2015
Enero del 2015 nos agarró con la inercia de los últimos dos meses del 2014: una bola de pelos de monos del Ártico atragantada en la garganta y mucho olor a enchilada y taco impregnado a nuestras pieles, fruto de nuestra soñada gira compartida con los gigantes mejicanos Molotov por el interior del país.
El febrero serrano cordobés disfrazó al Aeródromo Santa María de Punilla de tragedia y barro, ¿un Glastonbury hecho a medida? Y nos tocó felizmente ser parte del fenómeno Cosquín Rock por segunda vez.
De allí a esta parte del año nos subimos a la montaña rusa (¿o gusano del Superpark?) y recién hoy la punta de nuestra botita chelsea está haciendo pie casi al final del recorrido: 6 meses y hace dos semanas terminamos de grabar y mezclar nuestro tercer y nuevo disco, embriagados de una expectativa gigante. Estamos masterizando y será el 2016, allí por marzo, quien lo verá nacer.
El 2015 fue la cigüeña que nos trajo también abrir para Muse en el Orfeo Superdomo y fue una revancha y no lo fue, y fue un disfrute y felicidad y volamos por los aires… Fuimos felices tocando para 3 mil personas antes de Muse y felices tocando para 6 almas en algún bar de Güemes… Y transitando nuestra docta y sus lugares: La Taberna, Studio Theater, el Abasto y la Usina…
Nuestra escena en la que todo pasa y nada pasa, en la que somos todo y somos nada… Y es que el circulo siempre se cierra y te escupe al inicio de todo o mejor dicho no se cierra nunca: la verdad está en las canciones y el amor, el amor por tocarlas…
Feliz cierre de 2015 y como nos dijo Tito Fuentes: “Suerte con el pinche Rock”.
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