• Leandro Espina

Leandro Espina

2021

¡Hola! ¿Cómo estás? ¿Estás? Ok, entonces sos sobreviviente de una pandemia (que aún no termina). Para bien o para mal, acá estamos, sin elegirlo.

El año pasado después de publicar mi último EP (“Para Pedro”, agosto 2020) me sentí muy afortunado de haberlo podido grabar unas semanas antes de que se decretara la cuarentena, pero tuve que cancelar la presentación y postergar la edición de un libro para colorear que incluía las letras de los temas.

Un año y pico después me encuentro grabando cuatro temas nuevos, con la idea de publicarlo en marzo del 2022. Intentaré presentar ambos trabajos y editar el libro pero no te prometo nada, porque mucho plan tampoco se puede hacer todavía.

Fueron dos años de mierda. Así y todo, siempre continúa esa búsqueda inacabable de canciones que pululan en el aire y que, si no estamos atentos a sus vibraciones, nos podemos perder de lo bello de conectar con ese instinto creativo que nos sujeta en este mundo inestable.

Nos toca la que nos toca y así vamos surfeando la enorme cantidad de cosas sin freno que se nos presentan con el correr de los segundos, en una vida finita que va encausándose como puede.

El año pasado no pude escribir nada para este anuario. Sentía que no tenía nada para decir y así fue. Hoy no estoy muy alejando de ese sentimiento pero recibí una vez más la convocatoria y nobleza obliga, más siendo los diez años de Redacción, este hermoso sitio donde habita una comunidad de gente maravillosa de la que a veces me siento parte.

¿Qué será del año que viene? ¿Vos también te lo preguntás?

Espero que de alguna manera podamos cortar de raíz la trama enorme de conflictos que vive nuestra querida y maltratada Argentina. Que podamos como sociedad coser las heridas que aún sangran, con memoria, verdad y justicia. Que la cultura, el arte y la educación sean pilares de nuestra sociedad. Que cuidemos al planeta, que es nuestra única casa.

Gracias Redacción 351.

 

 

2018

La vida sin música sería un error. Y sí, imagínate que vas a un bar y no hay música. ¡WTF! Imaginate un taxi sin radio (bueno, quizá no estaría tan mal en algunos lugares)… Pero a grandes rasgos realmente el valor que la sociedad le da a lo cultural es, por lo menos deficitario del valor real que deberíamos darle: música, cine, teatro, danza, poesía, performances de todo tipo, etc.

La cultura es la memoria de los pueblos. ¿Cuándo van a aprender les que gobiernan que sin cultura un pueblo no ríe, no llora, no experimenta con lo mágico del mundo? Leer un libro, escuchar un disco, nos transforma para siempre. Dejamos de ser les mismes en el instante en que emprendemos ese viaje a lo desconocido.

Algunas cosas nos pueden gustar más y otras menos, pero la verdad es que es verdad: sin música la vida sería un error, y sin cultura un infierno. Por eso celebro este nuevo anuario, como así también felicito a todos aquellos espacios donde se le da lugar a la cultura local, cordobesa, argentina.

Hoy, a casi 20 años de emprender un viaje de ida (sin vuelta) debo admitir que la música fue lo que me sostuvo durante todo este tiempito de amarguras, llantos, sonrisas, amores y desencuentros. La música es un sostén sin límites que nos llena de preguntas y a veces, si prestamos mucha atención, nos puede regalar respuestas inesperadas.

Cantar para sanar. Sonar para escuchar(nos). La música es eso que no se toca pero que se siente en el pecho, en la piel de gallina que aparece ante una pieza musical nunca antes escuchada y que, después de mucho tiempo, nos sigue produciendo el mismo efecto. Porque hay piezas musicales únicas. Como aquellas obras inolvidables que a todes (o a casi todes) nos conmueven. Podría detallar una lista larga de canciones sin fin pero hoy aprovecho para decir: No dejes nunca de hacer tu propia música, tu propio arte. Nunca sabés qué pedazo de tema podés hacer. Porque a veces podés trabajar durante meses en una obra pero otras veces puede que salga entera y de una. Es que la inspiración nos tiene que agarrar trabajando en eso que nos apasiona.

