2017
Los ciclos se cierran, culminan y se vuelven frutos. Frutos deliciosos que nos nutren, frutos con semillas que crecen y hacen un monte, que es la cultura. Lo andamos entre tantos y entre cantos, entre puños y entre llantos, entre marchas y abrazos, entre alegrías, entre las sierras y lo urbano. Entre artistas, periodistas, los que aplauden con sus manos y riegan a este monte, monte de hermanos. Hijos de la tierra y su música y su pálpito.
Brillante es el fruto de este año, luminoso, colorido. Vivir la música con un niño en el vientre y una niña de la mano y un compañero sonriente y una familia apoyando, y un nacimiento y seguir sonando, levantando el mensaje más intenso y fuerte que nunca. Con una realidad cruda que nos avasalla a diario, peleando contra las injusticias, las muertes, la represión, el gobierno tormentoso y macabro. Cantando por Ingrid, por Andrea, por Lis y todas las mujeres, por los niños, por los hombres, por Santiago, por el monte, por la unión, por la vida.
Con amor y mucha fuerza se va cerrando este año… Armando Flores, el público, la lucha, los espacios, los colegas, la familia, los aplausos.
“Sí vale la pena seguir jugando este amor.. ¡Por el camino!”
Foto: Federico del Prado.
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