo de una dama que dibuja a modo de quien alisa su cabello. Así se conjugan los significados, y de cada hendidura, orificio y resquicio de aquello que conocemos como línea sensible, salen sonidos; es decir música. Concierto incidental para un día de campo y recordación. La naturaleza.

Ejercicios de reanimación para el paisaje disimulado, recóndito. Reanimación cardiopulmonar para oxigenar el pensamiento inútil y fundamental de aquellos que saben de qué se está hablando. El arte de Cecilia Salomón nos habla del aire libre, de la libertad, traducido en urgencia, exactitud y eficaz virtud. Cuando hablamos de esta artista que expone en una fotogalería y entre sus fotografías exhibe dibujos y fotografías de líquenes maquetados en piezas de cerámica esmaltada, nos revela de alguna forma lo difícil que se le pone la cosa a los curadores, comisarios, administradores de salas, etc., a la hora de trabajar con muchas de las nuevas propuestas que se niegan a ser clasificadas. Y no es que los artistas a los cuales nos referimos lo conciben por demostración de ruptura alguna o en una actitud de rebeldía, sino como el diseño vital de lucidez artística. Valioso croquis de delicada simplicidad presente.

Lo Reflexivo

La simple sofisticación del lápiz reflexivo, la cruda toma de simulación de una naturaleza que no asoma por ningún sitio, sumado al conocimiento de la ocasional y disímil obra de una joven que muestra criterios que informan que el espíritu de su arte se aburre de sus propias búsquedas. Y en el recorrido de “la cama al living”, nos deja un inventario de sutilezas y exquisiteces propias de una sigilosa reflexión de aquello que se quiere decir y cómo. Lo reflexivo.

La HuidaEnsayo sobre el origen se presenta como un aparente trabajo basado en el estudio de las formas y texturas del liquen. Pero esto es sólo una coartada como tantas otras a las que nos tiene acostumbrados la artista para no desplomarse en el fragmento y la ausencia. Justamente es esta la forma que entiende el arte Cecilia Salomón, a fin de una perpetua mutación contraria a todo atasco que represente la vida misma. Sin goce ni misión. Fuera de sensualismo burgués y hablando ya de la obra conocida de esta artista nativa de Bolivia y formada en La Docta argentina, no se encuentra en ella una idea unificada de amenidad, menos aún de un raciocinio posesivo. La huida.

La Abundancia

Hay un profuso silencio en lo que se pone a la vista, de ese silencio que en música se conoce como intervalo de entrada. Entrar al “Concierto incidental para un día de campo y recordación” o “Música para peritos del gesto infecundo”. “Sonata para los encubridores de la abulia y el desgano”. Nada más análogo al desmesurado silencio del mendigo. La abundancia.

Lo Armonioso

El vacío intermedio es el principal sostén de la armonía. Cecilia Salomón se ocupa de armonizar cada hendidura, orificio y resquicio. Y sobre todo no olvida el área encantada e intermedia que mora en todas las formas. Lo que detiene es el sonido. Si nos recostamos todos hacia un mismo lado es probable que pensemos de igual manera. Lo probable es lo incierto, así que deleitémonos con estar de pie y en el lugar que nos ocupa, pues la armonía es imparcial y el sitio que invadamos tiene sus propias cualidades y nos proveerá de nuestra metáfora. Un verso interno y adecuado que socorre y recrear el misterio que alienta. Asimismo el arte de esta mujer nos otorga un hálito grácil que se aplica a nuestros ojos y señala: Si estoy parado entre el cielo y la tierra, somos tres para la armonía depurada en buen gesto. Lo armonioso.                                              RLP

*La Muchacha (2016), música compuesta por Raúl Lafuret Pereyra. Compositor formado en la Escuela de Artes de la UNC. Galardonado con becas, premios y distinciones a nivel internacional y nacional. Acredita un constante y creciente desarrollo artístico y técnico, así como una vasta trayectoria en el ejercicio de sus actividades, evidenciando una expansión sistemática en el campo de los lenguajes artísticos. Actualmente dirige el Museo de Bellas Artes Doctor Genaro Pérez.

Foto: Dolores Esteve.

 

2013

Un año plagado de trabajos interdisciplinarios como pasó en el 2012. Trabajar con reconocidos y prestigiosos artistas como Susana Romano Sued, Alfredo Prior, Guillermo Daghero, entre otros, fue para mí una bocanada de placer.

Labores realizadas para grandes instituciones como la Secretaría de Cultura de la Nación Argentina, el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes de México y para espacios independientes de nuestra ciudad, me halagaron de igual manera al recibir sus encargos.

Tener grabado el 75% de mi tercer trabajo discográfico “Los pliegues de la mentira” (premio otorgado por el Instituto Goethe) es el objetivo principal a terminar para el año próximo.

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