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Dante Ascaíno

2019

La página en blanco delante de mí me devuelve la misma incertidumbre de cada año al tratar de responder a la generosa invitación a participar de este anuario cordobés. Y la misma pregunta: ¿Y vos, qué tenés para decir? La respuesta no varía demasiado: «No mucho», por no decir directamente «nada».

Como saben quienes me conocen y podrán deducir quienes hayan leído mis participaciones de años anteriores, me resulta incomodísimo hablar de mí. Comentar sobre lo que hice o haré me parece también cuanto menos redundante o un énfasis publicitario inútil. Sinceramente espero que mis proyectos (musicales, fotográficos, o lo que sea) hablen por sí mismos.

Finalmente, no puedo sentirme más identificado con las palabras de ese entrañable cronopio creado por Ítalo Calvino que es el Sr. Palomar, que dice: «En una época y en un país en que todos se despepitan por proclamar opiniones o juicios, el Sr, Palomar ha adquirido la costumbre de morderse la lengua tres veces antes de hacer cualquier afirmación. Si al tercer mordisco aún sigue convencido de lo que iba a decir, lo dice; si no, se calla. En realidad, pasa semanas y meses enteros en silencio.»

Así las cosas, no encuentro otra alternativa que aprovechar este espacio para hacer un breve elogio de ese otro papel en blanco que es el silencio. Porque todavía tengo más preguntas que respuestas. Más para escuchar y aprender que para decir. Más para observar y reflexionar que para opinar.

Y hablando de cronopios y de la importancia del silencio, me permito finalmente transcribir este breve texto/instructivo escrito hace algunos años inspirado inocultablemente en alguna de las desopilantes instrucciones de mi querido y admirado Julio Cortázar.

Se llama “Instrucciones para sacar una guitarra de su estuche”:

Detenga todos los motores. Escuche el silencio, póngalo a todo volumen. Tómese unos segundos, o minutos si es necesario. Si no logra escuchar nada, o si -por el contrario- el silencio lo aturde, abandone de inmediato, vuelva otro día.

Si aún está allí, si ha logrado vislumbrar la infinita belleza de ese lienzo en blanco que es el silencio, sepa que está a punto de clavarle un puñal. Asegúrese que el sacrificio valga la pena.

No se desanime. No espere encontrar música en el instrumento, como quien encuentra agua en un pozo. En el mejor de los casos, el instrumento será el balde, usted deberá proveer la soga, el pozo y el agua.

Ahora abra el estuche y observe el contenido con atención. Si la sensación se parece a la de contemplar la luna en una noche de verano, o la de mirar el cuerpo desnudo de la mujer amada, no espere más. Extienda los brazos y tómela.

Hasta la próxima.

 

 

2017

A las 8 de la mañana del 1 de enero, aquí en las sierras chicas, el cielo sigue totalmente encapotado, negro y lluvioso, igual que ayer, igual que el año pasado. El 2017 se fue anoche. El 2018 es como un bebé recién nacido y los nacimientos, se supone, nos predisponen a la esperanza. No soy una persona naturalmente pesimista, pero la experiencia me sugiere más bien enfáticamente que, al menos en lo social y político, este 2018 será aún peor que su predecesor. Si uno ve a una manzana a mitad de camino entre el árbol y el piso, puede “predecir” con bastante rigor científico y elemental lógica newtoniana que esa fruta está cayendo y va terminar rodando y deteniéndose a poca distancia de ese árbol. Y si bien es cierto que los movimientos sociales y políticos no suelen ser tan predecibles, la historia tiende a repetirse; en lo bueno cuando uno -como sociedad- le presta atención y aprende de ella, y en lo malo cuando hacemos lo contrario.

Y hablando de historia, hoy no puedo dejar de recordar que este año nos trae el centenario de la Reforma Universitaria, y me pregunto con qué cara podremos mirar los cordobeses de hoy (los del 70% y el 30% restante también) a esos héroes tan cercanos en lo geográfico y a la vez tan lejanos en lo ideológico. ¿Qué pensaría/escribiría Deodoro Roca sobre nosotros hoy?

Por supuesto cada uno tendrá una respuesta para eso. Pero me pregunto también qué podemos hacer, desde nuestro modesto lugar, quienes compartimos este espacio virtual, este anuario de músicos cordobeses. Y la mejor respuesta que al menos yo puedo encontrar me viene desde el fondo de la memoria de manos de mi querido y admirado Joseph Campbell, quien decía frecuentemente: “follow your bliss”, frase endemoniadamente difícil de traducir en toda su dimensión, pero que sería más o menos “sigue a lo que te conmueva”.

En este mismo sentido, y un poco más cerca de nosotros, una de las canciones más lindas que escuché en 2017 es “Marzo” (letra de Fernando Basanta Finn) del grupo DuraTierra. La estrofa final me emociona cada vez que la escucho, y nos recomienda, tal vez con la misma desesperanza de la que hablaba al comienzo, que “hay que poner la cara al sol y sonreír/ y armarse alguna choza en un lugar feliz/ y resistir… y resistir…”

Yo no veo otra.

Un agradecimiento a quienes nos contagian su compromiso, dedicación, amor y locura, sin lo cual no podríamos enfrentar nuestra tarea ni un año más, ni un día más.

Un abrazo a todo@s l@s colegas.

