• Fede Flores

Fede Flores

2020

El año comenzó tan monótono como los otros cuatro o cinco anteriores. Tan así venía la mano que creo que para el Anuario de 2019 no escribí nada porque no hubiera sido más que un “copiar-pegar” del 2018 o del 2017.

El giro inesperado que ya todos conocemos me agarró con quinientos pesos en el bolsillo y con un panorama a futuro por demás hostil.

El día que nos dijeron que ya no podíamos circular pensaba: “Hay que aguantar un mes, a lo sumo dos, no pasa nada”. Cuánta inocencia…

Llegando al primer mes ya no sabía qué hacer. El silencio del barrio aturdía. El helicóptero metiendo miedo. El auto con altoparlantes replicando un mensaje aterrador. Todo muy apocalíptico. Mad Max.

Un día me escribe Nube, que es una ilustradora muy talentosa que solía concurrir asiduamente a Favela, Barrio Brujo, La Trashumante, los recitales de los Toch y mil lugares más de ese palo donde obviamente nos cruzamos decenas de veces.

Resulta que el mensaje decía algo así como: “¿Por qué no haces un vivo? Están todos por Instagram y eso” y le conté que ver a un dj poner música me parece lo más aburrido del universo. También le dije que sí o sí necesito tener gente en frente para ver sus reacciones y así poder llevarles al lugar más feliz posible. Para mí un dj sin gente bailando simplemente no funciona.

Su respuesta fue gloriosa: “¡Hacelo por Zoom y nos ves bailar!”

Cabe destacar que nadie lo había hecho. La idea era tan simple que no podía fallar.

Investigué muchísimo, fueron días y días y días de prueba y error hasta que logré armar una plataforma que funcionara.

Así nació el Bolichito.

Cientos y cientos de personas bailando desde sus casas. Familias enteras, niños, viejis, personas solitas, gente de muchos países, montones de parientes que hacía años que no veía aparecieron mágicamente.

El primer bolichito me la pasé llorando. El último también.

Y la catarata de mensajes cuando se apagaba la camarita hasta la semana siguiente… Cuánto amor.

Gracias a toda esa gente pude sobrevivir. Muchísimas personas me ayudaron económica, material y emocionalmente.

Por otro lado, esto de tener muchísimo tiempo me ayudó a crecer desde el aprendizaje.

Estudié muchísimo.

Acá es donde entra Max Scenna. Un ingeniero de grabación que juega en primera, pero en primera de verdad. Google te puede ayudar a conocerlo.

Tuve la suerte de ayudarlo con el soporte técnico de unos cursos de mezcla y producción de audio que dio on-line.

De más está decir que nada de eso hubiera sido posible si la humanidad hubiera seguido su camino normal.

Hoy siento que crecí, que salí del estancamiento en el que estaba. Subí un escalón y estoy muy contento con eso. Me siento como a los quince, cuando estaba seguro de que me iba a comer el mundo.

Y la frutilla del postre, este año pasé un montón de meses con el Iván, jugando al LOL, viendo series y haciéndolo lavar los platos. 😛

 

2018

Foto: Camile Rezk.

Arrancó bien. Siguió mas o menos. Terminó bastante choto.

Qué se yo, todo no se puede.

Lo lindo es que puedo decir que tengo un grupo de amigos cercanos que me hacen sentir increíblemente bien y un hijo que no deja de iluminar todo hermosamente.

Brindo porque este año que viene sea mejor y que la gente de una vez aprenda a votar con conciencia de clase.

Salud.

 

2016

Foto: Ernesto Grasso.

Faaa… ¡Qué no pasó este año!

Debo haber tenido unas 150 fechas, grabé para un montón de discos de gente amiga y nuevos conocidos, seguí encontrando gente brillante en esta hermosa ciudad, viajé un poco y todo.

Como siempre, el fracaso de vez en cuando aparece fuerte, pero bueno, ojalá que sirva para aprender.

Arranqué el año tocando en el festival de Jesús María para 27.000 personas (que absolutamente ninguna fue a verme) y salí ileso. Podría haber sido terrible, pero nada que ver. Estuvo genial y el equipo técnico y la gente de la organización tuvieron la mejor onda del mundo.

Ya con eso tenía el año salvado.

