• Damián Waitman

Damián Waitman

2015

La docencia musical, una invención.

Este año tuve la posibilidad de trabajar en la Escuela  Especial “Robert y Rosine Lefort”,  que se desempeña en la atención pedagógica y terapéutica de niños y jóvenes con autismo, psicosis y trastorno generalizado del desarrollo.

Me parece imposible no compartir esta experiencia como la más importante de mi año musical ya que me convocó a pensar en la posición del docente de música.

La institución donde desarrollé la actividad docente marcó el camino: abordar el trabajo pedagógico desde la invención propia de cada alumno.

Cada sujeto tiene una manera particular de vincularse con el otro y con el contenido pedagógico que la currícula propone. El respeto por esta singularidad es la señal en donde la posición docente se de-construye. Lo planteo como una de-construcción ya que de alguna manera el compromiso con el saber musical toma un rumbo distinto.

La música es una trama simbólica en donde cada sujeto, músico o no, se involucra desde su propia historia. En este sentido el compromiso con el otro desde la pedagogía musical puede ser una herramienta fundamental para la construcción de la subjetividad.

La música deja marcas de identidad en nuestras vidas y esas marcas determinan la forma en la que la transmitimos. El desafío del docente de música parte de la necesidad de inventarse una manera propia de transmitir la producción musical, reconociendo esas marcas.

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