 

2016

Dada la relevancia y la absoluta falta de difusión de esta noticia entre nosotros (al menos hasta ahora), me propongo compartirla aquí. Lamento y me disculpo por no poder hacer público en este medio las fuentes de esta información (a la que he accedido en estos días gracias a algunos viejos amigos radicados en Boston). De haber algún interesado en conocerlas, supongo podré hacerlo por privado si me consultan a mi dirección de mail (dascaino@gmail.com). Ahí va este texto, que traduzco del inglés tal cual llega a mis manos:

En el año 2006, hace exactamente 10 años, un grupo de científicos del prestigioso M.I.T. (Instituto de Tecnología de Massachusetts) se reunió para dar el primer paso de un ambicioso proyecto cuyos resultados y conclusiones pueden tener consecuencias aún imprevisibles, particularmente en el ámbito de la composición musical.

Combinando complejos logaritmos con el conjunto de las más poderosas y veloces computadoras disponibles en el planeta, el proyecto proponía el registro y análisis matemático de todas las melodías compuestas en la historia de la música hasta el año 2001.

Si bien la vastedad y ambición de semejante proposición puede parecer a priori inverosímil, la tecnología disponible en nuestra era ha hecho que esta sea una meta viable. Nuevos métodos de “escaneo” (scanning) de partituras, digitalización y software de análisis de audio más el trabajo en equipo de varios “teams” de científicos distribuidos en las principales universidades de los EEUU, Europa, China, Rusia y Japón entre los países más relevantes; han hecho posible esta ambiciosa investigación que comienzan a revelar recién ahora los primeros resultados.

Entre las conclusiones más sorprendentes, se destacan las siguientes:

-Sólo quedan en el planeta 3 melodías originales por componer. Todas las demás posibles combinaciones de notas ya han sido utilizadas (en algunos casos más de una vez, o muchas veces) por uno o varios compositores.

-Esas tres posibilidades se reducen a solo una si se considera exclusivamente el uso del sistema temperado de 12 notas, es decir, la escala en la que está basada el 90% de la música occidental.

-Las tres melodías en cuestión ya han sido generadas por las computadoras (como simples combinaciones de notas musicales) y guardadas celosamente por los directores del estudio. Estas tres combinaciones no serán dadas a conocer al público. Se analiza la posibilidad de que estos registros sean destruidos para evitar filtraciones.

Los compositores norteamericanos (han sido ellos los primeros en conocer los resultados de esta investigación), reaccionaron en un primer momento con escepticismo, manifestando su desconfianza a través de las principales asociaciones profesionales. Finalmente todos han tenido que rendirse ante las pruebas científicas irrefutables que dan cuenta de estas conclusiones. Es posible que aún no logren sobreponerse al shock de semejante revelación.

Solo el tiempo pondrá en evidencia las consecuencias que esto tendrá en la evolución de la música. Por el momento, sólo queda a los compositores -profesionales o aficionados- el misterio de tres posibilidades que podría ser develado en las próximas semanas, o en los próximos siglos.

 

2015

Este año elijo compartir esta breve traducción propia de un texto tremendo de una de las personas que más me han ayudado a reflexionar y en algunos casos a entender algo sobre estas cuestiones filosóficas que, confieso, me apasionan. Sepan disculpar, pero hablar de mí me resulta verdaderamente tedioso. No le será difícil al interesado (de haber alguno) encontrarme en las redes o -con algo de suerte- en alguna disquería. Un abrazo y feliz año.

Ahí va el texto:

“En la actualidad hay una fuerte tendencia a tratar el arte como un fenómeno significante y no como una experiencia placentera, una gratificación de los sentidos. Esto se debe probablemente  al libre uso de la disonancia y de la llamada “fealdad” por parte de nuestros principales artistas en todos los campos –en literatura, música y en las artes plásticas. Puede ser también en alguna medida por causa de la notable indiferencia de las masas no educadas en relación a los valores artísticos. En épocas pasadas, estas masas no tenían acceso a las grandes obras de arte; la música, la pintura e inclusive los libros eran un placer de los ricos; y podía asumirse que los pobres y vulgares disfrutarían del arte si pudieran tenerlo. Pero ahora, ya que todos pueden leer, visitar museos, y escuchar las grandes obras musicales por lo menos en la radio, el juicio de las masas sobre estas cosas se ha transformado en una realidad, y ha quedado más que claro que el gran arte no es un placer sensorial directo. Si lo fuese, cautivaría –como las tortas o los cócteles- tanto el gusto inculto como al cultivado.”

Langer, Susanne K. Philosophy in a New Key, A Study in the Symbolism of Reason, Rite and Art. Chapter VII  “On Significance of Music”, Página. 205. Harvard University Press, 1942.

 

2014

Se termina ya el 2014 y me deja, en lo musical particularmente, un sabor dulce y un sentimiento de agradecimiento al destino por regalarme tanta belleza.

Un año de buscar otros destinos y encontrar nuevos horizontes. Un año lleno de tango en particular, desde que retomáramos con toda la fuerza el proyecto del quinteto con Damián Torres, que se había insinuado débilmente en un par de conciertos hace dos años.

En este poquito tiempo, hemos tocado mucho y nos hemos divertido más todavía. El proyecto ganó el premio de estímulo a la edición discográfica que otorga el Fondo Nacional de las Artes en el rubro Tango.

Hemos sido invitados a tocar en el Festival de tango de Buenos Aires y en el de Medellín, Colombia.

Acabamos de grabar el primer disco del quinteto: “Abriendo cancha”, que estará listo a comienzos del 2015.

Y quedan muchos proyectos y planes para el futuro.

Pero eso se los cuento el año que viene, cuando se hayan hecho realidad.

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