• Daniela Mercado

Daniela Mercado

2021

Foto: Natalia Amaya.

Vino una amiga cordobesa que vive en Madrid, después de tres años, pandemia mediante. Llegó y se enfermó de covid. Cuando salió, me enfermé yo… No nos pudimos ver. Me dijo que este enero estaba torcido…

Me encantó, enero torcido, listo, un tema que estoy componiendo necesitaba nombre, ahí fue, enero torcido.

Y se va transitando este enero, con desgano, cansancio, mala onda, días buenos, productivos, otros para el olvido.

¿Qué me pasó en el 2021? Un aluvión de cosas me pasó. Tuve una cosecha enorme, incluso recogí cosas que ni había soñado me pudieran tocar o llegar…

Mi música sigue naciendo, sigue llegando, sigue bajando.

El año pasado tuve el enorme honor y desafío de que me pidieran obras mías y arreglos míos dos cuerpos artísticos, la Banda Sinfónica de la Provincia de Córdoba y la Orquesta Sinfónica de la UNC. Nunca pensé, ni me considero con los estudios necesarios para semejante labor, pero si algo aprendí es que hay que decir que si ante estas situaciones. Y así lo hice. Aproveché para estudiar, probar, investigar y sobre todo, animarme. Fueron experiencias bellas, enriquecedoras por las cuales estaré siempre agradecida.

2021 siguió siendo un año también de generar redes, de entablar uniones y alianzas, que espero se verán realizadas en este 2022.

Lancé los primeros volúmenes de mis Relatos Cinematográficos, con unos invitados de lujo total, de amor total, de entrega total.

Gané un subsidio del querido Instituto Nacional de la Música, para grabar mi disco nuevo «Mujer piano» el cual estoy preproduciendo ahora y que en febrero entro a grabar.

No toqué casi nada en vivo.

Fue un año de arreglos, composición, trabajo interno.

Ordené y escribí bien mi música. Va a ser prontamente editada por la hermosa editorial Epsa, este es un paso largamente anhelado, profesionalizar y ordenar mi música, hacer las cosas más prolijas. Cuesta… Mucho desorden mental, mucha prisa siempre, muchas ganas de ir hacia adelante.

Y este enero de 2022 me encuentra así, haciendo lo que se puede. No mirando más allá que el acá ahicito. Aprendizaje de la pandemia, ahicito nomás…

Todo es cambiable, nada es fijo, bueno, eso no es verdad, hay algo re fijo, el amor por la música y por la familia…

Este 2022 empezó con este enero torcido, pero le tengo fe igual.

 

2020

2021 No te tengo miedo.

Lista de cosas que pensé seriamente en emprender/aprender/hacer en la cuarentena:

-Aprender a tejer (los ovillos ahora sirven de juguete para mi gata).

-Hacer yoga todos los días (sólo mantengo algunos saludos al sol por día).

-Bajar de peso (lo opuesto pasó, lo opuesto pasó).

-Leer muuuuchos libros (Muchas series vi).

-Cocinar mucho y variado…

-Tener la casa limpia y ordenada como nunca (jajajajajajaja).

Lista de cosas que no sabía que iba a hacer pero sí hice en la cuarentena:

-Varios streamings, aprendiendo de a poquito, equipándome de a poquito…

-Compartir conciertos online con gente que está lejos geográficamente pero cerca en las ideas. ¡Gente admirada y anhelada!

-Hacer videos a distancia, empezar con mi serie de temas relacionados con los Patios, serie en proceso y que me dio la oportunidad de conectar y co-crear con músicos y artistas muy queridos.

-¡Estudiar con Diego Schissi! Hace años le pregunté si daba clases virtuales y me dijo que no… Este año, gracias al covid 19, dos cursos me hice con él… Y seguiremos contando.

-Empezar a proyectar mi segundo disco, el que empiezo en días a grabar.

-Animarme a soñar y generar en grande, las distancias físicas dejaron de ser un impedimento.

-Empezar a escribir canciones con letra.

-Ser maestra de primer grado para mi hija (esas cosas que una tiene la fortuna de hacer… Hermosa experiencia compartida con la bella Olivia, recuerdo atesorado para siempre, fortuna de vida la mía).

-Aprender a grabar mi piano de manera decente.

-Caminar y caminar por este Valle de Paravachasca.

-Enojarme, llorar, rabiar, gritar a grito pelado… Lavarme la cara y seguir adelante.