Después vino un carnaval increíble en Jujuy con Los Tekis, viajes a Mendoza para hacer cosas con mi amigaso Leo Martínez, y ahora nomás (también con él) cerramos en año en Puerto Madryn, donde vamos a tocar un poco y a ayudar con la producción de un disco de Gody, que era cantante de los Karamelo Santo. Qué tul.

¡Comenzamos a hacer cosas con La Viajerita! Qué ironía, ¡esas dos peques son gigantes!

Ni qué hablar de los recitales con La Pata, los Toch, con Felix Scotto y la recontra jam que se mandó junto a Teves y Barzola, y si de jam hablamos también grabamos en vivo con La Jam de Folklore.

Una vez más me dejaron participar en las dos ediciones anuales de la Peña Trashumante, gente hermosa si las hay. En Casa Babylon bailamos como locos más de una vez y en Favela ya tengo una camita en el depósito.

¡Ah! Y escuchate esta: ¡toqué con las De Boca En Boca en el Teatro del Libertador San Martín!

Más allá del increíble honor de compartir tiempo y espacio con esas cuatro mujeres que hicieron historia, fue hermosa la chance de reencontrarnos con Vivi. Nos debíamos eso.

Si me quejo que me peguen.

 

2015

Y este año otra vez sorprendió.

Arranqué con un festejo de cumple en Favela que me hizo sentir el tipo más feliz de todos (nunca lo había festejado, al menos de esa manera, públicamente digamos). Un par de días después, carnaval en Tilcara por segunda vez. Inolvidable.

Di un par de vueltas muy bonitas por Mendoza, de la mano de mi hermano postizo, el Leíto. Como siempre, me brindaron todo.

Hubo una situación muy fuerte que cerró un ciclo importantísimo y me movió hasta el último rincón del alma: Karamelo Santo hizo su último show. No creo que alguna vez pueda terminar de agradecerles a los pibes por tanto.

También tuve un segundo Luna Park, esta vez con los amigazos de Los Tekis.

Fue un año de muchos momentos muy intensos a muchos niveles. ¡Mi negro empezó la secundaria!

Y así lo voy terminando. Con una primavera llena de amor, matando fantasmas y esas cosas; tratando de acomodar las cargas y con muchas ganas de que el año que entra sea igual o mejor.

Hablando de “mejor”: ¡me compré una bici!

 

2014

Y se fue otro más…

Comencé volviendo a Córdoba, cosa que me hizo muy bien. De a poco me fui reencontrando con mucha gente que quiero, y como si eso fuera poco, tuve la oportunidad de conocer a personas increíbles, de esas que te llenan el alma y el corazón.

Sin casi darme cuenta, toqué en el Festival de Jesús María, en el Festival de Folklore de Cosquín y conocí Tilcara en carnaval. ¡Increíble! Todo eso gracias a Los Tekis, una de las lindas amistades forjadas este año. Su equipo de trabajo es una hermosa familia que me supo cuidar todo el tiempo.

Vi nacer a Favela; vi crecer al Enano (de Huerta) y su equipo; vi como semana a semana brillaba más y más. Eso también me hizo bien.

Casa Babylon me abrió las puertas una y mil veces más, atendiendo a los delirios más insólitos… Desde tocar cosas inescuchables hasta dejarme grabar un disco ahí mismo, en su pista, entre un lunes y un miércoles. Si eso no es aguante… Sólo puedo agradecerle infinitamente a Hurón.

¡Ah¡ Y no sabés… ¡Iván egresó! Sí. Mi hijo terminó la primaria. Fuerte che…

Me tocó vivir momentos de mucha intensidad a todo nivel. A los responsables, gracias.

Y viste como es eso, de la cosa vertiginosa no siempre se sale ileso. Pero bueno, dicen que uno aprende.

Y así, con el corazón trizado y el bolsillo vacío, comenzaré el 2015, sin siquiera un plan, pero con muchas ganas de que lo que tenga que pasar pase.

Así que bueno, espero que este nuevo año nos crucemos muchas, pero muchísimas veces.

Universo, gracias.

 

2013

El 2013 fue un año Muy intenso. Conocí gente hermosa e interesante, tuve la suerte de ir a muchas provincias de Argentina, a México y a varios países de Europa.

El 2014 perfila bien… Ya veremos.

¡Abrazos!

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