Fwala-lo Marin

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2016

Flores en el desierto

Dijeron que el 2016 sería un año inolvidable. Un año de alegría, de crecimiento, de cambio. Finalmente no nos mintieron: sí, cambio sí hubo. Como todos, los teatreros nos encontramos con obstáculos nuevos, especialmente en el terreno de los costos y los números, del precio de las entradas y la cantidad de espectadores que concurrieron a la sala. Me corrijo: obstáculos que más que nuevos sólo fueron más crudos. Sin embargo, la producción del teatro independiente no deja de sorprender con su capacidad de adaptación a las circunstancias y su afán de búsqueda, que tuvo una ocasión más para ponerse a prueba.

La variedad y la cantidad de obras que se presentaron fue una floración continua de creatividad, trabajo y poesía. Dicen que las flores del desierto son las más hermosas. Este año tuvimos oportunidad de comprobarlo.

Ver las obras que participaron de la Fiesta Provincial, el Festival de estrenos o cualquiera de las otras instancias de consagración que hay en Córdoba, es un lujo y con ese plan alcanza para empacharse. Aun así, queda un universo inmenso de obras maravillosas para deleitar, obras rebeldes, óperas primas, pequeños tesoros que se desvanecerán luego de pocas funciones. Son pimpollos serranos que se abren con la luz colorida de las lámparas, en salas que se alejan de las avenidas y de las esquinas obligadas de la ciudad. Lamentablemente, dar con la cartelera del teatro independiente está más en sintonía con una búsqueda del tesoro que con la era de la información al alcance de la mano.

Mi humilde recomendación es cargar en el bolso, la billetera o la RedBus una buena cuota de curiosidad: no sólo para dar con las obras y su ubicación espacio-temporal, sino también para animarse a la experiencia de ver obras sin avales y recomendaciones. Buscar las salas y amigarse virtualmente con ellas es un modo de conocer su programación; y una excelente puerta de entrada al universo del Teatro Independiente de Córdoba.