Soñar no es fácil pero aún sigue siendo gratis tener el impulso. Lo demás va llegando. ¿Plata? ¿Fama? Bueno, puede que sea el fin de muches, pero lo más hermoso que nos podemos regalar es una experiencia de transformación que nos llene la conciencia de pensamientos positivos, en donde podamos refugiarnos de tanta amargura, de tanta injusticia cotidiana, aplastante, monstruosa de este sistema que te exige ser exitoso. No, no y no. Me niego a creer que el éxito es pegarla en la radio. Alguna vez lo soñé, pero a la distancia de aquel adolescente que no sabía ni hacerse una tarta de choclo hoy puedo afirmar que la música es un soporte del que te sostenés para siempre. No hay vuelta atrás. Cuando te das cuenta que amás algo, no podés dejar de hacerlo. No podés ni aunque te lo imponga la vida misma. Es una fuerza muy grande que nos moviliza a seguir creando un mundo mejor, con más amor y con más conciencia de saber que aquí estamos, siempre viviendo el aquí y ahora.

Siempre es hoy y hoy somos nosotres les protagonistas de la historia. Escribámosla, en forma de cuento o de canción, pero no dejemos de aportar nuestro humilde grano para construir juntes un mundo más vivible, o por lo menos un mundo menos errante.

 

2017

Éste año ha sido una bisagra en mi carrera solista. Después de grabar durante seis años consecutivos más de 35 canciones propias de manera profesional, hoy puedo dar cuenta de que el camino transitado ha dado sus frutos. Y no hablo particularmente de la escena en vivo ni de los medios de comunicación. Hablo de la realización misma del ser artista en estas latitudes, más aún cuando tu arte es importado; aunque apropiado y en español. Porque es difícil querer hacer rock en Córdoba. Todxs sabemos que el ambiente cultural crece de a poco y que es difícil interceptar la atención de aquellxs que culturalmente han sido consumidores de músicas folklóricas y/o de raíz (cuarteto sobre todo).

Grabar tus discos te plasma en el espacio-tiempo (o mejor dicho en la web) de una manera concreta. Más allá de los formatos que cada día se vuelcan al mundo cibernético, así como un pintor te pinta un cuadro y te lo cuelga en la pared, el/la músico/a no debe dejar pasar la oportunidad de plasmar aquello que concibe como una idea; con su forma, su color, su intensidad, sus matices, etc. De esa manera dejás una huella, un camino transitado y el placer de sentirlo es inigualable:

“Palinvierno” (2012)
Disco debut, de casi una hora y con más de 15 músicxs de Córdoba.

“Vida, muerte, vida” (2013)
Disco conceptual grabado caseramente en la casa de mi hermano Juan Pablo Espina, en la ciudad de La Plata y que contiene poesías de Ramiro Galmes.

“Cercano Western” (2014)
LP de 24 minutos de duración.

“Volumen 4” (2015)
Video/ep en vivo con 4 canciones, sin sobre-grabaciones.

“Oriente” (2016)
Ep del dúo de rock Oriente, formado con Carlos Vidal, con 4 canciones grabadas en vivo.

“En un mundo ideal” (2017)
Ep de estudio con 5 canciones.

De más está decir: Gracias a todxs aquellxs que de alguna u otra manera me ayudaron a emprender este recorrido al que lxs invito a escuchar.

Foto: Manuel Bomheker.

 

2016

Este año fue muy especial ya que luego de 4 años de haber grabado mi primer disco «Palinvierno», lo puede editar físicamente gracias al Instituto Nacional de la Música.

Por otro lado, volví a tocar en vivo con un proyecto nuevo: Oriente rock.

Definitivamente a contrapelo de la realidad política actual, este fue un año magnífico.

Brindo por la escena musical y cultural de Córdoba.

Ver más