 

2018

El año que pasó fue sin duda un año de crisis profunda, en todos los sentidos, económico, cultural, social… Y lamentablemente seguimos inmersos en ella, eso hace que una se replantee muchas cosas, todo el tiempo, y llegue a la conclusión y a la necesidad de que hoy más que nunca hay que seguir apostando a lo que uno ama, eso es lo único que nos salva del espanto.

A sacarse las ganas mientras se pueda, no se sabe cuándo la tormenta llega y hay que abandonar el barco en el que nos mecemos suavemente para tener que enfrentar aguas turbulentas, así que a tocar, a crear, a disfrutar. Ésa fue mi premisa para el 2018 y un gran «a animarse».

Porque por distintos motivos, los músicos con los que compartía proyectos este año, casi que no pudimos seguir haciéndolo. Entonces me dediqué a tocar más sola. Fue una experiencia muy satisfactoria y de crecimiento.

Tuve el enorme placer de presentar los dos discos en los que participé en el 2017, primero el precioso “Tango de Autor” de Chapeau Tango Dúo, con mi queridísima y admirada amiga y compañera de música Valeria Martin. Por otro lado el disco «Legados» de Jorgelina Piana, donde pude meter arreglos y piano en este hermoso homenaje al gran Sebastián Piana.

Con mi compañero de vida, el guitarrista Jorge Stevenot, empezamos a apostar al ciclo “Veladas Musicales en Villa Roma”, ciclo en el que una vez al mes comparto escenario con colegas, en el que la idea es generar el espacio, el encuentro y el objetivo principal, sacarse las ganas de hacer música…

En diciembre tuve la enorme alegría de recibir la noticia que resulté ganadora de un subsidio regional del INAMU para grabar mi primer disco solista y seguida de esa gran noticia, tuve otra aún más linda, mi hija de cinco años Olivia, al enterarse de esto me dijo que ella también quería grabar conmigo, así que este 2019 nos encuentra ensayando, arreglando, estudiando…

Así es que este recuento del 2018 tiene sabores agridulces, cierre de lugares emblemáticos, mucha miseria, pérdidas de fuentes de trabajo… Y por el otro, la suerte de poder seguir dedicándome a la música a pleno.

 Espero que esta fortuna nos siga acompañando y sino seguiremos resistiendo.

¡Salud!

 

2017

El otro día hablando con una compañera de varios proyectos, me dice: “Pero pasó sólo un año…” Y yo le dije “¡Pero pasaron muchas cosas!”

Para mí ese sería el resumen de este 2017 que pasó, un año en el que se condensaron como varios años juntos, muchos sueños y deseos anhelados que fueron tomando forma y transformándose en realidad palpable.

La cosa esta que tienen las redes… Por medio de ellas conocí a Jorgelina Piana, nieta política del gran Sebastián Piana. Nos hicimos amigas, aunque virtualmente, y finalmente fui convocada para participar como arregladora y pianista junto a mi querida “La Yiranta” de su disco “Legados”, homenaje al gran Sebastián… ¡Un sueño que ni se me hubiera ocurrido soñar! Y meternos así en la aventura de grabar desde Córdoba, que nuestros instrumentos cruzaran el gran charco y ahora ella sigue grabando las voces en un pueblito de Galicia.

Seguir creciendo con “La Yiranta”, componiendo, arreglando, ensayando, seguir creciendo juntos en este proyecto que siempre nos gusta definir más como un laboratorio que una banda.

Sumar a mi vida musical el formar parte de “Chapeau Tango Dúo” con mi querida y admirada compañera de “La Yiranta” también, Valeria Martín, y tener la suerte de entrar en este proyecto y ahora haber cerrado este año que acaba de pasar con la grabación de nuestro primer disco.

Se van sumando estos sueños realizados como porotitos de un cartón de lotería o como fideos engarzados en un piolín.

Y sobre todo, tener la inmensa fortuna de tener una familia de fierro apoyando, alentando y ayudando a la concreción de todo lo que implica ser música, trabajadora, mamá, esposa.

Esto recién empieza, porque eso es lo más maravilloso del arte: que no se termina. Cada puerta que se abre, abre otra más con su propio impulso y aunque los tiempos se muestren hostiles, seguiremos levantándonos cada mañana a cumplir nuestra tarea en el lugar que nos toque.

1, 2 , 3 y 4…

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