Gonzalo Puig

Gonzalo Puig

2021

2021 fue un año rarazo. Lo termino aislado y es la síntesis de cómo me sentí este año en lo laboral.

Entre la pandemia y los «funcionarios que no funcionan», 2021 fue un año durísimo donde nos hartamos de los zooms y los shows por streaming y nos pasamos de rosca con las juntadas y los shows en vivo.

Cada disco, cada acción nueva, cada show de artistas de Córdoba fueron un bálsamo para el alma y motivo de orgullo. Porque siempre fue todo a pulmón pero esta vuelta fue todo más difícil.

En fin va mi saludo a todos los creativos artistas, productores y difusores de esta tierra omicronosa.

Me voy a permitir ser pesimista, así después me sorprendo positivamente. 2022 pinta para ser otra porquería. Así que brindemos con fuerza, no nos queda otra.

 

2020

Dentro de lo mierda que fue el 2020 rescato algunas cosas que me parece han sido importantes. En principio nunca se dejó de hacer música, se le buscó una vuelta de rosca al teatro y se utilizó muchísimo la creatividad.

Algunos espacios, como el Auditorio de Radio Nacional siguieron abiertos, aunque sea de forma virtual, para seguir acercando a artistas y público. Y salieron muchas, muchas canciones. Vi muy buenos shows en la comodidad de mi casa y sin gente amontonada a mi alrededor (sí, estoy viejo ya).

Entre home office, zoom y todo eso, pasé hermoso tiempo con mi niño que crece en medio de una pandemia global.

Sólo resta esperar que el 2021 sea mejor. Es imposible que sea peor, ¿o no?

 

2019

Querido Anuario de Redacción 351. Este fue un año movidito para mí. Fui padre de Valentín y eso me cambió la vida. Todo revuelto en casa, patas para arriba, bellamente, siempre con música sonando.

Termino el 2019 esperanzado porque finaliza un gobierno que nos ha pegado duro.

También termino viendo con preocupación cierto estancamiento de la escena cordobesa pero escuchando grandes discos que han salido en el país como el de Negramarta, Rudy, Lucy Patané, Conociendo a Rusia, Wos, Paula Maffia, sólo por nombrar algunos.

Esperemos que a partir del 2020 vuelva a salir el sol.

Saludos y viva Redacción 351.

 

2018

Duro el 2018. Un año que pasó como una topadora arriba de todos. Un año en el cual envejecí como cinco años.

Primero será recordado como el año que nos golpeó culturalmente con los cierres de la Alameda y Cocina de Culturas, entre otros golpes a la cultura popular cordobesa.

Segundo será el año en el que me sentí muy viejo intentando jugar al Fortnite y queriendo entender que era Skere.

Hay que reconocerle las cosas buenas al 2018. Hubo lindas canciones, libros, discos y grandes confirmaciones. La cultura sigue resistiendo a pesar de todo.

También este será recordado como el año en el cual la ola verde nos tapó a todos. Agradezco eso. Es mucho lo que he aprendido y es mucho lo que me he sentido incómodo conmigo mismo. Por eso agradezco a las compañeras.

2018 fue un año duro, repito. Ojala el año que viene me toque escribir en este mismo anuario con los ojos brillantes de felicidad. Por ahora sólo puedo encontrar un manto protector en las canciones, libros, pelis y las compañeras luchadoras. Por esas cosas digo: salud.

Por todo lo otro… que el 2018 se vaya a la mierda. No vuelvas más 2018.

 

2017

La música, sin dudas, ha sido uno de los oasis para este año tan desértico, arenoso e infernal. Saber que en las nuevas canciones y los encuentros tenemos un lugar donde refugiarnos.

Córdoba sigue siendo uno de los puntos calientes de la música actual, aunque se la vea un poco estancada, lo cual es algo normal en estos procesos, y solo hace falta algo que agite cierta modorra y algo de comodidad.

Este año me han gustado como nuevos productores se han animado a apostar para darle grandes espectáculos a la gente. Babylon y Paraguay son la perla del Abasto cordobés, Cocina sigue siendo Cocina y por suerte no cerró 990. A eso hay que sumarle Pétalos y su nueva programación de bandas en formato acústico. La Fiesta Sabor y el genial festival La Nueva Generación han sido puntos fueres este año.

En un año que termina mal, muy mal, por suerte tenemos música.

Este año vi mucho teatro, como hacía mucho no veía… Debo decir que por suerte tenemos, también, al poderoso teatro independiente de Córdoba.

 

2016

El 2016 fue una garompa. Lisa y llanamente. Se fueron Bowie, Cohen, Prince y Lemmy, por ejemplo, pero entre tanta oscuridad hubo luces, pequeñas grietas –porque sí, señora, la grieta existe-, que valen la pena atesorar.

Poder ver a Paul, Aerosmith y Black Sabbath para los cordobeses fue realmente algo importante. Me voy a detener en McCartney: ¡Dios mío! Fin del espacio publicitario.

También fue el año de grandes discos locales y el afianzamiento de bandas locales. Todavía me tiembla la pera cada vez que escucho “Abrapampa” de Los Cocaleros. Los de Valdés y Pamela Rudy fueron discos debuts hermosos. La confirmación de Francisca y Los Exploradores también es algo para destacar, como el nuevo disco de Los Tomates: “La luz buena”, junto con el último disco de The Tristes o el esperado nuevo disco de Sullivan.

A eso hay que sumarle que Los Caligaris siguen conquistando radios y escenarios, y que el premio Gardel se llenó de cordobeses.

Celebro el libro “Esto es una escena” de Juan Manuel Pairone, que se animó a hacer escribir y a ponerle palabras a la efervescente escena local. Hacen falta letras.

En el año en que tu plata vale… pizzas, celebro a los que siguen creando, poniendo el hombro y tocando. Porque los músicos no tienen guita en paraísos fiscales, el impuesto a las ganancias no los toca y no tienen primos contratistas de la obra pública nacional, pero siguen haciendo la banda de sonido de esta época.

¿Vendrá el tiempo de las letras jugadas ahora? Esa te la debo.

En fin, brindemos lo mismo, porque por suerte el 2016 se va y por lo que haremos desde ahora mismo.

Gonzalo Puig. Periodista de Radio Nacional Córdoba – Cofundador de Otra Canción y Cultura Caníbal.