• Jota Figueroa

Jota Figueroa

2021

Foto: Juan Murúa.

Otro comienzo se siente. Otra página de vida. La trato de llenar con un lápiz viejo, después del remolino de estos años no alcanza para uno nuevo, ni para el sacapuntas.

Así desnudo, es difícil saber si las palabras y las formas para contar van a alcanzar, o si son correctas, o si todavía funcionan. Todo se corrió, se rompió, cambió el espíritu de las cosas, el mío, el de los demás.

Siento al pasado cercano como algo muy lejano, de otro tiempo, de otra percepción del tiempo.

El espejo de la cultura está borroso y revolucionado, no hay forma con la que me pueda identificar y está bien, es lo que es, y es lo que puedo.

Me gusta aunque no sepa, aunque por momentos me dé ansiedad y me devore. Mientras más trato de definirme, más lejos me siento de entender, y menos cosas de las que aferrarme para transitar este momento.

Entonces hago, en el intento desesperado por ocupar el ahora, desde esta nada que tengo, desde esa falsa sensación de validez en el hacer, en producir, hasta que no doy más, hasta que me quiebro.

Y ahí, cuando no queda ni una sola fuerza, ni un poco de esperanza… Suelto.

Suelto la idea de control, suelto la idea de la creación desde mi nombre, suelto el lápiz, abandono la página, abandono el tiempo, la vida y toda lo que tenga forma u olor a comienzo.

Y exhausto, casi dormido, en lo hondo, en el misterio, vuelve a sonar la música del universo.

Y soy.

 

2020

En estos tiempos de tanta reflexión se me vinieron al balero una cantidad increíble de situaciones y cuestiones. Tan existencial fue este año, más allá de lo obvio de existir, tan fuerte e intenso quiero decir, que la música también tuvo su turno y su análisis desde la compleja búsqueda de tratar de darle su lugar a cada cosa que engloba esto de estar acá, de estar vivo.

Comprendí después de zambullirme más veces de las que me acuerdo en mis adentros, que la música, como las religiones, o como cualquier otra disciplina que nos permita acceder en algún punto al contacto directo con el espíritu, nos pide una especie de voto, un acto de fe… Está implícito que «si hacés música, ¿de qué vas a vivir?» o «te vas a cagar de hambre» y las miles que ya sabemos…

Pienso que es una cagada y no quiero romantizar con esto que escribo este hecho tan injusto y tan denigrante, pero hay en mí también una sensación de saber que aunque «nos avisaron», no dudamos en acudir al llamado y que, claramente se desprestigia tanto lo que hacemos porque esconde una llave al conocimiento, a la sensibilidad, al escuchar inevitablemente a les demás, a trabajar en equipo, a remarla en dulce de leche por cosas que parecen imposibles y que a la mayoría, quizás, hasta les suene ilógico y miles de cosas más, y cuando digo miles me quedo realmente corto.

La música es una puerta directa a Dios, como la mayoría de las cosas que la sociedad condena, de alguna manera, y destruye con argumentos basados casi siempre en la productividad voraz, que no hace más que crear esta realidad en la que vivimos, que no creo haga falta que describa.

La música es un fin en sí mismo y es alimento, es hogar y es salud, y no quieren que eso llegue a todes.

Este año dejó en claro más que nunca que uno no elige este camino, el camino te atraviesa y no hay vuelta atrás… Como cuando Don Juan le dice a Carlos en alguna parte de «El conocimiento silencioso», que una vez que uno percibe al espíritu ya no puede volver a ser un hombre común, ése es el premio, ése es el hallazgo, de ser consciente de ser, ése es el fruto de la magia de las pasiones. La vida de pronto nos parte al medio como un potro salvaje al galope y uno, a pelo, se monta en su lomo y sin más nada, se entrega al viaje por las praderas de la vida…

Gracias 2020 por poner las cosas donde van.

 

2018

Se fue el 2018. Un año durísimo y lleno de procesos y cambios. Vino «Madre», segundo disco, y se terminó de grabar «Espíritu libre» que sale en un par de meses, con suerte.

Con todas las cosas duras que pasan uno siente mucho más fuerte la gratitud de poder hacer música. Y si de alguna manera, además, ayudamos a mejorar, embellecer, cuestionar, comprender o al menos aliviar el mundo y a los demás, creo yo que la vida cobra un sentido profundo.

Gracias entonces por otro año más haciendo musica. Gracias a todos los que participan de una u otra manera para que el mundo y la experiencia de estar en él sea amorosa al menos un segundo.

 

2016

Bueno, el 2016…. Qué pedazo de año… En lo personal hubo mucho aprendizaje, cambios, nuevos temas, el comienzo de un disco nuevo, composiciones distintas, acercarme a la viola y al canto.

Como siempre de donde más aprendí fue de mis amigos, que siguen dejando claro por qué en Córdoba hay una escena muy fuerte y nutrida de arte en todas sus aristas, cada vez más profesional y cada vez más auténtica.

La política nos pegó fuerte, al menos en mi caso y el de la mayoría de las personas que conozco. No sólo la del país. El mundo sigue mostrándonos su lado más hostil y cada vez menos humano. Otro motivo para agradecerle a la música, que nos contiene y es lo más parecido que encuentro al espíritu en esta vida.

Creo que cuando uno empieza este camino se imagina muchísimas cosas, como cualquier otro camino, pero a medida que lo andamos vamos descubriendo que el tesoro más grande del sonido y su ejecución, del escribir y los mensajes, es que un día te levantás y te das cuenta de que anduviste por tantos lugares entregando lo poquito o mucho que tenías, que tendríamos que tener diez corazones para que entren todos los amigos que vamos haciendo con esa facilidad que solamente se encuentra en un pecho abierto, en la valentía de los que creen y saltan al vacío.

Gracias musiquita, por el tesoro del espíritu, de los caminos y sobre todo de los amigos.

 

2015

Somos músicos porque no podemos dejar de serlo.

 

2014

¡Hola muchachada! ¡Qué lindo participar de este anuario alevoso!

No sé si sienten lo mismo que yo, pero el 2014 es un año muy importante para Córdoba.

Tantos discos nuevos, músicas y propuestas tan comprometidas y llenas de magia.

¡Que siga la fiesta!

¡Abrazo enorme!

Ver más